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Tecnología

OpenAI, creadora de ChatGPT, despide a su CEO Sam Altman por mentir a la junta

Nombra a Mira Murati, directora de Tecnología, como sustituta provisional. La destitución provoca la dimisión de tres investigadores senior de la compañía

El hasta ahora CEO de OpenAI, Sam Altman.
El hasta ahora CEO de OpenAI, Sam Altman.CARLOS BARRIA (REUTERS)

OpenAI, la compañía tecnológica especializada en inteligencia artificial y creadora del popular ChatGPT, ha anunciado por sorpresa la destitución de su consejero delegado los últimos tres años, Sam Altman, quien también formaba parte de su junta directiva.

“La salida del señor Altman se produce tras un proceso de revisión deliberativa por parte del consejo, que ha llegado a la conclusión de que no fue siempre sincero en sus comunicaciones con este consejo, lo que obstaculizó su capacidad para ejercer sus responsabilidades. La junta ya no confía en su capacidad para seguir dirigiendo OpenAI”, argumenta la compañía en un comunicado.

El consejo agradece las “numerosas contribuciones de Altman” al crecimiento de OpenAI, al tiempo que subraya la necesidad de un “nuevo liderazgo”. La desarrolladora de ChatGPT ha anunciado el nombramiento de Mira Murati, directora de Tecnología, como CEO Interina con efecto inmediato. Murati lleva ocho años en la compañía y tiene experiencia en gobernanza y políticas de inteligencia artificial. “La junta cree que está excepcionalmente cualificada para el puesto y anticipa una transición sin problemas mientras se lleva a cabo una búsqueda formal de un director ejecutivo permanente”.

Poco después de publicarse el comunicado de OpenAI, Altman se ha despedido a través de un mensaje en X (Twitter): “Me encantó mi tiempo en OpenAI. Fue transformador para mí personalmente, y espero que un poco para el mundo. Sobre todo me encantó trabajar con gente con tanto talento”. Y añadió: “Tendré más que decir sobre lo que sigue más adelante”.

OpenAI habla del inicio de una “transición en su liderazgo”, que también ha provocado el cese en su cargo como presidente de la junta de Greg Brockman, cofundador de la compañía junto al propio Altman y Elon Musk en 2015. La empresa indicó inicialmente que Brockman dejaba su puesto pero que seguía en la compañía reportando al presidente ejecutivo. Horas después el ingeniero aseguró también a través de X: “Basándome en las noticias de hoy, renuncio”. “Les deseo sinceramente todo lo mejor. Sigo creyendo en la misión de crear una inteligencia artificial general que beneficie a toda la humanidad”.

Con este movimiento inesperado, Ilya Sutskever, científico jefe de la compañía, es el único de los fundadores de OpenAI que se mantiene en el consejo de administración. Y los rumores apuntan a que habría sido el, con el apoyo de los independientes, el causante del golpe de timón.

Las teorías sobre las razones del cese fulminante de Altman no han cesado desde que se conoció la noticia. Fuentes cercanas a Altman aseguraron a The Wall Street Journal que el ya reconocido como embajador de la IA generativa había sido despedido por una lucha de poder con miembros de la junta por cuestiones como el equilibrio entre la velocidad y la seguridad en los desarrollos.

Brockman dijo en X que tanto el como Altman estaban “en shock y apenados por la decisión del consejo”, y en un comunicado señaló que aún están tratando de saber qué pasó exactamente. Ambos directivos habrían sido avisados de su cese media hora antes de que se comunicara públicamente.

La destitución de Altman y la renuncia de Brokman han provocado ya la dimisión de tres investigadores senior de OpenAI, según The Information: Jakub Pachocki, director de Investigación de la compañía; Aleksander Madry, jefe del equipo que evalúa los riesgos potenciales de la IA, y Szymon Sidor, investigador de la startup desde hace siete años. Algunos empleados han manifestado su decepción por la salida de Altman y han reconocido divisiones dentro de la compañía entre quienes quieren acelerar el desarrollo de la IA y los que prefieren ir más despacio controlando más los aspectos de seguridad.

