El BCE echa el freno en Europa: qué debe tener en cuenta el inversor
Los tipos de interés se mantienen sin cambios y en máximos
¿Necesitamos, entonces, invertir en bolsa sí o sí? ¿De qué forma es la más adecuada? Siempre, antes de tomar cualquier decisión de inversión, es conveniente acudir a un asesor financiero que nos ayude a pensar en nuestros objetivos vitales, pintarlos en números y trazar la estrategia de inversión más adecuada en cada caso en función de nuestras circunstancias personales, del plazo de inversión y de nuestro perfil de riesgo.
El Banco Central Europeo ha cumplido con el guion que el mercado esperaba. Tras 10 reuniones de subidas consecutivas del precio del dinero, el organismo decidió ayer, en su reunión en Atenas, no mover ficha y dejar los tipos de interés tal y como están: el tipo de referencia en el 4,5%, máximos de 2001; la tasa de depósito en el 4%, máximo histórico, y la facilidad marginal de crédito, en el 4,75%.
¿Significa esto que empezaremos a ver alguna bajada en los próximos meses? La respuesta, por el momento, es que es “totalmente prematuro” hablar siquiera de bajar los tipos. Esa es la contestación que dio ayer la presidenta del BCE, Christine Lagarde, en la rueda de prensa posterior al comunicado. Lagarde también volvió a decir que seguirán “aplicando un enfoque dependiente de los datos para determinar el nivel de restricción y su duración apropiados”. Y subrayó que, aunque la inflación descendió en septiembre hasta el 4,3% y la mayoría de los indicadores de la subyacente también lo hicieron, los niveles “continúan siendo elevados y requieren un seguimiento atento”.
Por lo pronto, parece que el “higher for longer” del que llevamos hablando desde hace semanas y que vino de la mano de los miembros de la Reserva Federal de Estados Unidos es una realidad que ha venido para quedarse, también en la zona euro, al menos, en el medio plazo.
Algunos analistas consideran que el BCE se está acercando más -también en el lenguaje- a su homólogo estadounidense. Para Josep Prats, gestor de Abante European Quality, el mensaje del jueves del banco central fue casi el mismo que el del mes anterior, pero con un matiz importante que sugiere que los tipos ya han tocado techo: hemos pasado a leer en el comunicado que “the Governing Council consideres interest rates have reached levels” a “the key ECB interet rates are at levels”. Un cambio de dos palabras que nos lleva a pensar que el BCE considera que los tipos ya están donde tienen que estar y que lo van a estar el tiempo que sea necesario. Es decir, podríamos creer que no veremos más subidas salvo catástrofe en los datos e indicadores económicos.
¿Se están notando ya los efectos del endurecimiento de la política monetaria? En Europa los tipos comenzaron a subir en julio de 2022. Desde entonces, hemos vivido un proceso histórico, en cuanto al ritmo y a la cuantía de las subidas, que los mercados de renta variable y, sobre todo los de renta fija, han ido asimilando poco a poco. También los inversores, especialmente los conservadores, que han aprendido que el mercado se mueve por expectativas, que se adelanta a lo que puede pasar y que la renta fija no es fija y también tiene riesgo.
La teoría nos dice que las medidas de política monetaria tardan cerca de un año en empezar a tener efectos reales en la economía. Ese año ya lo hemos pasado y desde el BCE consideran que las “anteriores subidas de los tipos de interés siguen transmitiéndose con fuerza a las condiciones de financiación, lo que está frenando cada vez más la demanda y ayudando con ello al descenso de la inflación”.
La inflación está cayendo, -en septiembre marcó su nivel más bajo en casi dos años- aunque sigue a mucha distancia de ese objetivo del 2%, que se antoja lejano. El debate sobre si la inflación tiene que estar en esa cota o si podemos convivir con inflaciones más elevadas y asumirlas con normalidad lleva abierto desde hace varios meses, pero sin ninguna señal por parte del BCE de que pueda ser una opción.
El último dato de inflación subyacente de la zona euro, que es la que más preocupa por considerarse más fiable al excluir los elementos más volátiles, ha sido del 5,5%. “Mientras la inflación subyacente esté por encima del 3%, los tipos del BCE también lo estarán. Y ello nos lleva a pensar en un euríbor próximo al 4% para lo que queda de 2023 y la mayor parte de 2024. Y, a tres años vista, no inferior al 3%”, explica Prats en su última carta a inversores.
El impacto de la inflación la estamos notando cada día cuando consumimos, pero también lo estamos viendo de cara a lo que ahorramos y cómo invertimos. Muchos de nosotros hemos visto estos meses cómo se incrementaba lo que pagamos al mes por nuestra hipoteca -si nos ha tocado revisión y la tenemos a tipo variable- por el incremento de los intereses como consecuencia de la subida de los tipos de interés.
Respecto a la inversión, además del efecto que tiene en los distintos activos -los productos conservadores ahora ofrecen rentabilidades atractivas-, debemos tener en cuenta que, si no invertimos nuestro dinero y buscamos un objetivo de rentabilidad que, al menos, iguale a la inflación, lo que nos va a suceder con el paso del tiempo es que vamos a perder poder adquisitivo.
En este escenario de inflación en el que nos encontramos, dejar nuestro dinero inmóvil tiene un gran coste para nuestro bolsillo en el medio y largo plazo. En este sentido, Prats explica que la renta variable es la mejor protección para la inflación: “Si los precios suben, la cifra de ventas y de beneficios de las empresas, sube al mismo ritmo”.