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La Fundación Unicaja toma ventaja en el consejo del banco y deja en precario a Menéndez

Teresa Sáez dimite y deja vía libre a la renovación de los consejeros de la Fundación

El presidente de Unicaja, Manuel Azuaga, y el consejero delegado del banco, Manuel Menéndez.

La Fundación Unicaja toma ventaja en el consejo del banco y deja en precario los apoyos al consejero delegado, Manuel Menéndez. Ayer dimitió Teresa Sáez, la última de las consejeras afines al expresidente de la Fundación, Braulio Medel y de la confianza del propio Menéndez. El cese de Sáez se trataba de un trámite, ya que la Fundación Unicaja había decidido relevar a sus cuatro consejeros para contar con unos representantes en el consejo alineados con la nueva etapa que se abrió el pasado mes de junio con la salida de Medel y el nombramiento de José Manuel Domínguez como presidente de la entidad. Pero de fondo, supone el último movimiento de la Fundación sobre el tablero de una partida de ajedrez que se viene librando desde hace un año para contar con mayoría en las decisiones del consejo.

Las tensiones en el máximo órgano de gobierno de Unicaja han sido constantes desde que la entidad malagueña culminó su fusión con Liberbank, en julio de 2021. Esa tensión ha estado visibilizada por el pulso entre el presidente, Manuel Azuaga y el consejero delegado, Manuel Menéndez. En los acuerdos de la integración, se pactó que Azuaga (procedente de la antigua Unicaja) sería el presidente ejecutivo y Menéndez (procedente de Liberbank), el consejero delegado. Una decisión salomónica destinada a contentar a ambas partes. Sin embargo, desde el arranque de la nueva Unicaja los dos banqueros mantienen una pugna por tener el control del banco.

El acuerdo de fusión recogía que, en un periodo de dos años tras la fusión formal, que se cumplirán en julio de 2023, el consejo de administración modificará el modelo de gobernanza de Unicaja. De este modo, la presidencia pasará a ser no ejecutiva y todos los poderes de decisión recaerán en el CEO. Así, el banco adoptará un esquema de gobernanza anglosajón, que ha recomendado insistentemente el BCE. También prevé que antes de julio de 2023 se reevalúe a Manuel Menéndez como consejero delegado del banco. Y ahí cada una de las partes ha ido moviendo sus fichas para contar con los apoyos necesarios cuando llegue el momento de que el banco ejecute esa sucesión.

Más allá del pulso entre el presidente y el consejero delegado, en el consejo se habían formado dos bandos. Por un lado, el frente asturiano, formado por consejeros cercanos a Menéndez y al expresidente de la Fundación Unicaja Braulio Medel. Por otro, el frente malagueño, integrado por consejeros afines a Manuel Azuaga y al actual presidente de la Fundación Unicaja, José Manuel Domínguez.

Con las ocho salidas de consejeros que se han producido en el último año, la parte malagueña ha logrado dar un vuelco al consejo y ya cuenta con más apoyos que la asturiana. Por un lado, los cuatro consejeros de la Fundación Unicaja que serán ratificados en la próxima junta de accionistas que se celebrará a finales de marzo (Miguel González, Juan Antonio Izaguirre, Natalia Sánchez y José Ramón Sánchez). También con el empresario andaluz Rafael Domínguez de la Maza, la independiente María Luisa Arjonilla, que mantiene una posición cercana al presidente, y el propio Manuel Azuaga.

Por su parte, Menéndez cuenta entre sus consejeros fuertes con el independiente Jorge Delclaux Bravo, que ya era consejero en Liberbank. También con Felipe Fernández Fernández y David Vaamonde con los que también coincidió en la entidad asturiana antes de la fusión.

En un terreno neutral se sitúan los independientes Isidoro Unda Urzaiz, Teresa Costa Campi y el sustituto o sustituta de María Garaña todavía pendiente de relevar tras su reciente dimisión.

Profunda renovación

El consejo de Unicaja ha sufrido una profunda renovación en los últimos doce meses, fruto de las tensiones generadas. El punto de inflexión llegó a finales de 2021, cuando la familia Domínguez, propietaria del grupo Mayoral, pidió ocupar un puesto el consejo tras convertirse en el segundo accionista de la entidad. Dado que los estatutos del banco no permiten que el consejo pueda ampliarse a más de 15 miembros, se intentó que el empresario Ernesto Tinajero cediera su puesto. Ante su negativa, Manuel Conthe, uno de los consejeros independientes, anunció su decisión de renunciar al cargo, en el mes de febrero.

Una semana después, presentó su renuncia otra consejera independiente, Ana Bolado. Dos semanas más tarde, le siguió el también independiente Manuel González Cid. En ambos casos, las renuncias se produjeron por discrepancias con la decisión del consejo de reducir el número de consejeros independientes que en ese momento pasaban a representar el 33%.

Entre medias, el principal accionista del banco vivió también un periodo convulso. Braulio Medel abandonó el pasado mes de junio la presidencia de la Fundación Unicaja cuestionado por su gestión. Antes de su salida ató la renovación de los cuatro consejeros dominicales de la Fundación en Unicaja: Juan Fraile, Teresa Sáez, Petra Mateos-Aparicio y Manuel Muela.

Pero con el nombramiento de José Manuel Domínguez, la Fundación Unicaja ha estado buscando relevar a los cuatro para contar con unos representantes en el consejo más alineados con su nueva cúpula y que de alguna forma borraran el rastro de Medel. Todos ellos han ido dimitiendo a cuentagotas en las últimas semanas y con el cese de Teresa Sáez la entidad tiene vía libre para nombrar a sus candidatos: Miguel González, Juan Antonio Izaguirre, Natalia Sánchez y José Ramón Sánchez.

El pasado mes de enero también dimitió María Garaña Corces, una de las consejeras afines al consejero delegado, Manuel Menéndez, ya que procede de Liberbank.

El funambulismo de Azuaga

Plan de sucesión. En los próximos meses, una vez conformado el nuevo consejo, Unicaja debe remitir al BCE su hoja de ruta detallando cómo va a llevar a cabo el traspaso de poderes ejecutivos del presidente al consejero delegado. En ese escenario, Manuel Azuaga se mueve sobre un delgado alambre. Aunque los acuerdos de fusión prevén que el presidente conserve su puesto, se abre un nuevo escenario. El supervisor europeo exige que el banco cuente en su consejo con un ejecutivo (el CEO) y una mayoría de consejeros independientes. Actualmente, el banco cuenta con seis independientes de los 15 miembros que conforman su máximo órgano de administración (el 40%). En ese contexto, el presidente podría optar por salir, aunque en todo caso debería ser una decisión suya.

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