Cónclave en Bruselas: los grandes del motor presionan a la Comisión para flexibilizar la norma de emisiones
Los principales directivos del automóvil europeo se reúnen este jueves con las autoridades comunitarias para evitar el pago de multas y la compra de derechos de emisiones a competidores extranjeros como Tesla
Todos los cañones de la industria del automóvil apuntan a la reunión que este jueves mantendrán el sector y la Comisión Europea para hablar sobre la competitividad del automóvil en Europa y, más concretamente, sobre la nueva normativa de emisiones CAFE. Tal es la importancia del encuentro, que al mismo acudirá la plana mayor del motor, con los principales directivos de Volkswagen, Renault, Mercedes-Benz, BMW y Stellantis (esta última aún debe confirmar quién va en su representación). El objetivo de ACEA, patronal que representa a los fabricantes de coches del Viejo Continente, es flexibilizar la CAFE, que ha endurecido la media de emisiones de los vehículos nuevos pasando de los anteriores 115,1 gramos de CO2 por kilómetro a los 93,6. Esta cifra es inasumible, según la patronal, que estima que la factura para el sector puede ascender a 15.000 millones de euros o derivar en una reducción de la producción de las plantas de coches de combustión con el consiguiente efecto en el empleo en Europa. Otra posible consecuencia es el pago de derechos de emisiones a fabricantes extranjeros que sí cumplen, como Tesla.
“Se acabó el tiempo de los informes: el diálogo estratégico debe producir ahora un impacto real basado en las recomendaciones de Draghi. Tenemos que pasar de un enfoque basado en las sanciones a otro basado en el mercado y en la demanda”, declaró la directora general de ACEA, la patronal europea de fabricantes de coches, Sigrid de Vries, en un documento que el lobby lanzó a comienzos de esta semana para presionar a Bruselas de cara a la reunión. A la misma irá el jefe de De Vries, Ola Källenius, quien además de presidir ACEA también es el consejero delegado de Mercedes-Benz. Irá bien acompañado por Oliver Blume, Luca de Meo, Oliver Zipse y Stefan Hartung, sus pares del grupo Volkswagen, Renault, BMW y Bosch (fabrica componentes para el automóvil).
“El diálogo estratégico llega en un momento crucial, ya que la presión normativa, la competencia mundial y la débil demanda de vehículos han tensado la industria, ralentizando el negocio, reduciendo la capacidad de inversión y repercutiendo en la mano de obra. Solo en 2024, la industria proveedora de la automoción anunció la pérdida de 54.000 puestos de trabajo”, señaló Benjamin Krieger, secretario general de Clepa, patronal de la industria de componentes.
Todo el automóvil unido tras la vuelta de Stellantis
Esta vez el motor europeo será una sola voz. Stellantis, hasta hace poco un verso libre del motor, también acudirá a la reunión, aunque no ha confirmado aún a quién enviará. El grupo, dueño de marcas como Opel, Peugeot, Fiat y Citroën, se había marchado a principios de 2023 de ACEA por decisión de su antiguo consejero delegado, Carlos Tavares. Tras su sorpresiva salida de la empresa el 1 de diciembre, la automovilística no tardó en anunciar su vuelta a la patronal. “El propósito es unificar los mensajes para tener una única estrategia de comunicación en Europa”, explicó Jean-Philippe Imparato, consejero delegado de Stellantis para la región europea y uno de los candidatos a sustituir a Tavares como máximo directivo de la compañía, en un encuentro con un reducido grupo de periodistas en Madrid la semana pasada.
En el caso concreto de Stellantis, la compañía tiene serios problemas de competitividad en Italia, donde sufre de un exceso de producción. Tavares tuvo sonoros encontronazos con el Gobierno italiano por reducir su producción en el país transalpino y llevarse proyectos a otros lugares más baratos como Polonia (es el caso del Fiat 600, el Alfa Romeo Junior o el Leapmotor T03). Tras su adiós, el grupo se apresuró en anunciar una inversión de 2.000 millones para apaciguar a los italianos (la familia Agnelli es el principal accionista de Stellantis, con el 14,87% de los títulos), pero sus problemas de exceso de capacidad persisten en Italia, un caso similar al de Volkswagen en Alemania que ha acordado una reducción de plantilla de 35.000 personas en el país germano.
Además, Stellantis ya da por hecho que no cumplirá con el objetivo de emisiones marcado por la CAFE y ha optado por unirse a un pool de fabricantes liderado por Tesla para contabilizar sus emisiones de CO2 de forma conjunta. Esta alianza, de la que también forman parte Toyota, Subaru, Mazda y Ford, puede reportar unas ganancias a Tesla de unos 1.000 millones por vender sus derechos de emisiones.
El contexto para el automóvil europeo es delicado, ya que los fabricantes del Viejo Continente han quedado por detrás no solo de Tesla, sino también de los chinos en el ámbito del vehículo eléctrico. Ante todo, el sector no quiere reforzar a empresas como la dirigida por Elon Musk con el pago de derechos de emisiones y que, en vez de pagar multas, el dinero se reutilice en inversiones que ayuden al motor a reforzar su posición en la electromovilidad. Una de las propuestas que ACEA ha puesto encima de la mesa es contabilizar las emisiones de CO2 de 2025, 2026 y 2027 de forma conjunta, en vez de por separado, lo que daría tiempo a las automovilísticas más rezagadas para cumplir con Bruselas. En el encuentro también estará la ONG Transport & Environment (T&E), que sostiene que el sector está en condiciones de cumplir los objetivos, aunque en uno de sus informes apunta a Volkswagen y Ford como las más rezagadas.