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El enfoque social reivindica su espacio en la inversión sostenible

Retos como la desigualdad económica, el envejecimiento de la población o la mejora de las condiciones de trabajo se convierten en oportunidades para los inversores

Klaus Vedfelt (Getty Images)

El bum de la inversión sostenible ha conseguido no quedarse en una moda para pasar a formar parte del día a día de todo tipo de gestoras, cada vez más concienciadas de los beneficios sociales, pero también económicos, de incluir criterios extrafinancieros en las estrategias de selección de activos.

Sin embargo, mientras que los fondos enfocados en la sostenibilidad medioambiental han surgido en todas las esquinas, quizás se estén quedando rezagados los productos que hacen hincapié en la S de los llamados criterios ASG, es decir, ambientales, sociales y de gobernanza (ESG en sus siglas en inglés).

“Esto tiene sentido si pensamos en que el desarrollo normativo en la Unión Europea está mucho más avanzado en materia medioambiental y que existen objetivos claros de reducción de emisiones e implantación de energías renovables, los cuales, de hecho, acaban de actualizarse en la directiva sobre energías renovables, adoptada el pasado 9 de octubre por el Consejo de la Unión Europea”, resalta Alejandro Castañeda Hernández, responsable de formación y estudios de Spainsif.

A esto Thede Rust, responsable de deuda de mercados emergentes en Nordea AM, añade que “la decisión de la UE de dar carpetazo a su taxonomía social ha creado un impulso de desaceleración en relación con las inversiones sociales. Además, las inversiones sociales son, al igual que la biodiversidad, a menudo una cuestión local y, por lo tanto, es más difícil invertir en ellas a gran escala”.

“Los aspectos sociales de la inversión ASG son también más difíciles de abordar que los factores medioambientales, porque requieren una comprensión de los matices y diferencias y, por lo tanto, una norma común y acordada para la medición y la evaluación comparativa puede ser mucho más difícil de lograr”, admite Eoin Murray, responsable de inversiones en Federated Hermes Limited, que cree que no obstante los inversores hacen cada vez más hincapié en los informes de impacto y en la necesidad de transparencia en todos los ámbitos de la inversión ASG, “por lo que la brecha se está cerrando”.

Por su parte, Rocío Jaureguízar, especialista en la materia en Pictet AM, recuerda que “la inversión teniendo en cuenta criterios ASG existe desde hace más de 20 años, sobre todo por gobernanza. Incluso la de impacto empezó en los años 70, fundamentalmente dirigido a proyectos sociales, como construcción de hospitales y escuelas o reforestación, con el objetivo simultáneo de generar rentabilidad financiera, sobre todo en mercados privados”.

Los expertos de Santander AM también han apreciado un notable incremento del interés de los inversores por estas temáticas desde el Covid-19. “La experiencia de la pandemia, añadida a la creciente desigualdad social, agravada por la elevada inflación y la crisis energética, junto con el envejecimiento de la población y otras temáticas, crea un universo de inversión interesante para hacer frente a esas necesidades y resolver esos retos de manera rentable”, defienden.

Belén Ríos, directora de ventas institucionales y mayoristas para Iberia en J. Safra Sarasin Sustainable AM, distingue dos grandes tendencias sobre lo social: satisfacer las necesidades básicas, “como soluciones de saneamiento, acceso a la atención sanitaria, a la energía y a la nutrición”, y empoderar a las personas, que “incluye educación, formación, finanzas sostenibles así como infraestructura y servicios sociales”.

En Pictet AM recuerdan que la inversión de impacto empezó en los años 70

Cuando se trata de integrar cuestiones financieramente relevantes en las inversiones, “la gobernanza corporativa siempre es importante”, asegura Masja Zandbergen, directora de integración de sostenibilidad de Robeco, quien también recalca que las cuestiones sociales son muy diferentes según la industria: capital humano y privacidad de datos para las empresas de tecnología, salud y seguridad y relaciones con la comunidad/licencia para operar para las empresas industriales, mineras y energéticas, etc., “pero si las sumamos todas, las cuestiones sociales son al menos tan importantes como las cuestiones ambientales”.

En cualquier caso, si realmente queremos resolver los problemas medioambientales y sociales que nos ocupan “tenemos que invertir en empresas y proyectos que, en primera instancia, no generan daño y que además promueven un impacto social y medioambiental positivo demostrable en la economía real”, opina Hadewych Kuiper, director general de Triodos IM, y “esto requiere un enfoque de inversión diferente, que incorpore el trinomio impacto-riesgo-rentabilidad en lugar del binomio riesgo-rentabilidad y donde la exclusión basada en los riesgos ESG no sea más que un factor higiénico”.

