Ir al contenido
_
_
_
_

Las marcas de coches europeas arremeten contra los aranceles de Bruselas para proteger su producción de acero

ACEA, la patronal de automovilísticas en el continente, teme por el alza de precios que sufrirá el sector, muy dependiente de este metal

Manu Granda

La Unión Europea se enfrenta al dilema de la manta corta con el endurecimiento de los aranceles a la importación de acero extracomunitario. Si bien los fabricantes de acero del continente han celebrado la propuesta lanzada este martes por la Comisión Europea, ahora los fabricantes de coches temen que la medida suponga más sobrecostes para una industria que vive también un momento delicado. “Los fabricantes de coches obtienen aproximadamente el 90% de sus compras directas de acero en la UE y están muy preocupados por el impacto inflacionario que la continuación efectiva de la salvaguardia tendrá en los precios del mercado europeo”, ha indicado este miércoles la patronal europea de automovilísticas, ACEA, en un comunicado.

La propuesta de la Comisión Europea supondría recortar las cuotas de importación libres de aranceles casi a la mitad (18,3 millones de toneladas) y duplicar la tarifa a pagar cuando se supera ese umbral, del 25% al 50%. Esto surge como respuesta a la sobrecapacidad productiva instalada en otras partes del mundo, sobre todo en China, que derrumbaría los precios en caso de no existir trabas comerciales.

“La nueva medida es una propuesta largamente esperada para defender enérgicamente al sector siderúrgico europeo, en pleno respeto de las normas de la OMC, de las importaciones desleales que inundan el mercado de la UE debido al enorme exceso de capacidad mundial. Las disposiciones reveladas por la Comisión responden a las necesidades del sector y representan un verdadero salvavidas para los fabricantes y trabajadores del acero de la UE. Por lo tanto, el Parlamento Europeo y el Consejo deberían adoptarla con urgencia para permitir su entrada en vigor a principios de 2026″, dijo el martes en un comunicado la patronal europea de acereras, Eurofer.

Un ejemplo de la dura competencia a la que se enfrenta el sector fue la renuncia en noviembre del año pasado por parte de ArcelorMittal a fabricar acero verde en Gijón, pese a los 450 millones en ayudas públicas que se le habían adjudicado para ello. En junio, la misma compañía renunció también a la conversión de dos plantas alemanas para producir acero verde, lo que supuso rechazar los 1.300 millones que le daba el Gobierno de Merz.

“El objetivo final de reducir las importaciones desleales que inundan el mercado de la UE es permitir que nuestras plantas siderúrgicas vuelvan a operar con una tasa de utilización viable del 80-85%. Actualmente, nuestras instalaciones operan a niveles de utilización insostenibles de alrededor del 65%, lo que provoca cierres y despidos, mientras que un tercio de la demanda europea de acero se abastece con importaciones a bajo coste y con alta intensidad de carbono. La medida también proporciona a las empresas la visibilidad necesaria para proseguir con sus inversiones en descarbonización”, indicó Axel Eggert, director general de Eurofer.

Casi a modo de respuesta, ACEA ha salido a rechazar la medida, lo que pone en un brete a Europa que no quiere perjudicar a dos de sus principales industrias. En el caso del automóvil, todos los grandes fabricantes europeos redujeron drásticamente sus resultados en el primer semestre del año o bien registrado pérdidas de miles de millones, como es el caso de Stellantis y Renault —esta última, por la crisis de Nissan—. Al igual que el acero, el gran problema para el automóvil es la competencia china, con marcas capaces de producir coches eléctricos mejores y más baratos. A esto se ha sumado la guerra arancelaria del presidente estadounidense Donald Trump, que ha impuesto tasas a ambas industrias durante la primera mitad de 2025.

“El acero europeo está experimentando una transformación hacia la descarbonización y reconocemos en ese sector muchos de los desafíos que enfrentamos para hacer que nuestra industria sea competitiva durante un cambio radical. No cuestionamos la necesidad de cierto nivel de protección para una industria de materias primas como la del acero, pero consideramos que los parámetros propuestos por la Comisión van demasiado lejos al restringir el mercado europeo”, ha señalado la directora general de ACEA, Sigrid de Vries. Esta patronal ha mostrado su especial preocupación por la norma de origen de fusión y vertido —una cláusula de la propuesta que busca rastrear el lugar de origen del acero—, que afecta a cadenas de suministro como la del automóvil, en la que en la producción de un solo coche participan marcas y proveedores de muchos países diferentes.

Sobre la firma

Manu Granda
Redactor de la sección de empresas, especializado en el automóvil y en defensa. Como 'freelance', cubrió la temporada de incendios del verano 2019-2020 en Australia para EL PAÍS. Es graduado en periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y cursó el Máster de periodismo de EL PAÍS.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

_
_