El Tesoro reduce en 5.000 millones la emisión de deuda pública en este año y busca blindarse del alza de tipos
El volumen de emisión neta alcanzará los 65.000 millones de euros
En un contexto en el que los costes de financiación han dicho adiós a los mínimos de años las menores necesidades de financiación son recibidas con alivio. En paralelo al mandato de la emisión sindicada a 15 años vinculada a la inflación, el Tesoro anunció una reducción de la emisión de deuda pública prevista para 2023. Al igual que lo efectuado el año pasado, el organismo que dirige Carlos Cuerpo recorta en 5.000 millones el volumen de emisión neta prevista para el junto del ejercicio. Es decir, tras este ajuste la emisión neta alcanzará los 65.000 millones, un 7,2% menos que en 2022, un año marcado por el fin de los tipos cero. En lo que va de 2023 se ha completado el 85% del programa de financiación previsto para el año.
La medida se mantiene en línea con el compromiso del Gobierno de reducir el déficit y la ratio de deuda sobre PIB. Según el Plan Presupuestario para el año 2024 remitido a Bruselas, el Ejecutivo prevé que la ratio de deuda sobre PIB baje al 108,1% en 2023, frente al 111,2% del segundo trimestre, y alcance el 106,3% en 2024. Según lo apuntado por el Tesoro, la reducción del objetivo de emisión será posible por el mayor crecimiento de la economía española y la prudencia que suele mostrar el organismo en las previsiones de comienzo de año.
La subida acelerada de tipos y el fin de las compras netas de deuda por parte del BCE no han restado brillo al papel español. El apetito por la deuda española no se ha limitado a las letras, un activo que está causando furor entre los particulares, sino que se extiende a lo largo de toda la curva. Como se ha puesto de manifiesto en las emisiones ejecutadas a lo largo del año la demanda ha continuado siendo fuerte y diversificada. Todo ello ha contribuido a que el Tesoro siga manteniendo una posición sólida en el mercado de capitales. La participación de los inversores internacionales continúa siendo elevada. A cierre de julio, último mes del que se disponen datos, los inversores foráneos tenían en su poder 527.011 millones, lo que representa el 40,67% de la cartera total de deuda.
Los esfuerzos acometidos en los años de tipos cero están ayudando a contener el coste de la deuda. Pese a la subida acelerada del precio del dinero, el coste de la cartera de deuda se mantiene en un nivel razonable del 2,06%. Es decir, pese a que en los últimos 15 meses los tipos han subido en 450 puntos básicos, el coste de la cartera de deuda solo ha repuntado 33 puntos básicos. Hasta el momento el efecto sustitución ha ayudado a contener el aumento del coste, un recurso que empieza a tener los días contados ante el aumento acelerado de las rentabilidades. En los últimos años las emisiones efectuadas en los momentos más duros de la crisis de deuda han sido reemplazadas por otras de tipos muy inferiores.
Aunque en las últimas semanas las expectativas de tipos más altos durante más tiempo han impulsado las rentabilidades de la deuda a máximos de una década, España ha logrado aguantar mejor el golpe. El comportamiento de la prima de riesgo es el mejor ejemplo. El diferencial entre la deuda española y la alemana a 10 años ronda los 112 puntos básicos, frente a los 109 de inicios de año, y lejos de los 198 de la italiana.
Las emisiones a largo plazo efectuadas en la era de tipos cero –España llegó a emitir deuda a 50 años– ayudan a reducir las refinanciaciones y permiten que la vida media de la cartera de deuda ronde los ocho años. Esto contribuirá a contener y estabilizar la carga de los intereses los próximos años, reforzando con ello la sostenibilidad de la deuda.
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