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¿Puede Europa soportar su creciente demanda de procesamiento de datos?

El progresivo uso de la IA y el almacenamiento de datos en la nube han creado una demanda energética sin precedentes en la Unión Europea, que podría llegar a absorber el 3,2% del suministro eléctrico de la región para 2030

Luis Alberto Peralta
An operator performs work at the Google data center in The Dalles, Oregon
Una operaria realiza el diagnóstico de una CPU sobrecalentada en el centro de datos de Google

El bum del almacenamiento de información en línea y de la inteligencia artificial está poniendo a prueba los recursos europeos. Los expertos y analistas advierten de que la infraestructura energética del Viejo Continente no está dando abasto para cubrir el crecimiento de la infraestructura para el procesamiento de datos, un sector que será crucial en las próximas décadas y que actualmente lideran empresas de Estados Unidos. En concreto, esta industria ya absorbe alrededor del 2,6% de la energía europea y que para 2030 podría superar el 3,2% (sin contar la energía que consumen las redes de telecomunicaciones).

“Europa ya es en este momento una región clave para el sector del big data y la inteligencia artificial. Las inversiones multimillonarias en nuevos cables submarinos y grandes centros de datos no dejan de aumentar, y en ese sentido España se ha convertido en un país clave, por su ubicación geográfica, su infraestructura de comunicaciones y por los precios de la energía. El problema es que, en todo este proceso, son las grandes plataformas tecnológicas las que de nuevo están tomando la delantera”, afirma Ignacio Martín Llorente, director ejecutivo de OpenNebula Systems, a CincoDías.

En esta línea, los expertos consideran que el sector seguirá expandiéndose y que su consumo seguirá aumentando. Un informe reciente de la firma CBRE señala que el mercado europeo de centros de datos creció casi un 20% interanual en el primer trimestre de 2024. “Hubo un desarrollo significativo en los cuatro principales mercados FLAP [Fráncfort, Londres, Ámsterdam y París], con París a la cabeza con más del 40% de crecimiento interanual”, aseguran desde la firma. “París superó recientemente a Ámsterdam y Dublín en términos de crecimiento. Se espera que este año se convierta en el tercer mercado más grande de Europa en cuanto a oferta total, después de Fráncfort y Londres”, apuntan desde CBRE.

Así, gigantes como Meta, Google, Amazon y Microsoft ya están invirtiendo miles de millones de euros en crear esta infraestructura en Europa. En España, por ejemplo, Microsoft anunció una inversión de por lo menos 6.000 millones para que la región de Aragón (en particular Zaragoza) albergue tres centros de datos.

“Este crecimiento, sin embargo, supone un riesgo para consolidar la llamada ‘autonomía estratégica”. Por este motivo, Bruselas y los países comunitarios también han decidido potenciar a las empresas europeas del sector. “La Comisión Europea y varios Estados miembros han respondido con el llamado IPCEI-CIS, una inversión histórica de 1.200 millones de Euros de fondos Next Generation EU, complementada con 1.600 millones de euros de financiación privada, para que desde la industria tecnológica europea garanticemos la existencia de una alternativa a las grandes plataformas de nube pública”, explica Llorente.

El ejecutivo añade que en este “esfuerzo colectivo” europeo por plantar cara al dominio estadounidense se encuentran Telefónica, Arsys, Mondragón y OpenNebula Systems en España, junto con cerca de 100 empresas europeas de otros 11 países, entre ellas, iconos como Telecom Italia, SAP, Amadeus, Orange, Siemens, Fincantieri o Deutsche Telekom. Cabe destacar que los expertos calculan que, actualmente, alrededor del 70% de los datos europeos están almacenados en el extranjero, principalmente en Estados Unidos.

