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La industria precisa de un marco apropiado para avanzar en la sostenibilidad del agua

El desarrollo tecnológico ofrece opciones para reducir el consumo del recurso hídrico y su recuperación, pero hace falta compromisos por parte del sector, colaboración pública y privada y una legislación más completa

La transición hacia un mundo más sostenible está en marcha desde hace tiempo. Los países están abordando las iniciativas y proyectos necesarios con el fin de reducir emisiones y minimizar el impacto climático. En materia del agua, sin embargo, queda más por avanzar y los objetivos para 2030 están cada vez más cerca. El Banco Mundial recoge que “el crecimiento económico depende en gran medida del agua” y que “podría disminuir hasta un 6% del PIB para 2050 en algunas regiones si no se asegura su suministro”.

Con el foco puesto en la industria energética, que juega un papel clave en la transición, CincoDías organizó un desayuno en colaboración con Cepsa para analizar las nuevas tecnologías e innovación dirigidas al recurso hídrico en el sector.

De izquierda a derecha: Junkal Landaburu, investigadora de Imdea Agua; Enric Vàzquez, vicedirector del Idaea (Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC); Isabel Oller, investigadora del Ciemat en la plataforma solar de Almería, y Carlos Prieto, responsable de excelencia operacional del centro de investigación de Cepsa.
De izquierda a derecha: Junkal Landaburu, investigadora de Imdea Agua; Enric Vàzquez, vicedirector del Idaea (Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC); Isabel Oller, investigadora del Ciemat en la plataforma solar de Almería, y Carlos Prieto, responsable de excelencia operacional del centro de investigación de Cepsa.Pablo Monge

Junkal Landaburu, investigadora de Imdea Agua, describió algunas de las últimas técnicas. Por ejemplo, se consigue un tratamiento secundario, pero biológico, de eliminación de materia orgánica para la reutilización, que está regulada en España en cuanto a la calidad que hay que obtener dependiendo del uso final (no es igual de jardín que de agricultura). Otra opción son los biorreactores de membrana, que facilitan que el agua que se obtiene esté sin virus o sin bacterias, lo que ayudará a evitar los pasos de una depuradora convencional.

Hasta ahora el sector del agua y la energía estaban separados. En este momento tenemos la necesidad de trabajar en conjunto; sin agua no hay energía, y sin energía no hay agua
Junkal Landaburu, Investigadora de Imdea agua

Asimismo, Enric Vàzquez, vicedirector del Idaea (Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC), contó que se encuentran realizando, entre otros, proyectos que tratan de conducir el agua de determinados lugares donde puede haber un proceso de depuración en el suelo, con vegetación eficiente, y que sirva para recargar los acuíferos que se están explotando como en el área urbana, algo que ya se está haciendo bastante”. También habló de iniciativas con las aguas residuales regeneradas y de río contaminadas. “Son tratamientos más o menos naturales que sirven para mejorar los acuíferos; soluciones que tienen un beneficio ambiental o que aumenta los recursos disponibles en la zona”, dijo.

Debemos poner el foco en diferentes aspectos: la evaluación de los recursos hídricos y qué representa para el uso de la industria, el consumo humano, la agricultura y el medio ambiente
Enric Vàzquez, Vicedirector del IDAEA (Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC)

Carlos Prieto, responsable de excelencia operacional del centro de investigación de Cepsa, hizo una exposición de los compromisos de la compañía. “Estamos cambiando los procesos, las operaciones y casi diría la cultura de cómo consideramos el agua. Para 2030 tenemos una estrategia, Positive Motion, donde hay unos objetivos de producción de combustibles, de líneas de descarbonización de nuestros clientes. Pero en ese camino de transición energética hay una parte ecológica también, con una serie de compromisos con respecto a gestión del agua, de la biodiversidad. Uno de los más importantes es hacer todas las nuevas iniciativas con la reducción de captación del recurso hídrico en un 20%”.

El proceso de descarbonización no se puede hacer a costa del agua. Tenemos el convencimiento de que hay que avanzar en su gestión e implementar mejores prácticas
Carlos Prieto, responsable de excelencia operacional del centro de investigación de cepsa

Por ello, en su opinión, “es importante considerar tecnologías de la gestión del agua desde el primer momento; por ejemplo, con el hidrógeno verde hay que tener claro el agua que necesitamos, cómo tratarla y utilizar las tecnologías para minimizar captaciones”.

Los participantes del encuentro coincidieron en los avances que se han realizado a nivel industrial, pero también en lo que todavía queda por delante. “Deberíamos poner el foco en diversos aspectos: la evaluación de los recursos hídricos, qué representa para el uso en la industria, el consumo humano, la agricultura y para el medio ambiente”, comentó Vàzquez.