La salida de Altman, de 38 años, cayó como una bomba en Silicon Valley, donde ya era considerado uno de sus ejecutivos clave. El éxito de ChatGPT, lanzado en noviembre de 2022, le había convertido en la cara visible del boom de la inteligencia artificial generativa, que ha desatado una carrera entre todos los gigantes tecnológicos para tomar posiciones en este mercado que promete revolucionar todas las industrias y la vida de las personas.

OpenAI ha recaudado miles de millones de dólares de inversores estratégicos, especialmente Microsoft, quien ha invertido en la compañía más de 13.000 millones de dólares, controlando un 49% del capital. También han apostado por ella fondos de capital riesgo como Sequoia Capial, Andreessen Horowitz y Thrive Capital. La destitución de Altman se produce cuando la empresa está inmersa en una colocación de acciones de empleados (hasta 1.000 millones de dólares en títulos) que darían a OpenAI una valoración de unos 86.000 millones de dólares, el triple que hace seis meses.

La compañía no dijo si la venta de acciones de los empleados se verá afectada por la salida de Altman, pero si se cierra y alcanza esa valoración se convertiría en la tercera empresa no cotizada más valiosa del mundo, solo adelantada por ByteDance (matriz de TikTok) y SpaceX, de Elon Musk.

La noticia es un golpe para Microsoft, que también parece haber recibido por sorpresa el cese de Altman. Sus acciones cayeron más de un 2% en Bolsa este viernes. El CEO del gigante del software, Satya Nadella, trató de restar importancia al impacto que pueda tener este movimiento en su compañía -OpenAI es su gran aliado en la carrera por liderar la IA- y aseguró en un comunicado: “Tenemos un acuerdo a largo plazo con OpenAI con pleno acceso a todo lo que necesitamos para cumplir con nuestra agenda de innovación y una emocionante hoja de ruta de productos; y seguimos comprometidos con nuestra asociación, y con Mira y el equipo. Juntos, seguiremos ofreciendo al mundo los beneficios significativos de esta tecnología”.

Curiosamente, Altman y Nadella habían compartido escenario en la primera conferencia de desarrolladores de OpenAI el pasado 6 de noviembre. Allí OpenAI anunció la creación de una tienda para comercializar versiones personalizadas de ChatGPT, un nuevo modelo grande de lenguaje más poderoso, GPT-4 Turbo, y una reducción del precio que cobran a las empresas por usar el programa. Allí Nadella aseguró que OpenAI había “construido algo mágico” y dijo que la asociación que mantienen ambas compañías ayudará a llevar los beneficios de la IA a todo el mundo. “Los amamos, chicos”, dijo refiriéndose a Altman y su equipo.

La salida fulminante de Altman fue toda una sorpresa. Pocas horas antes de su destitución había hablado extensamente sobre la IA generativa en la cumbre de la APEC, a la que asistieron el presidente de EE UU, Joe Biden, y su homólogo chino, Xi Jinping, entre otros. Se había convertido en la principal figura de la IA estadounidense y allí defendió que la IA “será la tecnología más transformadora y beneficiosa que la humanidad haya inventado hasta ahora”.

Tras los cambios anunciados, la junta directiva de OpenAI incluye ahora a Sutskever; Adam D’Angelo, el CEO de Quora; Tasha McCauley, una emprendedora tecnológica, y Helen Toner, directora del Georgetown Center for Security and Emerging Technology.

OpenAI nació como un laboratorio especializado en IA, y apenas era conocido hasta que lanzó ChatGPT. El pasado mayo, la compañía lanzó GPT4, una nueva versión del motor que impulsa su ya popular robot conversacional, entrenado para mantener conversaciones con cualquier persona.


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