El impacto del ChatGPT en los bufetes de casos masivos y asesorías online: puede ser como el Excel para los contables
Legálitas y Reclamador valoran positivamente este programa, al igual que Arriaga Asociados, Unive Abogados, Legalion y el Bufete Rosales
"Hola, me gustaría saber qué leyes suelen invocarse para proteger a los consumidores en el ámbito de las tarjetas revolving”. “La Ley de Defensa de los Consumidores y Usuarios, que establece la obligación de las entidades financieras de proporcionar información clara y transparente; la Ley de Contratos de Crédito al Consumo, que establece que los intereses y los gastos no pueden ser abusivos; y la Ley General de Defensa de la Competencia, que protege frente a contratos de adhesión con cláusulas abusivas. Además, existen sentencias que pueden ser invocadas como referencia”. “Muchas gracias. Estoy un poco desconcertado, ¿entiendes?” “Por supuesto, a veces podemos pasar por momentos difíciles. Si necesitas hablar, estoy aquí para escucharte”.
El párrafo anterior responde a un diálogo entre el ChatGPT y quien escribe estas líneas. El programa de inteligencia artificial (IA) creado por OpenAI es capaz de responder a casi cualquier pregunta, ofreciendo soluciones precisas y completas, incluso de varios párrafos y con un resumen final. Es más, si le pides que reformule la respuesta para que la entienda una persona sin ningún tipo de formación o un niño de 10 años y con emojis, lo hace. Todo ello de manera natural, siendo muy difícil diferenciar si el texto ha sido generado por IA o por una persona con formación jurídica.
De hecho, la capacidad del chat para analizar grandes cantidades de datos es tal que puede impactar en el trabajo de los abogados, especialmente en las firmas que se dedican a resolver consultas jurídicas a través de llamadas telefónicas o vía online y en los despachos especializados en demandas masivas. Por ejemplo, si le pides una relación de las últimas sentencias relacionadas con tarjetas revolving, la hace, añadiendo un breve resumen del caso, tribunal y fecha. Lo mismo si le pides el formulario de un contrato tipo de arrendamientos urbanos o el modelo para recurrir una multa de tráfico.
“La IA es lo que más va a afectar a nuestras vidas, a este sector y a cualquier otro”, apunta Jorge Velázquez, director de Transformación Digital de Legálitas. En el caso de la firma, que atiende un millón de consultas jurídicas al año, esta tecnología es percibida “como una oportunidad” ya que permite “hacer cosas que hasta ahora no podíamos o que tardábamos mucho”. Por ejemplo, se puede utilizar para “saber de qué materia es la consulta sin tener que recurrir a una persona para derivarla al abogado especializado, ahorrando tiempo y abaratando los productos. También para hacer resúmenes de documentos inteligibles para el cliente o para optimizar preguntas. A veces necesitas plantear muchas cuestiones a la persona hasta que tienes toda la información que necesitas. Para darse cuenta de que falta o para obtenerla, el ChatGPT es muy bueno”.
En esta línea también se pronuncia Irene Becerra, directora legal de reclamador.es, otra de las grandes firmas de consultas jurídicas online. “Podrá ayudar a nivel telefónico a evitar cadenas de locuciones pregrabadas en líneas de atención al cliente” y “con orientaciones ante el planteamiento de dudas básicas, que no siempre pueden estar hechas con el suficiente contexto por la inexperiencia del propio afectado”, añade. El chat “es una herramienta diseñada para complementar y mejorar la eficiencia en las tareas realizadas por los abogados y trabajadores de otros sectores”.
Errores
Ahora bien, este robot virtual puede “cometer errores o proporcionar información que no es completamente relevante en algunos casos”, como él mismo admite, por lo que “no tiene la capacidad de reemplazar a un abogado”. “La resolución de consultas legales, es decir, la labor de asesoramiento del abogado ante un problema del cliente, no se puede simplificar a dar una respuesta exacta, veraz y objetiva como quien busca una definición en un diccionario. La tarea del abogado es mucho más amplia y cualificada”, subraya Becerra. “Un asesoramiento jurídico completo requiere de conocimiento, interpretación y aplicación de la ley, para lo que se necesitan habilidades humanas únicas, como empatía, comprensión o el uso de la experiencia”.
Por el momento, y a pesar del gran avance que ha supuesto como modelo de lenguaje entrenado, el ChatGPT está en pañales, aunque seguramente evolucionará en los próximos años. No en vano, Microsoft ha anunciado una inversión de 10.000 millones de dólares en OpenAI, la organización que ha desarrollado este sistema de inteligencia artificial. Google, su principal rival, no se ha quedado cruzado de brazos y ha informado de una inversión de 400 millones de dólares en la startup Anthropic, que está desarrollando Claude, otro chatbot.
