La tensión geopolítica, la caída del consumo de vino y el cambio climático arrinconan al campo riojano

El peso del sector primario en el PIB, del 4,75%, es el doble que la media nacional. Unas 6.000 familias viven directamente de esta actividad

Perales en plena etapa de recogida en La Rioja. DOP PERAS DE RINCÓN DE SOTO

Roberto Salinas tiene un ojo puesto en el campo y el otro más allá del Atlántico. Este viticultor de Briñas asegura que el sector –sumido en una crisis que ya alcanza cinco años, generada por un exceso de oferta y una demanda en declive– no soportaría una nueva ronda de aranceles por parte de la principal economía del mundo, como ha planteado Donald Trump, próximo inquilino de la Casa Blanca.

Parece reciente la disputa comercial entre Airbus y Boeing que, en octubre de 2019, llevó a Estados Unidos a imponer tasas adicionales del 10% a productos de la industria aeronáutica europea y del 25% a ciertos bienes agroalimentarios como el aceite de oliva, el queso, las aceitunas y el vino. “Nos ha pasado de todo en estos años”, afirma Salinas. En su recuento de sucesos infaustos figuran el Brexit, la pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania. “Ha sido un cúmulo de factores negativos, y no hemos logrado levantar cabeza”, agrega.

Los productores se quejan del alza de costes, la ‘uberización’ de la vid y la falta de relevo generacional

El campo en esta comunidad autónoma atraviesa una de sus peores épocas. Las diversas crisis –desde la sanitaria hasta las geopolíticas– han encarecido los precios, frenando la demanda, mientras que los costes de producción no alcanzan a cubrirse, señala Óscar Salazar, presidente de la Unión de Agricultores y Ganaderos (UAGR-COAG) de La Rioja. A esto, abunda Salazar, se suma la falta de relevo generacional. “La edad media de los agricultores en La Rioja es de 59,9 años”, precisa. Además, la llegada de fondos de inversión, que compran grandes extensiones de tierra a golpe de talonario, ha desplazado a los pequeños productores. “Estamos viviendo la uberización del sector; al menos, eso es lo que ocurre con los viñedos”, avisa.

Desánimo

Salinas, el agricultor de Briñas, empezó con 18 años a labrar la tierra. Hoy tiene 58 y en estos últimos años ha visto cómo el sector se ha deteriorado. “Hay muchas personas que lo están dejando porque no es rentable”, se lamenta. Él mismo había introducido a su hijo en el negocio que tiene con 32 hectáreas de viñas. “Pero claro, como está la cosa tan mal, a veces me dice ‘yo me voy, me voy a trabajar a otro sitio’. Está muy desanimado, como muchos jóvenes”, cuenta. El campo es una pata fundamental en la economía local. “En La Rioja, el peso de la agricultura y la ganadería en el PIB es del doble de la media nacional”, destaca Salazar.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el sector primario en La Rioja representa un 4,75% como porcentaje del PIB, mientras que a nivel nacional dicha cifra es del 2,34% (según los últimos datos de 2022). “En la región habrá unas 6.000 familias que viven directamente de la agricultura y del campo”, estima Néstor Alcolea, secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) de La Rioja.

La región es líder en champiñón para conservas, con 225 plantaciones y 63.000 toneladas al año

“En la mayoría de los pueblos, no hay otra actividad o, si la hay, es residual”, indica. Además de ser una zona reconocida por sus vides, el campo riojano cuenta con cereales, perales y es el líder nacional en la industria de transformación de champiñón de conserva, con 225 explotaciones que producen alrededor de 69.300 toneladas al año. Hay cinco denominaciones protegidas: Aceite de La Rioja, Peras de Rincón de Soto, Queso Camerano, Nuez de Pedroso y Alubia de Anguiano.

Esta actividad, la del del champiñón, que emplea directamente a unas 2.556 personas, aporta el 1,8% del empleo total en la región. Pero, sin lugar a dudas, la uva es el producto estrella. El cultivo de viñedos está presente en dos de cada tres municipios riojanos, según la Interprofesional del Vino de España. La zona cuenta con dos denominaciones de origen protegidas (DOP): la calificada (DOCa) Rioja y la DOP Cava. Pero en los últimos años ha hecho frente a una caída continua en el volumen de comercialización, sobre todo del vino tinto, lo que la ha llevado a acumular existencias a niveles históricos. “Esta situación ha generado un exceso de inventario que impacta en el precio del vino a granel y, en consecuencia, en el valor de la uva”, detalla Igor Fonseca, secretario general de Asociación Riojana de Agricultores y Ganaderos (Arag-Asaja).

Actualmente, el sector presenta un índice de existencias (en vino almacenado) de 3,7 cosechas en las bodegas, una cifra muy por encima del equilibrio ideal de mercado, que se encuentra entre 2,85 y 3,15, refiere Fonseca. Este desajuste hace que los precios en origen, tanto del vino como de la uva, se devalúen. A ello se une que este año la cosecha ha llegado a unos 270 millones de kilos, su menor nivel desde que el consejo regulador de la denominación de origen tiene datos, lo cual pone en riesgo la viabilidad de muchos negocios en la región.

El problema de la uva

Exportaciones. Desde 2015, la venta exterior de vino riojano se ha reducido en un 10%, según el Observatorio Regional de BBVA Research. Esto es consistente con la menor producción. El vino enfrenta problemas estructurales de demanda: consumidor envejecido, los jóvenes se decantan por otros productos. Competencia creciente, tanto de otras denominaciones de origen como de otros países.
Precios. Desde 2015 hasta abril de 2024, el precio del vino producido en La Rioja ha subido un 19%. Para el conjunto de España, el alza es del 25%. Desde 2003, los precios a salida de fábrica de bebidas en La Rioja se han incrementado en un 31% frente al 55% de media en el conjunto de España.

Costes de producción. En la cosecha 2023, los gastos de producción de uva se incrementaron un 14%, y este aumento se traslada al coste de producción del vino de la denominación de origen controlada, pero el precio percibido por el agricultor se ha elevado solo en un 1,9%, según el servicio de análisis de BBVA.

Propuestas. En este contexto, los agricultores piden que se cumpla la Ley de la Cadena Alimentaria (busca asegurar que los precios de venta cubran al menos los costes de producción, protegiendo a los pequeños productores en la cadena agroalimentaria). Algunos han propuesto el arranque de viñas (se hizo en Burdeos), como una medida para reducir el exceso de producción y equilibrar la oferta con la demanda, estabilizando así los precios de la uva y del vino.

Fallo. La semana pasada El Tribunal de Justicia del País Vasco confirmó que “no se justifica que Viñedos de Álava tenga una existencia distinta a la de los vinos de la Rioja Alavesa, ya que podría inducir al error al consumidor sobre la identidad del vino”.

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