El BCE irrumpe en la lucha de poder en Unicaja y exige un plan de sucesión
El banco deberá detallar el traspaso de poderes ejecutivos La fundación mantiene el pulso para sustituir a sus cuatro consejeros
El Banco Central Europeo (BCE) entra de lleno en la lucha por el poder en Unicaja que lleva meses abierta. El supervisor ha reclamado al banco andaluz que le detalle en las próximas semanas cómo va a ejecutar el plan acordado en el proyecto de fusión entre Unicaja y Liberbank para que el presidente ceda todas las funciones ejecutivas al consejero delegado. Según explican fuentes conocedoras del proceso, Unicaja deberá remitir ese plan antes del 31 de enero. Portavoces del banco han rechazado hacer comentarios al respecto.
Cuando la entidad andaluza y la asturiana pactaron su integración, alcanzaron una solución salomónica sobre quién mandaría en el nuevo banco: Manuel Azuaga (procedente de la antigua Unicaja) sería el presidente ejecutivo y Manuel Menéndez (procedente de Liberbank), el consejero delegado. No obstante, el acuerdo recogía que en un periodo de dos años tras la fusión formal, que se cumplirán en julio de 2023, el consejo de administración modificará el modelo de gobernanza de Unicaja. De este modo, la presidencia pasará a ser no ejecutiva y todos los poderes de decisión recaerán en el CEO. Así, el banco adoptará un esquema de gobernanza anglosajón, que ha recomendado insistentemente el BCE.
El acuerdo de fusión también prevé que antes de julio de 2023 se reevalúe a Manuel Menéndez como consejero delegado del banco. Tras meses de tira y afloja por ver si los andaluces o los asturianos marcan el paso de la entidad, la guerra por el control en Unicaja afrontará en ese momento un nuevo episodio de un duelo que arrancó con el propio proyecto de fusión.
Las tensiones en el seno del máximo órgano de gobierno del banco han sido una constante en los dos últimos años, visibilizadas por el pulso entre el presidente y el consejero delegado. Pero más allá de una lucha por el poder entre directivos, de fondo se libra una batalla política. Por un lado, el frente asturiano cercano a Manuel Menéndez y al expresidente de la Fundación Unicaja Braulio Medel. Por otro, el frente malagueño, afín a Manuel Azuaga y al actual presidente de la Fundación Unicaja, José Manuel Domínguez.
Precisamente, Medel abandonó el pasado mes de junio la presidencia de la Fundación Unicaja, dueña del 30% del banco, cuestionado por su gestión. No obstante, antes de su salida ató la renovación de los cuatro consejeros dominicales de la Fundación en Unicaja. Se trata de Juan Fraile, Teresa Sáez, Petra Mateos-Aparicio y Manuel Muela.
Con el cambio de presidente, la Fundación Unicaja busca unos representantes en el consejo más alineados con su nueva cúpula. Pero no lo tiene fácil. Los cuatro consejeros dominicales de Unicaja renovaron su mandato por cuatro años en la pasada primavera.
Para destituirlos, necesitaría dar un golpe de mano y convocar una junta extraordinaria urgente e imponer su poder de la mano del 5% de los dueños de Mayoral y el 5,17% de Tomás Olivo. Dos accionistas que se presumen votarían junto al 30% de la Fundación Unicaja. Otra opción sería esperar algo más, hasta la próxima junta ordinaria, que se deberá celebrar durante el primer semestre de 2023. Cualquiera de estas alternativas choca con el BCE. El regulador no ve justificado sustituir de golpe y porrazo a unos consejeros recién nombrados, ni en una junta ordinaria, ni mucho menos en una ordinaria.
Si los equilibrios de poder en el banco se mantienen, Menéndez tiene papeletas de salir victorioso. De los 15 integrantes del consejo, podrá contar con el apoyo de los consejeros que en su día designó Liberbank, tres dominicales y dos independientes, además de él mismo como ejecutivo.
Todo apunta a que los cuatro dominicales nombrados por Unicaja también lo harán, toda vez que ya en el pasado han asumido que Menéndez ostente más poderes en detrimento de Azuaga. Esto le otorgaría 9 votos, más de la mitad del consejo. Quedan al margen el voto de los cuatro consejeros independientes nombrados por Unicaja y el del propio Azuaga. No obstante, fuerzas vivas en torno a Unicaja quieren evitar que el histórico banco malagueño sea pilotado por un asturiano.
Vigilancia del supervisor
Crisis en el consejo. El BCE está atento ante los movimientos que se produzcan en el consejo de Unicaja ante la crisis vivida a principios de año por la dimisión de tres consejeros independientes. La tensión en la gobernanza de Unicaja estalló cuando la familia Domínguez, propietaria del grupo Mayoral, pidió ocupar un puesto el consejo tras convertirse en el segundo accionista de la entidad. Dado que los estatutos del banco no permiten que el consejo pueda ampliarse a más de 15 miembros, se intentó que el empresario Ernesto Tinajero cediera su puesto. Ante su negativa, Manuel Conthe, uno de los consejeros independientes, anunció su decisión de renunciar al cargo, en el mes de febrero.
Consejeros independientes. Una semana después, presentó su renuncia otra consejera independiente, Ana Bolado. Dos semanas más tarde, le siguió el también independiente Manuel González Cid. En ambos casos, las renuncias se produjeron por discrepancias con la decisión del consejo de reducir el número de consejeros independientes que en ese momento pasaban a representar el 33%. No obstante, tras unos meses turbulentos, Unicaja tiene conformado el consejo y vuelve a contar con 6 consejeros independientes (el 40%).