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En colaboración conLa Ley
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Radiografía de los socios de un bufete: hombre, de 50, y con una carrera de doce años

El perfil de socio de seis grandes despachos consultados revela similitudes en la élite

La incertidumbre económica y la inflación no han frenado los movimientos de socios y asociados sénior entre los despachos de abogados. Entre los motivos por los que estos fichajes siguen en auge está el potencial del mercado español, como apunta Sancho Peña, socio de la compañía de reclutamiento de ejecutivos Page Executive España. Pero, también, el afán de subir peldaños en la carrera profesional cuando en el bufete de origen es imposible, agrega María Burgos, responsable de la oficina de Madrid de Iterlegis, firma especializada en reclutar abogados para despachos y empresas.

Para entender estos movimientos horizontales en la élite es necesario conocer la organización interna de los grandes despachos y su engranaje. Los big players, explica Burgos, suelen tener una doble estructura: un partnership que aglutina a todos los socios de cuota o equity (propietarios de acciones o units) de la firma y un órgano de administración formado por socios de peso (“globales” en los despachos internacionales). Para acceder a la sociatura hace falta demostrar que se es rentable. Las cifras varían enormemente en función del tipo de despacho y sus ingresos, indica la consultora, pero “los grandes, tanto nacionales como internacionales, suelen requerir una facturación superior al millón de euros para alcanzar la condición de socio”. Esta cifra baja al medio millón en las firmas de tamaño mediano, revela Burgos.

La radiografía de la sociatura en las seis grandes firmas consultadas por CincoDías (Garrigues, Cuatrecasas y Uría Menéndez, y las sedes españolas de las internacionales Hogan Lovells, Herbert Smith Freehills y DLA Piper) revela que la media de edad de los socios ha subido respecto a hace cinco años. En junio de 2018, en ninguno de ellos la edad media superaba los 50 años. En la actualidad, solo dos de los seis se mantienen por debajo de esta cifra. La presencia femenina ha crecido en Garrigues, Cuatrecasas y Herbert Smith Freehills, ha retrocedido en Uría Menéndez y se ha mantenido igual en DLA Piper, aunque el dato de este último bufete (17%) está muy lejos aún del objetivo de la firma de alcanzar un 30% para 2025. En general, las mujeres suponen en torno al 21% de los socios en el mejor de los casos.

La junta de socios se reúne como mínimo una vez al año. Entre sus funciones se encuentra el nombramiento de nuevos partners, la designación del socio director y otras decisiones estratégicas. Uno de los cambios más relevantes en la cúpula en los últimos tiempos, destaca Sancho Peña, es la aparición de las codirecciones. Esta fórmula separa el negocio core de asesoramiento legal y fiscal, que lo sigue llevando el socio director, y la gestión pura del despacho que se asume por un CEO o director general. “Es el caso de Martínez-Echevarría con Vicente Morató o Eversheds Sutherland con María Eugenia Fanjul”, comenta Peña.

Socios profesionales

No todos los abogados que presumen de ser socios al tirar de tarjeta de visita son propietarios de parte del despacho. Los llamados socios profesionales o partners no de cuota pertenecen en realidad a la plantilla laboral del bufete, pero tienen una condición sénior. Suele ser un premio a la trayectoria profesional y puede significar estar a un paso de ser nombrado socio equity.

De los datos aportados por los seis grandes despachos encuestados para este reportaje se desprende que son rara avis. Entre los nacionales, Uría no tiene en sus filas ningún socio profesional, y tanto en Garrigues como en Cuatrecasas los socios de cuota conforman la mayor parte de este colectivo. En concreto, en el bufete presidido por Rafael Fontana los socios profesionales representan el 6% del total (16 de 251). De las firmas internacionales, las sedes españolas de Herbert Smith Freehills y DLA Piper indican que solo cuentan con equity partners. De hecho, corrobora Burgos, “en algunas firmas de abogados la categoría de socio está siempre vinculada a la titularidad de acciones o units”.

En DLA Piper se están estudiando nuevas fórmulas de sociatura que se adapten mejor a mercados cambiantes e, incluso, a estrategias diferentes de carrera profesional, como por ejemplo incluir la categoría de “socios locales”.

La gran diferencia entre socios equity y profesionales es que los primeros son accionistas de la firma, mientras que los segundos “no participan en el capital”, indica Burgos.

Remuneración

Los sueldos de estos directivos son un gran tabú en el sector. Sancho Peña apunta que “depende mucho del tipo de despacho, pero los salarios van desde 120.000 euros a varios millones”. Al final, es una cantidad muy relacionada con la facturación del profesional. “Para ser socio ha de ser rentable, si no, ese bufete no es su sitio”, explica el headhunter.

Y es que en el modelo del partnership la retribución variable se establece en función de las acciones o units que posea cada socio. El valor de estas unidades, explica Burgos, “puede referenciarse a distintos indicadores, entre ellos al beneficio generado por socio a nivel global (profit per partner), o a los beneficios generales de la firma”.