Principales tendencias

Yasmine de Bray, gestora de carteras de CPR AM, centro experto en inversión temática del grupo Amundi, hace hincapié en que la longevidad global y el cambio demográfico plantean importantes retos sanitarios y sociales, tal y como ha destacado recientemente el FMI en su artículo El envejecimiento es la verdadera bomba demográfica, en el que se destacaba que “para hacer frente a todos estos retos serán necesarios cambios significativos en los comportamientos de estilo de vida, inversiones públicas y privadas, reformas institucionales y políticas, e innovación y adopción tecnológicas”. En su opinión, “hay varios ángulos sociales en los retos a los que nos enfrentamos hoy en día. No creemos que una tendencia social sea más interesante que otra, todas son clave y deben progresar con la misma prioridad”.

Matthew Welch, especialista en inversión responsable de DPAM, afirma que “la pandemia fue un punto de inflexión para la S, sobre todo porque muchas compañías tuvieron que adaptarse a las necesidades y las condiciones de sus trabajadores”. Otro factor importante es, en su opinión, la presión del regulador a través de normativas, y luego están también las geopolíticas. Así, por ejemplo, “EE UU está prohibiendo importaciones de productos de ciertas regiones de China por cuestiones de derechos humanos”, añade. Para Welch, todas estas presiones hacen que la consideración de la S ya no sea solo una cuestión de marcar una casilla.

Por su parte, Anne Laure Tremblay, directora de sostenibilidad de Mutuactivos, afirma que “uno de los temas que estamos siguiendo con interés está relacionado con los esfuerzos de las compañías para mejorar los derechos humanos y las condiciones de trabajo en sus cadenas de aprovisionamiento. Estamos viendo iniciativas para erradicar el trabajo infantil o forzado en proveedores de las compañías, por ejemplo”.

Ideas en el radar

Inteligencia artificial. Una de las mayores tendencias que está observando Eoin Murray, responsable de inversiones en Federated Hermes Limited, es la explosión de la IA y las oportunidades que existen para que esta ayude a abordar cuestiones sociales como la salud y el hambre, la educación, la seguridad y la justicia, así como la igualdad y la inclusión, “pero también hay serias dudas sobre cómo deben gestionar las empresas los riesgos sociales asociados”.

Capital humano. Un estudio de Schroders en colaboración con la Universidad de Oxford y el California Public Employees’ Retirement System ha confirmado que el capital humano es un claro impulsor de la productividad y la rentabilidad de las empresas, y que las compañías con marcos de gestión duraderos generan mayor rentabilidad y valor para los inversores.  

Bonos. Según Bram Bos, director general responsable global de bonos verdes, sociales y de impacto de Goldman Sachs AM, los bonos sociales se han usado para financiar proyectos con beneficios sociales, como la protección del empleo durante la pandemia y el apoyo a los refugiados ucranianos. 


El medio ambiente sigue centrando las carteras

Para Fernando Fernández-Bravo, jefe de distribución activa de Invesco para Iberia, es lógico que hasta ahora los criterios ESG se hayan centrado en la E (environment) del medio ambiente, “ya que el cambio climático es probablemente el mayor reto al que se enfrenta la humanidad en las próximas décadas”, destaca, convencido de que “la inversión solo es un reflejo de lo que sucede en el mundo, donde Gobiernos y organizaciones de todo el mundo han centrado sus esfuerzos en luchar por el medio ambiente”.

Efectivamente, desde Arcano Partners advierten de que el calentamiento global y la pérdida de biodiversidad son dos de los desafíos más apremiantes que enfrentamos hoy en día. “Los inversores no solo están expuestos a los riesgos físicos asociados al cambio climático, sino también a los riesgos de transición que surgen de la acción política y el aumento de la regulación”.

Marco Lenfers, gestor de carteras de clientes de Vontobel, admite que hay una tendencia clara hacia los objetivos medioambientales, pero asegura que los inversores también buscan tener un impacto en todo el espectro de la sostenibilidad.

De hecho, según “nuestra reciente encuesta mundial sobre inversiones de impacto entre inversores institucionales y profesionales en Europa, Estados Unidos y Asia, casi 6 de cada 10 (exactamente el 58%) quieren que sus inversiones de impacto se dirijan a objetivos de igualdad de oportunidades y diversidad”.

En Arcano consideran la acción política y el aumento de la regulación de transición como riesgos añadidos

“Lo más significativo en los últimos años ha sido la madurez que está alcanzando el mercado, yendo mucho más allá de la ISR o ESG con la inversión de impacto, la importancia de aspectos tales como la intencionalidad o la materialidad de las actividades, y aspirando a incorporar criterios de medición de objetivos extrafinancieros no solo con el mero fin de reporte, sino de ayudar a las empresas a que maximicen su impacto positivo”, resalta Ana Guzmán, directora de inversiones y de impacto de Portocolom AV, que cree que “para que una sociedad pueda ocuparse de otros problemas, primero ha de tener resueltos los esenciales, que son básicamente los relacionados con la persona”.

Por su parte, Nina Petrini, responsable de ETF y fondos índice para Iberia y Latam en UBS AM, comenta que “dentro del espacio ESG hemos visto cómo el tema climático se ha vuelto predominante. Dentro de esta tendencia, hemos observado que los clientes exigen un enfoque adicional en las soluciones climáticas, ya sea dentro de los fondos ESG existentes o como fondos temáticos climáticos”.

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