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Consejos para el inversor: cómo irse tranquilo de vacaciones

Recordar nuestros objetivos y contextualizar lo que pasa en los mercados dentro de nuestro plan es fundamental

Se acaba el plazo para presentar la declaración de la renta y comienza la temporada de verano. Aunque agosto es el mes por excelencia de vacaciones, el 1 de julio muchas personas comienzan ya a abandonar sus ciudades. Un tiempo para descansar, hacer turismo, leer, disfrutar con amigos y familia…, que puede verse algo alterado si el inversor se empieza a preocupar de más por sus finanzas.

Los meses de verano eran, históricamente, eran muy tranquilos para los mercados, aunque la experiencia de los últimos años nos ha vuelto a demostrar que esperar lo inesperado a veces es la mejor opción. Lo que suele pasar durante julio y agosto, especialmente durante este último, es que el volumen de negociación en las bolsas cae, lo que hace que, al haber menos liquidez, cualquier noticia inesperada impacte más en el precio de los activos. Y esto es lo que nos puede llevar a leer en prensa o escuchar en las noticias que los índices están cayendo mucho o más que los días anteriores.

¿Qué podemos hacer si esto pasa este verano? Para poder estar tranquilos estas vacaciones y no sufrir si hay momentos de más volatilidad e incertidumbre, lo que deberíamos hacer es irnos con los deberes hechos. Es decir, antes de hacer las maletas, es recomendable hablar con nuestro asesor financiero, ver nuestra cartera de inversión, saber en qué estamos invirtiendo y, sobre todo, recordar por qué decidimos acudir al mercado financiero e invertir nuestro dinero.

Tener presentes nuestros objetivos y nuestro horizonte temporal de inversión -el momento en el que vamos a necesitar el dinero que estamos invirtiendo-, va a hacer que nos comprometamos con nuestro plan de ahorro y de inversión, y que tengamos la cabeza fría si escuchamos que los mercados están en negativo o si un familiar o amigo nos dice que él ha vendido sus posiciones o que ha invertido en un activo concreto.

Hablar de nuestra situación con nuestro asesor financiero, recordar por qué estamos invirtiendo con ese perfil de riesgo y en esos activos, es lo que nos va a permitir contextualizar lo que pase en los mercados dentro de nuestro plan y huir de la emocionalidad y de las decisiones precipitadas.

Lo que debemos tener siempre presente es que, si nuestras inversiones son el fruto de haber reflexionado sobre nuestro plan de futuro y de haber hecho un ejercicio de planificación financiera, siempre estaremos bien invertidos porque tendremos la cartera que nos corresponde, tanto por la rentabilidad objetivo que necesitamos como por el plazo.

Recordar siempre cuántos años tenemos por delante es fundamental para no sufrir con las caídas puntuales del mercado. Debemos preguntarnos: ¿cuánto me afecta que el Ibex 35 caiga durante unas semanas si yo estoy invirtiendo para cuando me jubile dentro de 25 años? Ese es un ejemplo que cada uno tenemos que aplicarnos a nuestra situación concreta, teniendo siempre en mente que no podemos compararnos ni intentar seguir lo que hacen los demás porque nuestras necesidades, circunstancias y objetivos nunca serán los mismos.

Debemos huir de las modas y pensar siempre cómo nos afecta lo que está pasando. Además del plazo, debemos saber en qué activos, estilos, sectores y países estamos invirtiendo. Por ejemplo, si el selectivo español cae, pero yo tengo una cartera global y bien diversificada, realmente esa caída no me va a afectar especialmente. Diversificar nuestras inversiones de una forma profesional nos ayuda a reducir riesgos y a capturar todas las oportunidades del mercado.

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