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Polonia: la encrucijada política de una economía en ascenso

Las elecciones del 15 de octubre decidirán si la quinta economía de la UE, que ha batido su récord tanto de inversión extranjera como de gasto público, se acerca o se aleja de Bruselas y los socios europeos

Luis Alberto Peralta
El expresidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, es el líder de la oposición polaca en las próximas elecciones
El expresidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, es el líder de la oposición polaca en las próximas eleccionesPawel Supernak (EFE)

La relación entre la Unión Europea (UE) y Polonia no ha sido sencilla desde que el ultraconservador ­Andrzej Duda llegó al poder en 2015. Desde entonces, la justicia europea ha iniciado numerosos procesos e impuesto más de 70 millones de euros en multas al país por las diversas violaciones del Gobierno a la separación de poderes. El quinto país más poblado de Europa, no obstante, se presenta como una de las grandes promesas de la región, con una inversión extranjera en ascenso, un bajo desempleo y un PIB per cápita que podría alcanzar al de España para 2030, según algunos expertos. Así, las elecciones parlamentarias que celebrarán este 15 de octubre podrían ser el punto de quiebre, ya que decidirán si el país continúa con una actitud confrontacional frente a Europa o si apuesta por la integración.

Un cambio de Gobierno podría determinar si la relación entre ambos interlocutores mejorará o empeorará. “Las elecciones que se celebrarán a finales de este año presentan incertidumbres con respecto a la formulación de políticas y a la dirección institucional de Polonia en el futuro. Los riesgos geopolíticos han aumentado para Europa Oriental, incluida Polonia, tras la escalada de la guerra de Rusia en Ucrania”, responden los analistas de Scope Ratings a CincoDías.

La oposición polaca está ganando fuerza. Los partidarios de la liberal Coalición Cívica (Koalicja Obywatelska), liderada por el expresidente del Consejo de Europa Donald Tusk, tomaron las calles de Varsovia el domingo 1 de octubre para manifestar su rechazo a un tercer mandato de los ultraconservadores de Ley y Justicia (Prawo i Sprawiedliwość, o PiS por sus siglas en polaco), partido del actual presidente. La manifestación habría congregado a entre 600.000 y 800.000 personas, según medios locales.

Si bien la brecha se ha acortado entre el actual Gobierno y la oposición, esto podría no ser suficiente. Según una encuesta reciente de Kantar, Ley y Justicia ganaría las elecciones con un 34% junto a sus aliados, Polonia Soberana y los Republicanos (conocidos colectivamente como Derecha Unida). En contraste, la Coalición Cívica (KO) solo alcanzaría un 30%, por el momento.

Los analistas de Fitch Solutions aseguran que el resultado de las elecciones será “particularmente importante”, dadas sus implicaciones para varios programas económicos establecidos por el Gobierno de Duda. “Polonia ha sido marginada de la financiación de la UE debido a la preocupación de Bruselas por las reformas judiciales en curso del Ejecutivo polaco, que pueden debilitar el Estado de derecho. Un Gobierno liderado por Ley y Justicia probablemente haría que las tensiones con la UE se mantengan elevadas. Tal vez se reducirían un poco, ya que esperaríamos que hicieran concesiones para descongelar fondos cruciales de la UE”, señalan desde la consultora.

Cabe destacar que en julio el Parlamento Europeo instó a las autoridades polacas a derogar ciertas reformas electorales que, según los críticos, apuntaban a perjudicar a la oposición. El legislativo europeo también resaltó que el Estado de derecho se ha ido deteriorando en Polonia “como resultado de las acciones sistemáticas del Gobierno durante varios años, incluso a través del ilegítimo Tribunal Constitucional y el Consejo Nacional del Poder Judicial”.

Por si fuera poco, en agosto se anunció que el mismo día de las elecciones se celebrará un referéndum sobre cuatro temas, entre ellos, la migración, las pensiones, la frontera con Bielorrusia y la propiedad extranjera de sectores industriales estratégicos polacos, todos ellos asuntos que atraen a los votantes nacionalistas y conservadores.

Estrella en ascenso

Polonia tiene la economía más grande entre los países europeos excomunistas que se unieron a la UE. Asimismo, ha experimentado desde la pandemia de Covid-19 un aumento de la inversión extranjera que ha beneficiado el crecimiento. De hecho, la Agencia Polaca de Inversión y Comercio (PAIH) reportó que en septiembre el país alcanzó el récord histórico de 4.940 millones de euros en inversión extranjera. Entre las compañías que han apostado por el territorio, destaca el gigante tecnológico Intel, que recientemente anunció que invertiría 4.200 millones de euros en un centro de pruebas e integración de semiconductores en Baja Silesia.

