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El despido de Sam Altman deja en el aire el futuro de OpenAI

Microsoft y otros inversores preparan un golpe de mano para restituirle como CEO. Ejecutivos tecnológicos y financieros ofrecen su apoyo al directivo para montar otra empresa rival

Marimar Jiménez
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Sam Altman, fundador y ex-CEO de OpenAI.AMIR COHEN (REUTERS)

El mundo tecnológico está en shock después de que la estrella de la inteligencia artificial (IA) Sam Altman fuera destituido de manera repentina el pasado viernes de su puesto de CEO en OpenAI. Es la empresa que él fundó y que más ha ayudado a introducir al gran público el concepto de la IA generativa, tras lanzar hace un año su robot conversacional ChatGPT.

El despido, por supuestamente mentir u ocultar información a la junta, tuvo tintes dramáticos, pues la salida de Altman (la cual se le comunicó por videoconferencia media hora antes de hacerla pública) fue acompañada por la de Greg Brockman, fundador también de la compañía, que fue cesado en su cargo de presidente de la junta, lo que le llevó a renunciar a permanecer en OpenAI. La reacción no se hizo esperar y tres investigadores de alto nivel renunciaron a sus puestos, sembrando el temor a un éxodo masivo de talento en OpenAI.

El culebrón en torno a la startup, lejos de calmarse se fue agravando a lo largo del fin de semana. El Financial Times y varios medios de EE UU informaron que los accionistas de la creadora de ChatGPT, entre los que están Microsoft y fondos de venture capital, estaban preparando un golpe de mano en OpenAI para restituir a Altman como CEO, lograr la vuelta de Brockman y que los actuales consejeros abandonen la firma.

En las 48 horas posteriores al cese de Altman, las novedades se sucedieron en poco tiempo. The Verge, especializado en tecnología, avanzó que el consejo de OpenAI ya estaba en conversaciones con Altman para que volviera, aunque una fuente apuntaba al medio que el directivo estaba siendo “ambivalente” sobre su regreso y que, en caso de hacerlo, querría importantes cambios en la gobernanza de la compañía. Pero ayer, la publicación actualizó su noticia citando a una fuente cercana a Altman y aseguró que la junta había acordado en principio dimitir y permitir la vuelta de Altman y Brockman, pero que el asunto no estaba cerrado.

Forbes, que también dio la noticia, decía que no estaba claro si los inversores iban a ser capaces de ejercer suficiente presión para llevar a cabo ese movimiento y hacerlo lo suficientemente rápido como para mantener a Altman interesado en el proyecto. Para lograrlo y hacer ver a la nueva dirección de OpenAI que la situación es insostenible, decía, los inversores iban a combinar una serie de acciones: una revuelta masiva de los investigadores seniors de la startup, la retención de créditos de computación en la nube de Microsoft (que forman parte de la inversión de 10.000 millones de esta compañía en OpenAI) y una demanda contra la junta. Según Bloomberg, incluso la CEO interina, Mira Murati, así como el jefe de Estrategia, Jason Kwon, y el de Operaciones, Brad Lightcap, también estarían presionando para el regreso de Altman.

Los inversores, entre los que están Sequoia, Khosla Ventures y el cofundador de LinkeidIn Reid Hoffman, confían en que tales maniobras provoquen la salida de OpenAI de aquellos que se creen han presionado para la destitución de Altman. El primer señalado ha sido Ilya Sutskever, científico jefe de la compañía y el único fundadores de OpenAI que se mantiene en el consejo. El segundo, Adam D’Angelo, CEO de Quora, otro miembro de la junta.

Daños inaceptables

Los inversores, que se enteraron del despido de Altman cuando ya se había hecho público, perciben la destitución de este como una lucha clara de poder entre Altman y Sutskever y D’Angelo, y hablan de daños colaterales inaceptables. Ya hay dudas sobre cómo impactará la situación en la prevista colocación de acciones de los empleados de OpenAI que daría una valoración a la compañía de 86.000 millones de dólares, el triple que hace seis meses, convirtiéndola en la tercera compañía no cotizada más valiosa del mundo, trás ByteDance y SpaceX.