En este contexto, los expertos consultados coinciden que el viejo continente es terreno fértil para la proliferación de estas tecnologías, cuya demanda seguirá incrementándose y elevando la presión sobre sus recursos del bloque. “Más allá de las empresas tecnológicas. El entorno de Europa, rico en datos, su papel como potencia manufacturera y la diversidad de sus industrias hacen que esté muy bien posicionada para aprovechar el potencial de la IA. En Europa, la innovación no se limita a las empresas tecnológicas; se trata de que las industrias tradicionales adopten la innovación y la integren en su ADN. No se limitan a encontrar aplicaciones para la IA, sino que la integran, se hacen más inteligentes y más eficientes”, Anis Lahlou, gestor de cartera y CIO de Renta Variable Europea Aperture Investors.

Problema energético

El mencionado crecimiento ha convertido este sector en uno de los principales consumidores energéticos de la región. La información más reciente de la Comisión Europea revela que los centros de datos de la UE utilizaron aproximadamente entre 45 y 65 TWh de electricidad en 2022 (entre el 1,8% y el 2,6% del uso total de electricidad en la región), mientras que las redes de telecomunicaciones emplearon entre 25 y 30 TWh (entre el 1% y el 1,2% del total). En detalle, los cuatro Estados miembros más grandes (Alemania, Francia, Italia y España) representaron alrededor del 60% del uso total de energía de infraestructura digital en la región. Asimismo, estas instalaciones representan más del 5% del uso nacional de electricidad en cuatro países, cada uno con importantes mercados de centros de datos: Irlanda (19%), Países Bajos (6%), Luxemburgo (5,5%) y Dinamarca (5%).

La Comisión Europea anticipa que el consumo energético de los centros de datos se duplicará o incluso triplicará el consumo de 2018 para 2030. “Muchos comentaristas consideran que estas cifras son inferiores a lo que sucederá en la realidad, dado el fuerte crecimiento de servicios y tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, el streaming, los juegos en la nube, blockchain, el aprendizaje automático y la realidad virtual”, expresa un documento oficial.

“El actual crecimiento de los centros de datos ya está teniendo un impacto negativo en las redes. Esto ha llevado a algunos operadores de centros de datos a suspender las nuevas incorporaciones. En Irlanda, donde los centros de datos consumen ya el 19% de la electricidad generada en el país, no se podrán conectar nuevos centros a la red eléctrica hasta 2028. Los Países Bajos han restringido la construcción de nuevos centros a dos ubicaciones”, advierten los analistas de Schroders.

Llorente enfatiza que el consumo de las aplicaciones móviles y el avance de la inteligencia artificial están potenciando la demanda de procesamiento de datos y, en consecuencia, el consumo energético del sector. “Los sistemas de IA generativa podrían estar ya utilizando alrededor de 33 veces más energía para completar una tarea en comparación con el soft­ware diseñado de forma específica para esa tarea. Entrenar un modelo como GPT-4 se estima que ha necesitado 65.300 MWh de electricidad, el equivalente al consumo anual de energía de 20.000 hogares españoles”, afirma el director de OpenNebula Systems.

En una línea similar, Deepshika Singh, responsable de Stewardship de Crédit Mutuel Asset Management resalta que a lo largo de toda la cadena de valor de la inteligencia artificial generativa (GenAI en inglés) existen diversos impactos medioambientales negativos que deben tenerse en cuenta. “La competencia por construir infraestructuras de centros de datos también ha suscitado dudas sobre la capacidad de las redes energéticas nacionales para hacer frente al aumento previsto de la demanda de electricidad vinculada a la IA, y sobre si hay suficiente generación de energías renovables en esos mercados para alimentar la tecnología. Los residuos electrónicos y la necesidad de minerales y metales raros para la infraestructura y la producción de aplicaciones GenAI son otros riesgos potenciales que debemos tener en cuenta”, responde Singh a CincoDías, para después añadir que estos factores solo se seguirán incrementando.

“A medida que los centros de datos compiten por recursos limitados, podría existir el riesgo de que los reguladores deban intervenir para proteger a los hogares y otros usuarios de energía, especialmente si las próximas aplicaciones de IA no aportan los beneficios deseados. En algunos países, los centros de datos involucrados en la criptominería han sido prohibidos debido a su dudosa utilidad en relación con su enorme impacto en la demanda de energía”, aseguran los analistas de Julius Baer.