Scope destaca que el saldo de la balanza por cuenta corriente de Polonia se amplió hasta alcanzar un déficit del 3% del PIB el año pasado. Esto ha pasado como consecuencia del aumento de los precios de las importaciones de energía y materias primas y de la interrupción de las exportaciones a Rusia, Bielorrusia y Ucrania (que representaban alrededor del 3,7% de las exportaciones polacas antes de la escalada bélica). No obstante, desde la agencia indican que la balanza por cuenta corriente mejoró hasta alcanzar un superávit de 24.400 millones de zlotys (5.400 millones de euros) en el primer trimestre de 2023. “De cara al futuro, el FMI espera que la balanza por cuenta corriente se recupere gradualmente, acabando en torno al -2% del PIB en 2028″, añaden.

Desde KPMG resaltan que entre los mayores atractivos de Polonia se encuentran su mano de obra altamente calificada y su fuerte mercado interno. “Durante años, el crecimiento económico en Polonia estuvo impulsado por la demanda interna, principalmente el consumo privado, como consecuencia del bajo desempleo y el aumento de los salarios. La pandemia creó cierta incertidumbre en el mercado laboral y el Gobierno implementó diversas medidas para apoyar a los trabajadores. Hoy, Polonia tiene una de las tasas de desempleo más bajas de la UE”, asegura un informe reciente de KPMG. Según las últimas cifras de Eurostat, el desempleo en Polonia ronda el 2,8%, mientras que el promedio de la UE se sitúa en 6,4%.

“La economía de Polonia ha crecido más rápido que el promedio de la Unión Europea en los últimos años gracias a fundamentos sólidos y políticas macroeconómicas oportunas. Amplias medidas fiscales y apoyo monetario amortiguaron el impacto económico de la pandemia y aliviaron las repercusiones económicas de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia”, reza un informe del Departamento de Estado de Estados Unidos.

Si bien desde la entidad estadounidense subrayan que el PIB de Polonia creció un 4,9% en 2022, a pesar de la alta inflación, la crisis energética y una marcada desaceleración del consumo, afirman que en 2023 es probable que la economía se estanque. Eso se debería a la debilidad del consumo y la actividad inversora. “Desbloquear los desembolsos de financiación de la Unión Europea en 2023 será esencial para que Polonia reanude un fuerte crecimiento económico”, sostienen.

¿Es posible el cambio?

Los expertos no están completamente convencidos de que un cambio en Polonia sea posible. En esta línea, los analistas de Fitch Solutions creen que el partido de Gobierno recurrirá a sus aliados para obtener apoyo para aprobar la legislación. Este escenario sería altamente viable, ya que encontrarán puntos en común en oposición a la política migratoria de la UE y a la reforma judicial. “Como resultado, es probable que persistan las tensiones con la UE, aunque con un Ley y Justicia más débil, puesto que las reformas judiciales introducidas por su actual socio menor de coalición, la Polonia Soberana, cuentan con el apoyo de la Confederación [otro partido de extrema derecha]”, señalan.

Asimismo, desde Fitch opinan que el partido de Duda buscará resolver la disputa judicial de Polonia con la Comisión Europea, que llevó al Tribunal de Justicia Europeo a imponer multas a Polonia y al mismo tiempo llevó a la UE a bloquear la financiación Next Generation EU en 2023. “Dada la necesidad de préstamos y subvenciones de la UE para financiar el ambicioso programa de inversiones del PiS, se requeriría un giro hacia la UE, aunque esto se produciría a expensas de tensar las relaciones con la Confederación. En esta línea, un acuerdo de este tipo afectaría nuestras previsiones de consolidación fiscal, pero también podría mantener elevados los rendimientos de los bonos debido a una mayor prima de riesgo político sobre la deuda polaca”, aseveran.

Anna Grzymała-Busse, investigadora de Brookings Institute, en un informe reciente refiere que un Gobierno más liberal en Varsovia tendría relaciones mucho más fáciles con sus pares de la UE; no obstante, destaca que algunas de estas cuestiones son estructurales “En temas como el Pacto Verde Europeo, el euro o la inmigración podemos esperar pocos cambios. Esto se debe a que la economía polaca todavía está subordinada a la agricultura, a los intereses del carbón y a una insistencia en la soberanía polaca y la seguridad fronteriza en Varsovia, que trasciende las líneas partidistas”, observa la experta.

Más allá de si la oposición logra vencer en estas elecciones, las agencias de calificación crediticia creen que las promesas de mayores desembolsos sociales serán difíciles de evadir. Dicho esto, las entidades anticipan que el gasto estatal polaco aumentará a más del 46% del producto interno bruto este año, su segundo nivel más alto en este siglo, según datos del Fondo Monetario Internacional.


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