El sector agroalimentario y sus estrategias ante los aranceles de Trump: desde cambiar de proveedor hasta ajustar tamaños
Los productos que podrían verse más afectados en caso de implementación son el aceite de oliva, las aceitunas, la pimienta, los dulces, los quesos y el vino


El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado su intención de imponer aranceles del 25% a todos los productos provenientes de la Unión Europea a partir del próximo 2 de abril. Esta medida ha generado preocupación especialmente en sectores clave como la industria automotriz, las tecnologías y la energía, que se verían gravemente afectados por la medida, pero el sector agroalimentario y particularmente productos como el aceite de oliva, las aceitunas y la pimienta, también podrían afrontar serias repercusiones en un país como España. Ante esta situación, la consultora Roland Berger propone varias estrategias para optimizar y diversificar la cadena de valor de estos productos.
El fenómeno no es nuevo en la alimentación. Durante la primera administración de Trump (2017-2021), el presidente estadounidense impuso aranceles del 25% a productos como el aceite de oliva y el vino, y de hasta el 35% a las aceitunas negras, justificando que los productores españoles se beneficiaban de subvenciones de la Unión Europea que afectaban a los productores californianos.
Si bien los aranceles sobre el aceite de oliva y el vino fueron levantados a mediados de 2021, los impuestos sobre las aceitunas de mesa siguen vigentes hasta la fecha. Uno de los impactos de esos aranceles fue, según Fernando López de los Mozos, socio responsable de agricultura, gran consumo y retail en Roland Berger, una desaceleración en las importaciones de productos españoles desde Estados Unidos, que solo crecieron un 4,3% durante el primer mandato de Trump, mientras que aumentaron un 9% bajo la segunda administración de Obama, y un 11% durante la de Joe Biden. En 2021, la aceituna negra denunció pérdidas de 150 millones por estos aranceles.
Hoy en día, España exporta sobre todo aceite de oliva, vino, aceitunas y dulces a Estados Unidos—estos cuatro productos representan el 50% de todo lo que se exporta al país—. Sin embargo, Estados Unidos depende también de España en gran medida en algunas de sus importaciones, especialmente en aceite de oliva y aceitunas, ya que el 33% de las aceitunas que compra Estados Unidos provienen de España, y el 31% del aceite de oliva también.
“Cualquier cambio en el mercado estadounidense afectaría significativamente a los exportadores españoles, y viceversa porque existe una gran interdependencia mutua”, asegura el socio de Roland Berger. Sin embargo, López cree que el aceite y las aceitunas no serán los productos más afectados: “Al tratarse de productos que no son fácilmente sustituibles ni disponibles en otros mercados, es probable que el consumidor estadounidense se adapte y continúe comprando, a pesar del aumento del 25% en los precios.”
Sin embargo, productos españoles como el queso, los dulces o el vino se ven más expuestos, ya que mercados competidores también están exportando, lo que podría hacer que España pierda cuota de mercado en Estados Unidos si disminuye la demanda o surgen competidores más económicos. Ante esta situación, la consultora propone una adaptación según cada categoría de productos para mitigar el impacto potencial de aranceles y tasas.
Mitigar el riesgo en la cadena de suministro
Los productores de vino, queso, dulces o, en menor medida, zumos de frutas u hortalizas congeladas deben centrarse en reducir los riesgos en su cadena de suministro mediante ajustes en su aprovisionamiento, según destaca el informe. “Contar con proveedores alternativos es clave para proteger los márgenes de beneficio”, señala López. En este sentido, el uso de herramientas digitales que permitan hacer un seguimiento en tiempo real y evaluar el rendimiento de los proveedores puede resultar útil, según destaca la consultora.
Asimismo, deslocalizar parte de la producción o diversificar los mercados de destino pueden ayudar a mitigar el impacto de los aranceles, ya que esta estrategia permitiría disminuir la dependencia del mercado estadounidense. Sin embargo, la consultora advierte que siempre hay que tomar en consideración el crecimiento y desempeño histórico de esos mercados, para evitar incurrir en riesgos que afecten a la rentabilidad. Igualmente, es fundamental asegurarse de que el mercado escogido tenga buen acceso a los canales de distribución.
Adaptar los productos
En cuanto a los productores de aceite de oliva, aceitunas y pimienta, la consultora considera que deben enfocarse en proteger sus márgenes, mediante la optimización de todos los aspectos de su producción, desde las materias primas hasta el envasado, con el fin de reducir el impacto de los aranceles.
Esto implica modificar ingredientes, ya que el arancel solo se aplica a uno de los ingredientes a veces, o incluso, modificar aspectos como el peso o la forma de los productos. Una posible estrategia para minimizar el impacto de los aranceles es reducir los costes del empaquetado, ajustar el tamaño de los productos en gramos o vender envases de mayor tamaño, advierte López.
Sin embargo, es fundamental también que las empresas evalúen estrategias de precios para mitigar los posibles efectos negativos de los cambios en las políticas comerciales. La consultora insiste en contar con un sistema de gestión de costes eficiente para poder anticipar cómo se comportarían los consumidores finales si suben los precios. A pesar de esto, el informe concluye que “puede que no sea posible evitar por completo el impacto de los aranceles y que sea necesario ajustar los precios para mantener los márgenes requeridos”.