Transportes llamará a las aerolíneas para analizar la restricción de vuelos cortos en España
Él ministro Óscar Puente secunda el pacto entre PSOE y Sumar, y afirma en el Congreso que fomentará el diálogo en busca de medidas para mitigar el impacto ambiental
El ministro de Transportes, Óscar Puente, se dispone a cumplir lo pactado por PSOE y Sumar, antes de la formación del actual Gobierno, en lo que respecta al transporte aéreo. El ministro ha señalado esta mañana durante su comparecencia en el Congreso de los Diputados que va a estudiar junto a las aerolíneas posibles restricciones a los vuelos cortos con alternativa en el tren de alta velocidad.
Puente se encargará de fomentar el diálogo con un sector absolutamente contrario a vetos mientras no se habilite la conexión de grandes aeropuertos con la red ferroviaria. De momento, se trataría de explorar la viabilidad de restricciones, que ya se han levantado con escasa incidencia en Francia, Países Bajos o Bélgica, “dentro de todas las posibilidades que permite la normativa comunitaria”, ha señalado el ministro. En el marco de los esperados contactos se explorarán otras vías para rebajar emisiones del transporte aéreo, como pueden ser la de la implantación del Cielo Único Europeo y el creciente uso de combustibles sostenibles de aviación (SAF por sus siglas en inglés) previsto en el reglamento comunitario RefuelEU Aviation.
Estas dos últimas soluciones son vistas por el sector aéreo como viables y efectivas, mientras rechazan otras como gravar los vuelos intracomunitarios con un impuesto al queroseno, o endurecer el mercado de derechos de emisiones, todo ello recogido en el paquete normativo Fit for 55 que se debate en el seno de la Unión Europea.
Sobre las conexiones de los aeropuertos con la alta velocidad, no habrá un enlace en Barajas hasta 2025 (previsiblemente el arranque comercial no se producirá hasta 2026) y nacerá compartiendo plataforma con los servicios de Cercanías. También están previstos enlaces ramales a los aeropuertos de Alicante o el Girona.
Y respecto a medidas para mitigar su impacto al medioambiente, la aviación está incluida en el régimen europeo de comercio de emisiones desde 2012 y es el único modo de transporte en Europa que declara sus emisiones y afronta una cuota económica por ello. Además, tiene un mecanismo de compensación de emisiones a nivel global, el sistema Corsia de OACI (Organización Internacional de Aviación civil), desde 2019.
Ante la demanda, generalizada en la industria, de incentivos a la producción local de SAF, Óscar Puente ha ratificado que se está produciendo un impulso entre los potenciales productores. En España hay planes de inversión en ese terreno de Repsol, Cepsa y BP, las tres con capacidad refinera.
Cinco rutas con alternativa ferroviaria
En la potencial prohibición de vuelos cortos en España, el Gobierno apunta a rutas con alternativa ferroviaria con un tiempo de viaje inferior a las dos horas y media, salvo en casos de conexión con aeropuertos-hub (Madrid-Barajas e incluso Barcelona-El Prat) que enlacen con líneas internacionales.
En España hay cinco grandes rutas que pueden ser suplidas por la alta velocidad: la Madrid-Barcelona (667 kilómetros y 2,5 horas en tren), la que cubre el recorrido entre la capital y Málaga (512 kilómetros y 2,5 horas en tren), la Madrid-Valencia (391 kilómetros que se recorren en dos horas en alta velocidad), la que llega hasta Alicante (478 kilómetros y 2,5 horas en tren), y la Madrid-Sevilla (471 kilómetros y 2,5 horas en el modo ferroviario). Un reciente informe de PwC, encargado por Iberia, pone de manifiesto que la alta velocidad se impone al avión allí donde compiten. El transporte aéreo ha perdido 14 puntos porcentuales de cuota frente al ferrocarril entre 2007 y 2019, siendo el trasvase modal del 55% de media donde coinciden ambos modos. La consultora calcula un impacto económico de las cinco rutas aéreas citadas de 329 millones, de los que casi 200 millones están relacionados con el turismo.
En 2022, la Barcelona-Madrid llevó 1,7 millones de viajeros a Barajas; la Madrid-Málaga movió 530.000 personas; la Madrid-Sevilla llegó a los 392.000 viajeros; la que enlaza con Valencia obtuvo 309.000, y la Madrid-Alicante saldó el año pasado con 280.000 pasajeros. Gran parte de estos vuelos domésticos conectaban con otros internacionales, lo que los dejaría fuera de una eventual prohibición.
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