La propuesta de las automovilísticas reduciría a la mitad las ventas de coches eléctricos en Europa para 2035
Un estudio de Transport & Environment alerta de que las marcas quieren más flexibilidad en sus objetivos con medidas como créditos de CO2 por desguazar coches viejos o que los vehículos que usen combustibles alternativos cuenten como cero emisiones


El sector del automóvil presiona para rebajar las exigencias de la Unión Europea y está yendo a fondo. Según indica la organización ambientalista Transport & Environment (T&E), que participa de las conversaciones entre el sector y Bruselas para mejorar la competitividad de la industria del automóvil en un momento especialmente delicado como el actual, las marcas buscan rebajar las exigencias de ventas de eléctricos de la Unión Europea a la mitad para 2035. Ese año, se supone, solo se podrán vender vehículos eléctricos o que usen combustibles de cero emisiones, según lo acordado por el club de los Veintisiete en 2023.
T&E asegura que los fabricantes buscan conseguirlo a través de seis caminos. El principal es el de la posibilidad de sustituir los coches eléctricos por vehículos que usen combustibles alternativos, lo que por sí solo ya supondría una rebaja del 25% de las ventas de eléctricos. “Hemos advertido en repetidas ocasiones sobre los numerosos problemas que plantean los combustibles sintéticos, como la baja eficiencia energética de su producción, el elevado coste para los consumidores, la dificultad para prevenir el fraude y la contaminación atmosférica continuada. Crear una laguna jurídica para los combustibles sintéticos en los coches también podría conducir al uso continuado de combustibles fósiles y biocombustibles insostenibles", explica a este periódico Yoann Gimbert, senior data analyst de electromovilidad de T&E.
Además, las marcas buscan que la UE “detenga sus esfuerzos por contabilizar adecuadamente la contaminación de los coches híbridos enchufables”. Cabe recordar que los híbridos enchufables cuentan en España con la etiqueta Cero de la DGT, mismo distintivo que el de los vehículos eléctricos puros, aunque es un tipo de coche que también contamina: cuando se usa en modo combustión, emite más CO2 que su misma versión y modelo de gasolina o diésel, ya que tienen que transportar una pesada batería adicional.
ACEA, la patronal europea del automóvil, busca a su vez que se le concedan créditos de CO2 —es decir, que se le permita contaminar— por desguazar coches viejos de combustión o que las ventas de coches eléctricos pequeños cuenten como más de una venta, concretamente con un multiplicador de 1,33 por cada matriculación —lo que haría bajar aún más la media de emisiones de los coches nuevos vendidos por las marcas. Además, contarían con un extra adicional si se hacen en Europa—. A su vez, ACEA ha propuesto que al sector se le concedan créditos extra de CO2 por una cadena de proveedores ‘verde’. En total, según cálculos de T&E, todas estas medidas harían que la cuota de venta de los eléctricos en Europa en 2035 se quede en el 52% del mercado.
“Esta postura es una vergüenza. Socavará por completo la certeza de inversión que Europa necesita para ponerse al día en la carrera de los vehículos eléctricos. Convertir la normativa automovilística más importante de la UE en un queso suizo no restaurará la competitividad de la industria. Se trata de un intento cínico de desmantelar uno de los pilares fundamentales de la legislación climática europea. Si la Comisión cede a estas demandas, solo conseguirá dar una ventaja competitiva adicional a los fabricantes de coches chinos”, advierte Lucien Mathieu, director de automoción de T&E.
No sería la primera vez que el motor logra torcer el brazo de Europa en los últimos años: en este 2025, en marzo, ya consiguió que la Comisión aprobase una moratoria para la normativa de emisiones CAFE, que endurece el límite de emisiones medio de los coches nuevos desde los antiguos 115,1 gramos de CO2 por kilómetro, hasta los 93,6. La UE, en principio, iba a imponer multas a los fabricantes que incumpliesen este año, pero esto se retrasará hasta 2027, cuando se contabilizarán las medias de las emisiones de 2025, 2026 y 2027. Antes, en 2023, los fabricantes lograron lo propio con la normativa Euro 7.
ACEA y Clepa (la asociación que representa a los fabricantes de componentes de automoción) enviaron una dura misiva en agosto a Bruselas donde alertaban de que “cumplir los rígidos objetivos de CO2 para coches y furgonetas para 2030 y 2035 es, en el mundo actual, simplemente inviable”. La carta la firmaba el presidente de ACEA, Ola Källenius, quien a su vez es el consejero delegado de Mercedes-Benz. Según T&E, la compañía de la estrella es la única que, a pesar de la moratoria en la CAFE, incumpliría los objetivos de emisiones para el periodo 2025-2027.
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