Las tres principales causas de la infertilidad: la edad tardía, la contaminación y los tóxicos
La polución puede reducir un 38% el éxito de una fecundación ‘in vitro’, según la revista ‘Human Reproduction’. Los disruptores endocrinos, en plásticos o conservantes, también influyen
Helena Fernández tenía 32 cuando intentó tener hijos por primera vez. Pero tras un embarazo que no llegó a término, los médicos le dijeron que tenía las trompas obstruidas. A su pareja le detectaron poca movilidad espermática. Durante los siguientes cuatro años la vida se convirtió para ellos en un sinfín de pruebas y decepciones. “Cada mes que ves que no te quedas embarazada, te despides de un sueño. La carga emocional es terrible”, confiesa. Tras someterse a varios tratamientos, incluidos dos procedimientos ICSI –que consiste en introducir el espermatozoide directamente en el óvulo mediante una microinyección– y perder un segundo embarazo, decidieron hacer un nuevo intento. “Sería el último”, recuerda. “Estaba destrozada”.
Al final, lo consiguieron. Pero “la historia no siempre termina con un hijo en casa”, se lamenta Fernández, quien hoy en día funge como presidenta de la asociación de pacientes de la Red Nacional de Infértiles (RNI), donde ha visto miles de casos como el suyo. “La infertilidad es un problema serio en España”, advierte, y esgrime datos de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) para probar su punto: entre el 15% y el 20% de las parejas en el país tiene problemas para tener hijos. Además, en torno al 10% de los nacimientos se producen con la ayuda de algún tipo de reproducción asistida.
Pero ¿qué hay detrás de estas cifras?¿Cuáles son las causas? “La edad es, con diferencia, el principal factor”, afirma el presidente de la SEF, Juan José Espinós. Sobre todo, la materna. De acuerdo con datos de la organización, entre 1975 y 2022 la edad promedio de las mujeres para tener el primer hijo pasó de los 25,2 años a los 32,6. “España está en el primer lugar de los países con un porcentaje mayor de mujeres que tienen su primer hijo después de los 35 años, con un 37%”, incide Vanessa Vergara, directora médica de la clínica IVI en Iberia, Latinoamérica y República Checa.
La presidenta de la RNI puntualiza, no obstante, que hay que evitar culpabilizar a las mujeres. “A veces nos dicen: ‘Es tu problema, no puedes porque no has querido. Ahora no te quejes’. Y no es así”, opina Fernández. Por el contrario, señala que “hay mucho trabajo de prevención por hacer” para atajar las razones que provocan esta postergación, como la precarización laboral, las dificultades para conciliar trabajo y vida privada, las desigualdades de género en el cuidado de los niños, la falta de apoyo público y el desconocimiento generalizado sobre el impacto real que la edad tiene en la fertilidad.
Otros factores
Los especialistas coinciden en que es importante prestar atención además a otros factores como la obesidad, el tabaco, la mala alimentación, el desequilibro en el microbioma intestinal, el estrés, las enfermedades de transmisión sexual o la polución. De hecho, un estudio realizado en Australia y publicado recientemente en la revista Human Reproduction mostró que la contaminación del aire puede reducir el éxito de la fecundación in vitro hasta en un 38%.
En los últimos años ha aumentado a su vez la preocupación en torno a los disruptores endocrinos. “Estas sustancias simulan o afectan la función del sistema hormonal o sistema endocrino, lo que hace que puedan interferir con el proceso reproductivo”, explica el director médico de la unidad reproductiva del Centro Gutenberg, Claudio Álvarez. El gran problema, indica, es que están en todas partes: desde pesticidas, conservantes, envases plásticos, electrodomésticos, antiadherentes de cocina, hasta cosméticos o productos de higiene personal.
Cada vez hay más estudios que relacionan compuestos como el bisfenol A y los ftalatos con problemas como la endometriosis o los ovarios poliquísticos en las mujeres, y con la pérdida de calidad de la esperma en los hombres. “También se está viendo cómo la exposición del feto masculino a estas sustancias puede afectar su fertilidad en el futuro”, asevera la directora médica de Fertilab Barcelona, Federica Moffa.
Sin embargo, el consenso por el momento es que es muy difícil cuantificar el impacto real de estos compuestos en cada persona. Por eso, los médicos señalan que es clave abordar la infertilidad de manera integral, como una enfermedad con múltiples causas y con graves implicaciones sociales. Esta postura llevó a varias organizaciones –incluidas la SEF, la RNI y la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO)– a presentar en el Senado en marzo de este año un documento con los principales retos que tiene el país por delante alrededor de la salud reproductiva y a solicitar la elaboración urgente de un plan nacional. Después de todo, recuerda la presidenta de la RNI, “España tiene el segundo índice de natalidad más bajo de Europa, solo por detrás de Malta. Está en riesgo la sostenibilidad del propio sistema”.
Un destino internacional de referencia
Nacionalidad. En 2021 se hicieron 165.000 tratamientos de reproducción asistida en España. De estos, 22.000 se realizaron a pacientes extranjeros. Así lo indica el último registro de la SEF. “El 40% fueron franceses, el 20% italianos, un 20% ingleses, el 6% alemanes, y el resto, de otras partes del mundo”, apunta Claudio Álvarez, director médico de la unidad de reproducción del Centro Gutenberg.
Volumen de negocio. En el país operan 308 centros privados, más del 65% concentrados en Cataluña, Andalucía, Madrid y Valencia, según el Observatorio Sectorial DBK de Informa. En conjunto, facturaron 630 millones de euros en 2023, un 5% más que el año anterior. Esa cifra asciende a los 830 millones al incluir hospitales públicos (11,7%) y clínicas privadas (11,5%).
Liderazgo europeo. “España es líder en reproducción asistida en Europa, y el quinto en el mundo”, apunta Juan José Espino, presidente de la SEF. Los tres factores que la han convertido “en el destino preferido son la innovación, la legislación favorable y los buenos resultados clínicos con los mejores estándares”, resalta Vanessa Vergara, directora médica de la clínica IVI en Iberia. “En Francia, por ejemplo, no está permitida la donación de ovocitos y en Reino Unido, la anónima”, señala Álvarez, quien añade que uno de los principales motivos por el que las parejas vienen al país es la donación de gametos.
Precio. “La vitrificación de óvulos cuesta entre 2.100 y 4.000 euros, medicación aparte”, revela la directora médica de Fertilab Barcelona, Federica Moffa. Una inseminación conyugal con baja probabilidad de éxito desde 600 y por los programas de garantía de embarazo y parto, con derecho a devolución del importe destinado si no se llega al resultado de niño nacido, entre 15.000 y 20.000. La fecundación in vitro ronda los 5.000.
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