Los bonos catalanes y estatales, impasibles ante la condonación de la deuda de la Generalitat
La casi nula variación de la deuda catalana en el mercado se debe, según los expertos, a que los inversores ya descontaban el paraguas del Estado como escudo protector de la autonomía
Las expectativas de que el anuncio de la condonación de la deuda catalana alterara los mercados de deuda ha caído en saco roto. Los bonos catalanes y del Estado apenas sufren variación y siguen el patrón de los días previos, lo que sugiere que su comportamiento no responde a la actual situación política sino al propio contexto internacional en un momento en el que parece que las subidas de tipos han llegado a su fin.
Los bonos estatales que deben pagarse a 10 años tienen a día de hoy una rentabilidad del 3,7%, ligeramente inferior a la registrada en octubre, cuando se marcaba un 4%. Algo similar ocurre con los autonómicos. La mayor emisión colocada -asciende a 1.120 millones de euros-, con fecha de vencimiento de 2035, tiene una rentabilidad del 4,7%, casi idéntica al 5% del mes pasado, cuando llegó a rozar máximos de 2017. Esta pequeña variación significa que su precio ha aumentado un 2,7%, poniendo fin a unas semanas de caídas en las que se habían alcanzado mínimos no vistos desde 2019, coincidiendo con la sentencia del procés.
Los bonos que vencen en 2034 se mantienen en el precio promedio, que ronda los 100 euros. Su rendimiento también se mantiene intacto respecto al mes previo, con un 4,7%. El que más cambios registra es el bono que vence en 2024, cuyo monto no supera los 22 millones. Su rentabilidad ha caído levemente respecto al mes previo, pasando del 4,3% al 4,2%. En paralelo, se revaloriza un 4,2%, una décima menos que en octubre, cuando alcanzó un máximo.
La casi nula variación de la deuda catalana en el mercado se debe, según los expertos, a que los inversores ya descontaban el paraguas del Estado como escudo protector de la autonomía. En conclusión, hay poco que penalizar o cualquier repunte brusco. En cuanto a la deuda soberana, todo apunta a que más allá de las negociaciones políticas para la conformación de Gobierno, está pendiente de la reformulación de las reglas fiscales europeas en suspensión desde el estallido de la pandemia. Las negociaciones para su actualización continúan encalladas, pero todo apunta a que a partir de 2024 se empezarán a activar de manera gradual. A día de hoy los inversores están pasando por alto este punto y prefieren quedarse con las buenas noticias como la buena marcha de la economía o las reducción de los objetivos de financiación.
El Tesoro anunció una reducción de la emisión de deuda pública prevista para 2023. Al igual que lo efectuado el año pasado, el organismo recortó en 5.000 millones el volumen de emisión neta prevista para el conjunto del ejercicio. Es decir, tras este ajuste la emisión neta alcanzará los 65.000 millones, un 7,2% menos que en 2022, un año marcado por el fin de los tipos cero. En lo que va de 2023 se ha completado el 85% del programa de financiación previsto para el año.
La medida se mantiene en línea con el compromiso del Gobierno en funciones de reducir el déficit y la ratio de deuda sobre PIB. Según el Plan Presupuestario para el año 2024 remitido a Bruselas, el Ejecutivo prevé que esta baje al 108,1% en 2023, frente al 111,2% del segundo trimestre, y alcance el 106,3% en 2024. Según lo apuntado por el Tesoro, la reducción del objetivo de emisión será posible por el mayor crecimiento de la economía española y la prudencia que suele mostrar el organismo en las previsiones de comienzo de año.
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