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El Foco
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Por qué a los fondos extranjeros les gusta tanto el ladrillo español?

España ofrece un fuerte gancho para el capital de zonas como Latinoamérica o Ucrania por su estabilidad política y sus precios

CINCO DÍAS

Acabamos de cerrar el segundo mejor año para la inversión inmobiliaria en España desde la crisis del ladrillo, por detrás tan solo de 2018. En total, según los datos aportados por CBRE, la mayor consultora inmobiliaria mundial, en 2022 se invirtieron 17.600 millones de euros en nuestro país, lo que supone un crecimiento de un 39% respecto a 2021. Sin duda, datos espectaculares que, según esta misma entidad, no volverán a repetirse en 2023. En este caso, espera una caída de la inversión que estará entre el 20% y el 30%. Como es lógico, detrás de estos pesimistas augurios estaría la inflación descontrolada y las subidas repetidas de tipos de interés para tratar de controlarla; así como las tensiones provocadas por la invasión rusa de Ucrania y la consiguiente crisis energética.

Esa relativa desaceleración de la inversión se habría detectado ya en el cuarto trimestre de 2022, que nada tuvo que ver con las cifras conseguidas en los primeros seis meses del año. Esta situación hace prever que, efectivamente, el inicio de año seguirá la senda retraída que apunta CBRE y que dará paso a un 2024 llevado de nuevo por la euforia inversora.

Sin embargo, a pesar de esta ralentización que esperamos momentánea, no podemos perder de vista que España sigue siendo un objetivo prioritario para los fondos y family office extranjeros, que siguen encontrando en nuestro sector inmobiliario unas rentabilidades muy interesantes y una estabilidad normativa de la que adolecen en muchos de sus países de origen. Este sería el primero de los aspectos que convierten nuestro país en el receptor ideal para este tipo de inversiones.

Desde hace unos años se está detectando un interés creciente por parte de inversores procedentes de países de América Latina, sobre todo de aquellos que están azotados por la incertidumbre política y una cierta inestabilidad que ahuyenta al dinero, el cual busca espacios más seguros donde operar. En esta situación se encontrarían desde hace tiempo países como Venezuela, cuyos capitales llevan ya años protagonizando importantes transacciones en los barrios más acomodados de Madrid. Pero también estaría en la lista otros territorios vecinos como México, Colombia, Bolivia, Chile y, más recientemente, Perú, sobre todo a raíz de los últimos problemas internos con el autogolpe de Castillo.

España se estaría aprovechando en este caso de todos esos capitales que huyen de una situación inestable en lo político y social y que encuentran en nuestro sector inmobiliario la estabilidad que necesita cualquier inversión a largo plazo. Sin duda, no podemos obviar la hermandad idiomática y cultural a la hora de elegir España como destino de sus operaciones, en lugar de otras plazas europeas o mundiales, que les resultan menos cercanas. En este sentido, compartimos una serie de circunstancias que facilitan la realización de este tipo de operaciones, pero además, nuestro sector inmobiliario continúa siendo mucho más atractivo desde el punto de vista del precio que otras ciudades europeas que pudieran competir por la atracción de esta inversión. París o Londres presentan todavía precios muy superiores a los de Madrid o Barcelona, que a pesar de los incrementos de los últimos años, aún siguen teniendo mucho más recorrido en precio.

Al flujo de inversión procedente de América Latina tenemos que añadir además el permanente interés que la costa española tiene para los inversores extranjeros, en general, y para la Europa del Este, en particular. En este sentido, cabe destacar el caso de Marbella, favorecida desde hace años por el interés demostrado por inversores rusos y que, ahora, atrae por igual a esos inversores ucranianos que han tenido que huir de la guerra y que están entrando en el residencial, pero también en negocios relacionados con la hostelería y el turismo.

En definitiva, puede que 2023 sea un año de ajuste, pero las expectativas inversoras se sitúan entre los 12.000 y 14.000 millones de euros, una cantidad que nos sigue posicionando entre los países más interesantes para la inversión inmobiliaria. Queda claro por tanto que la inversión extranjera sigue con mucho interés apostando por España como destino de sus inversiones y que en el inmobiliario, España sigue estando de moda.

Jorge Martín Losa es Socio de Balms Abogados

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