Demandas masivas
Por su parte, los despachos que se dedican a demandas masivas, como las relacionadas con el sector bancario, miran hacia este horizonte con optimismo. Alejandro López, director general de Arriaga Asociados, considera que “permitirá, entre otras cosas, atender una mayor tipología de asuntos, reducir las curvas de aprendizaje o dar una atención continua a los clientes”. Aunque desde hace tiempo existen herramientas de IA que agilizan los procesos, al disponer en tiempo real de posibles respuestas a las consultas planteadas y de propuestas de servicios, estas herramientas han basado su conocimiento en los casos ya atendidos. Sin embargo, “esta nueva herramienta supone de inicio ampliar la base del conocimiento de forma prácticamente ilimitada”. Aunque “la potencia que muestra el ChatGPT para analizar y estudiar los cambios legales y jurisprudenciales para crear y adaptar los escritos es clara, lo que aún está por determinarse es la capacidad creativa para dar soluciones novedosas”, apunta Pedro López, director de Transformación de la firma.
En este sentido también se pronuncia Mariano Hernández, presidente de Unive Abogados, quien considera que el ChatGPT “puede ser un gran apoyo para encauzar las primeras fases de estudio y planteamiento de determinados asuntos que pueden replicarse en multitud de procesos”, aunque “seguirá siendo necesaria la revisión minuciosa por parte de un profesional” y “no podrá sustituir la perspicacia de los abogados”. De hecho, una de las alarmas que enciende la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) es que “se ignora la fuente de la que ChatGPT extrae la información”, por lo que “no es posible saber la reputación del sitio del que viene, valorar su fiabilidad y calidad”.
Pese a ello, “no es distópico plantear que este tipo de herramientas, con desarrollos específicos, automatizará determinadas tareas en la actividad de los despachos hasta alcanzar cotas insospechadas”, considera Germán Rodríguez, director general de Legalion Abogados. Por ejemplo, aquellas actividades “que no exigen una aportación intelectual, pero que por su recurrencia toman mucho tiempo de los profesionales”, como las de tipo administrativo. Preguntarse si el ChatGPT puede ser un riesgo para los despachos “sería como plantear si el Excel puede ser una amenaza para el trabajo de los contables”.
De cara a los clientes, el director del Bufete Rosales, José Plaza, recomienda “pasar de la letra gruesa a la pequeña. Leer el ChatGPT te da un baño de todo, pero hay que buscar la profesionalidad”. No en vano, en derecho no hay blanco y negro, cada caso es matizable y no es adecuado guiarse por los resultados de un programa antes que por la opinión de un abogado. “Es como la automedicación. Solo con que exista una contraindicación, el daño puede ser terrible”.
La inteligencia artificial y el empleo
Puestos administrativos. Una de las dudas que más ha generado el ChatGPT desde su irrupción el pasado otoño es si conducirá a la destrucción de puestos de trabajo. Aunque en el ámbito de la abogacía el propio sistema dice que no sustituirá a los letrados, la duda se cierne en torno a otros profesionales, como los que se dedican a las funciones paralegales o administrativas en los despachos. En este sentido, Ana Buitrago, directora legal de Amazon para el sur de Europa, Reino Unido y Alemania y diputada del Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM), considera que “es pronto para decirlo”. No obstante, estas herramientas “traerán cambios en la forma en la que trabajamos y, en particular, en los procesos de gestión de la información”. Aunque la inteligencia artificial servirá cada vez más para automatizar tareas repetitivas, la clave estará “más que nunca en el pensamiento crítico”, que servirá para “navegar a través de esos resultados” a fin de presentarlos con “buen criterio”.
Adaptación. Jorge Velázquez, director de Transformación Digital de Legálitas, defiende la adaptación al cambio. Aunque piensa que “a medio plazo” el personal administrativo sí podría ser sustituido, “se abrirán nuevos canales” de negocio en los que seguirá siendo necesaria la intervención humana. La inteligencia artificial servirá para “atender un caso en 24 horas en lugar de en 48”, pero “no emitirá un juicio de valor”, dice a modo de ejemplo. Se trata de una cuestión espinosa, pues, como dijo en Davos Nicole Sahin, presidenta ejecutiva de G-P, “nos hemos acostumbrado a la idea de que los avances tecnológicos han causado la pérdida de puestos de trabajo de mono azul y ahora inquieta la perspectiva de que se puedan perder puestos de cuello blanco”. De momento, “el impacto es bastante impredecible”.