Realizar un diagnóstico

Sobre cómo mejorar, Vàzquez destacó la necesidad de analizar “el estado de las masas del agua, las superficiales y las subterráneas. Es un tema en que todos los aspectos de desarrollos más tecnológicos afectan directamente porque no solamente es el agua en sí mismo y si la calidad que tiene la podemos mejorar con tratamiento o no, sino de establecer dónde está, en qué condiciones la encontramos y qué impacto va a generar tanto en el medio como a la sociedad”.

Para Carlos Prieto lo primero es reducir el gasto. “Es importante el diagnóstico, de hacer un mapeo de donde se está consumiendo. En esta parte hemos creado una mesa del agua interna, que es como el órgano que gobierna toda la gestión, donde se han integrado diferentes departamentos, y conseguimos una visión integral de cómo es nuestro ciclo del agua para hacer una evaluación”.

Por su parte, Landaburu mostró preocupación al “encontrar algunas limitaciones”. “En el sector del agua hay una brecha importante; desarrollamos hasta cierto punto las tecnologías, pero llega un momento en que falta un actor privado que acelere esa implementación en la industria. Hasta ahora agua y energía estaban separados, y hay la necesidad de trabajar en conjunto; sin agua no hay energía y sin energía no hay agua”, añadió.

Isabel Oller, investigadora del Ciemat en la plataforma solar de Almería, se mostró de acuerdo, pero considera como principal reto la regulación y la legislación. “Las aguas residuales industriales y su tratamiento en Europa y en España están a otro nivel al que se encuentran las urbanas. Para la regeneración en las ciudades tenemos una normativa europea y ya se están llevado a cabo actuaciones porque está claro que hay que regenerar además de desalar; necesitamos recurso hídrico. Pero en las residuales industriales, la Comisión Europea está empezando a evaluar el programa marco, porque en general no existe una normativa específica para el área industrial, porque son muchos tipos de contaminantes y muchas opciones de tratamiento también. En este apartado habría que avanzar porque muchas de las pequeñas industrias o empresas se encuentran perdidas”.

Para mejorar es importante la legislación. A nivel europeo no existe una normativa específica sobre aguas residuales en la industria; muchas de las pequeñas empresas se encuentran pérdidas
Isabel Oller, Investigadora del CIEMAT en la plataforma solar de Almería

Acuerdos

Potenciar la inversión y los acuerdos públicos y privados son otras necesidades imperantes apuntadas por los asistentes. “Cepsa ha firmado un acuerdo con Arc­gisa, gestor de residuos y agua en el Campo de Gibraltar, y nos van a suministrar cuatro millones de metros cúbicos de agua regenerada. Coincido en que hace falta inversión porque tienen que poner un tratamiento terciario para la calidad que necesitamos. Ahí está nuestro objetivo de reducir la captación. Si no fuera por esos acuerdos público-privados no lo conseguiríamos”, expuso Carlos Prieto.

El tamaño de la empresa se vuelve fundamental en ese sentido. Isabel Oller dijo que “las grandes empresas están cambiando y están apostando por reducir su huella hídrica”, pero el problema surge con “las diferentes calidades que podemos, que tienen un coste y algunas no pueden asumir esa parte, especialmente las más pequeñas”.

Igualmente, la industria necesita variar de percepción. “El cambio de paradigma es un reto. Hablar de agua residual o residuo, cambiar esa percepción y verlo como fuente de recursos en vez de como un residuo. Hay que dar un valor añadido a esa agua residual que se genera en la industria; esas aguas pueden generar fertilizantes”, expuso Junkal Landaburu.

Prieto sugirió “no moverse por la imagen; si la industria energética quiere continuar en el futuro, o es sostenible o no es. Tenemos claro que la descarbonización no se puede hacer a costa del agua y el convencimiento de que hay que avanzar en su gestión e implementar mejores prácticas. Nos jugamos el ser o no ser”, aseveró.

Más concienciación y conocimiento de las alternativas

La sostenibilidad tiene que ir precedida de la concienciación. “Es importante la aceptación social. Los que nos dedicamos al tratamiento de aguas residuales sabemos lo seguras que son las regeneradas. Pero cuando en una empresa pequeña que necesita el recurso en sus procesos comentas que ofreces agua de la depuradora o residual, la aceptación ahí puede ser… Hay un trabajo de divulgación, de enseñar”, explicó Junkal Landaburu.

En este sentido, Isabel Oller contó haber tenido ese tipo de experiencia con el riego.  “Se está teniendo en cuenta, pero las pequeñas empresas necesitan conocimiento, concienciación y difusión”, resaltó. También quiso destacar el concepto de precio que se tiene con el agua a nivel global. “Estamos acostumbrados a que sea barata y un derecho adquirido. En Almería se está anunciando una subida, y va a ser un punto de inflexión y la industria se va a ver afectada”.

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