Las especulaciones sobre los motivos del despido no han cesado tampoco. La junta aseguró el viernes en un comunicado que lo destituía tras perder la confianza en Altman, pues no estaba siendo “consistentemente sincero en sus comunicaciones con el consejo de Administración, lo que obstaculizó su capacidad para ejercer sus responsabilidades”. Pero fuentes cercanas al directivo aseguraron a The Wall Street Journal que había sido despedido por discrepancias estratégicas sobre el equilibrio entre la velocidad de desarrollo y la seguridad ofrecida por los nuevos modelos de IA de OpenAI.

Algunos medios estadounidenses han apuntado que OpenAI está haciendo avances importantes para lograr una inteligencia artificial general, capaz de ejecutar tareas intelectuales de forma muy similar al cerebro humano, y algunos miembros de la junta, como Ilya Sutskever son partidarios de ir más despacio aunque sea a costa de un crecimiento más lento.

Otra teoría señala a las ambiciones comerciales de Altman que estaban inquietando a la junta tras la decisión de que OpenAI dejara de ser una organización sin ánimo de lucro. En un memorándum interno enviado a los empleados de OpenAI el sábado, y al que tuvieron acceso Axios y The New York Times, la compañía reiteró que la causa fue “una descomposición en la comunicación”, no “malversación o cualquier otro tema relacionado con nuestras prácticas comerciales, de seguridad o de seguridad/privacidad”.

Lo único claro al cierre de esta edición es que nada está claro. El cisma de OpenAI pone en jaque el liderazgo en la compañía. Mira Murati, su directora de Tecnología, sustituirá a Altman, pero lo hará de manera interina, así que está por ver, si no vuelve Altman, qué perfil de CEO buscan para asumir el cargo.

Y la onda expansiva del terremoto vivido en OpenAI promete tener más ramificaciones. Varios altos ejecutivos tecnológicos y financieros han expresado públicamente su apoyo a los directivos salientes de OpenAI, planteando la posibilidad de una empresa rival de IA. “Pronto vendrán cosas más importantes”, dijo el propio Brockman en X (antes Twitter). Algunas voces han apuntado que la salida de Altman recuerda al despido de Steve Jobs en Apple.

La publicación The Information aseguraba este fin de semana que Altman ya tiene “una nueva aventura” en marcha y que planea llevarse a Brockman y posiblemente a otros empleados de OpenAI . Aún no está claro si esa empresa está separada de otros proyectos conocidos de Altman, como el que tiene con el ex diseñador de Apple Jony Ive (con una presumible inversión de 1.000 millones de Softbank) para lanzar lo que podría ser el iPhone de la inteligencia artificial.

Microsoft busca proteger su millonaria inversión

Alianza clave. Microsoft, que controla el 49% de OpenAI, está en el centro de atención desde el viernes. La compañía debe proteger su millonaria inversión en la startup (unos 13.000 millones de dólares). Por eso, su CEO, Satya Nadella, se apresuró a decir el viernes que todo seguía igual, que Microsoft seguía teniendo acceso total a toda la tecnología de OpenAI y que no había cambios en el acuerdo a largo plazo entre ambas compañías. Algo clave teniendo en cuenta que esta alianza le ha dado una clara ventaja sobre el resto de la industria del software en IA.
Socio influyente. Microsoft puede ser muy influyente en lo que ocurra a partir de ahora a la startup, pues OpenAI habría recibido solo una fracción de la inversión de 10.000 millones de dólares anunciada por Microsoft en enero, según TechCrunch. Así que “retener esa inversión podría dejar a OpenAI –hambrienta de capital a medida que suben sus costes de funcionamiento y entrenamiento de sus sistemas de IA– en una situación financieramente insostenible, dice la publicación.
Dependencia. Los analistas, no obstante, ven poco probable que los cambios apresurados en OpenAI vayan a causar ninguna interrupción inmediata en los productos o servicios de Microsoft. Aunque Matt McIlwain, socio de la firma de capital riesgo Madrona, advierte de la gran dependencia de Microsoft de OpenAI frente a otros rivales como Amazon Web Services, que ha repartido sus apuestas entre varias empresas de inteligencia artificial.

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Sobre la firma

Marimar Jiménez
Redactora senior en la sección de Empresas de CINCODIAS. Sigue la actualidad del sector de tecnologías de la información y del ecosistema emprendedor español. Antes de incorporse al diario en 2000 trabajó en Actualidad Económica y los suplementos Futuro y Negocio en EL PAIS. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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