Alternativas

Bruselas ya está buscando posibles formas de enfrentar este problema. Fuentes oficiales señalan que la nueva directiva sobre informes de sostenibilidad corporativa requiere que las grandes organizaciones, incluidas las empresas de tecnología, informen sobre indicadores de sostenibilidad, así como sobre emisiones de energía y carbono. Asimismo, la Directiva refundida de Eficiencia Energética (EED) ha introducido requisitos de informes de energía y sostenibilidad para los centros de datos con sede en la Unión Europea.

“Esto requerirá que los centros de datos con una capacidad instalada superior a 500 kW informen sobre el consumo total de energía, incluida la proporción derivada de energías renovables: uso del agua y aprovechamiento del calor residual. La Comisión Europea evaluará estos datos para determinar si se justifican medidas adicionales, como estándares mínimos de rendimiento para los centros de datos”, manifiestan en un comunicado oficial.

Por su parte, Llorente considera urgente una reducción en el consumo energético de las grandes infraestructuras de nube pública. En este sentido, asegura que la tendencia es ir hacia un modelo de nube descentralizada, el llamado edge computing, en donde los datos que producimos en nuestros móviles y en otros dispositivos se procesen lo más cerca posible de los usuarios.

“Nos hemos acostumbrado a un trasiego de datos absurdo que también implica un coste energético considerable, en un modelo en el que para enviar un mensaje instantáneo a nuestra comunidad de vecinos los datos deben viajar cientos de kilómetros para ser procesados en un centro de datos a la otra punta del continente. Diferentes estudios muestran que una arquitectura completamente distribuida consume entre un 14% y un 25% menos de energía que una arquitectura de nube centralizada como la que las grandes plataformas han impuesto en Europa y en el resto del mundo”, asegura el experto.

Según documentos oficiales, la Unión Europea se ha fijado dos objetivos principales para la transformación digital de las empresas de aquí a 2030: más del 90% de las pymes deberían alcanzar al menos un nivel básico de intensidad digital, y el 75% de las empresas de la UE deberían utilizar servicios de computación en la nube y realizar análisis de big data o utilizar inteligencia artificial.


La utilización de los servicios de datos  en las empresas europeas

Las compañías europeas están utilizando cada vez más servicios vinculados a los centros de datos para consolidar sus estrategias digitales y son planes de innovación. Según las cifras más recientes de Eurostat, en 2023, el 45% de las empresas de la UE compraron servicios de computación en la nube.

“Es más probable que las grandes empresas opten por soluciones en la nube en comparación con las pymes. En 2023, el 78% de las grandes empresas compraron servicios en la nube, mientras que en las pymes el porcentaje fue del 44%. De las empresas que utilizan la computación en la nube, la mayoría (83%) dependía de la nube para alojar sus sistemas de correo electrónico, el 68% la usaba para almacenar archivos y el 66% para soft­ware de oficina, como el procesador de textos y las hojas de cálcu­lo”, según un informe de la entidad de estadística europea. Asimismo, desde Eurostat detallan que la adopción de la nube varía significativamente entre los países de la UE, con los porcentajes más altos en Finlandia (78%), Suecia (72%) y Dinamarca (70%).
En cuanto a la inteligencia artificial, las cifras muestran que el 8% de las empresas de la Unión Europea emplean tecnologías de este tipo. En esta línea, al igual que ocurre con la computación en la nube, su uso fue más común en las grandes empresas (30%) que en las pequeñas (7%).

La agencia europea de estadística destaca que el uso de tecnologías de IA fue mayor en Dinamarca y Finlandia (ambos con un 15%), seguidos de Luxemburgo y Bélgica (ambos con un 14%). Por el contrario, fue más bajo en Rumanía (2%), Bulgaria, Polonia, Hungría y Grecia (todos ellos con 4%).

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