Al estar muy ligada a la generación de negocio, señala María Burgos, la remuneración de los socios de áreas clave en la organización suele ser mayor. Pero no tiene por qué ser siempre así. Como explica Peña, todo dependerá del tipo de partnership que tenga el despacho: “Si es un lockstep se retribuirá a los socios del mismo nivel por igual, mientras que si el modelo es un eat what you kill dicha retribución se hará en función de la facturación obtenida por cada uno, y ahí sí habrá diferencias”. Además, agrega Burgos, no solo se tiene en cuenta la facturación del socio o de su departamento, también otros aspectos como “la competencia profesional, la reputación o la contribución al crecimiento de la firma”.

Plan de carrera

La aportación del abogado al bufete y su experiencia son claves para auparle a un puesto de socio. Entre los grandes despachos consultados, esta carrera de fondo dura una media de 12 años o, como mínimo, 10.

Lo habitual entre las firmas nacionales consultadas es que pesquen al futuro socio entre los abogados de la casa. Así, en Garrigues aseguran que la promoción interna representa “prácticamente el 100%”. En Uría Menéndez este porcentaje es de más del 80% y en Cuatrecasas han promocionado a 22 abogados de la casa en los últimos tres años. En las oficinas españolas de despachos internacionales, en cambio, tienen más cabida las piezas externas. Tanto en Hogan Lovells como en DLA Piper, la promoción interna acapara la mitad de los puestos de la sociatura, mientras que en Herbert Smith Freehills la ratio se eleva hasta el 73%. La carrera profesional en un bufete comienza como soldado raso o abogado júnior. A partir de ahí, se salta a la categoría de asociado y si se va ganando en antigüedad, se alcanza el galón de asociado sénior y el de principal antes de ser nombrado socio, aunque la terminología varía mínimamente de una organización a otra. En cualquier caso, las firmas cuidan con mimo la formación de sus abogados y hacen trajes a medida para su desarrollo profesional. En general, afirman desde Garrigues, los abogados jóvenes tienen la aspiración de crecer profesionalmente en el bufete y llegar a socio.

Sin embargo, no todos llegan a la meta. En primer lugar, como reconocen desde DLA Piper, porque cada vez hay más abogados que rechazan una carrera enfocada exclusivamente a la sociatura. Para ellos existen itinerarios alternativos como el cargo de counsel, destinado a letrados experimentados y referentes a los que se quiere retener, y of counsel para juristas que asesoran a las áreas legales.

En segundo lugar, como señala María Burgos, porque la estructura piramidal de los bufetes puede funcionar de tapón si la facturación del departamento no alcanza el nivel óptimo para nuevas promociones. “Hay despachos con áreas donde no hay hueco para una nueva sociatura”, afirma Peña.

Estos profesionales son conocidos en el sector como “ballenas varadas”. Para ellos, señala Burgos, “en algunos despachos existe la categoría de counsel, que supone el reconocimiento a la carrera profesional”. Esta categoría, explica, puede ser un “techo de cristal” en algunos casos y, en otros, un paso previo para alcanzar la sociatura. “Algunos abogados senior pueden estar cómodos en este rol de counsel, pero no es así en todos los casos, afirma la experta. Los más inconformistas, señala Burgos, “tratarán de fichar por despachos que les ofrezcan la oportunidad de continuar creciendo”. Otros, apunta, “optarán por continuar su carrera profesional en el ámbito de la asesoría jurídica de empresas”.

Últimos fichajes y promociones

Garrigues. A principios de 2023 se hicieron efectivos los nombramientos de 16 nuevos socios de cuota (14 en España y 2 en oficinas internacionales). De ellos la mitad son mujeres. Estos ascensos se produjeron en un total de seis áreas de práctica del despacho y en nueve de sus oficinas. En el mes de febrero anunciaron desde la firma la incorporación de dos nuevas socias, Mónica Bolaños, en el área de tributario en Bogotá, y Mireia del Pozo, procedente de Área Pública Abogados, en la práctica de derecho administrativo en Barcelona.

Cuatrecasas. En el mes de abril Diego Pol, hasta entonces socio de Dentons, se unió a Cuatrecasas como nuevo socio de corporate compliance en la oficina de Barcelona. Asimismo, en la junta general extraordinaria de socios celebrada ese mismo mes en Lisboa, el despacho anunció la promoción de ocho nuevos socios.

Uría Menéndez. El despacho comenzó el año con el fichaje del inspector de Hacienda David Vilches como counsel en el departamento de fiscal. Recientemente también ha incorporado como counsel al abogado del Estado Roberto Fernández para el área de derecho público, procesal y arbitraje.

Hogan Lovells. En enero la firma internacional promocionó a los abogados Alejandro Moscoso del Prado, Enrique de Pablos y Eugenio Vázquez a counsels de fiscal, mercantil/M&A y litigación, respectivamente.

Herbert Smith Freehills. En abril el bufete internacional nombró tres nuevos socios en España: Alejandra Galdós, en la práctica de litigación y arbitraje, y Marcos Fernández-Rico y Guillermo Uriarte, en el área de mercantil. Además, desde el 1 de mayo, la firma cuenta con una nueva cúpula directiva, formada por un nuevo socio director, Eduardo Soler Tappa, y un socio presidente, cargo que ostenta el que hasta entonces era el socio director, Miguel Riaño.

DLA Piper. El pasado mes de enero se anunció el fichaje de José María Barrios, procedente de Deloitte Legal, como nuevo socio de público de DLA Piper.

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