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La reapertura china es un arma de doble filo para la inflación

Aliviará los cuellos de botella de la oferta mundial, pero hará subir los precios de las materias primas y la energía

Fábrica de peluches en Lianyungang (Jiangsu, China), el jueves.
Fábrica de peluches en Lianyungang (Jiangsu, China), el jueves.STR (AFP)

Igual que millones de chinos, EE UU y Europa acogerán la decisión de Pekín de flexibilizar el Covid cero con una mezcla de esperanza y aprensión. La reapertura relanzará el papel chino de productor de bajo coste, y aliviará los cuellos de botella de la oferta mundial. Pero la reactivación de la demanda china de materias primas y energía hará subir sus precios, y afectará a la zona euro.

El Covid cero paralizó la economía china y contribuyó a la conmoción inflacionista mundial al frenar la producción de bienes manufacturados. El valor de las exportaciones del país cayó un 8,7% en noviembre frente al año anterior, el descenso más pronunciado desde febrero de 2020. Las exportaciones a EE UU bajaron un 25%.

Así, la reanudación de la producción y el consumo debería de tener un efecto desinflacionista en el resto del mundo. Los precios al consumo chinos suben menos deprisa que los de otras grandes economías: la inflación fue solo del 1,6% en noviembre, frente al 7,1% en EE UU y el 10% en la zona euro, mientras que los precios de producción en China cayeron un 1,3%. A menos que un repunte de muertes por el Covid provoque otra oleada de confinamientos, la mayoría de los bancos centrales de las economías desarrolladas acogerán con satisfacción la reapertura.

El apetito del país por las materias primas es más preocupante. Antes de la pandemia, China era el primer importador mundial de gas natural licuado (GNL). Las autoridades prevén que la demanda del país descienda este año por primera vez desde 2002. Un banquero occidental calcula que el consumo chino de GNL está un 30% por debajo de su media a largo plazo.

La ausencia de China en el mercado del gas ha reducido la competencia. Un giro de esa tendencia, aunque sea gradual, hará subir la inflación, sobre todo en Europa. Según UBS, el 43% de la inflación de la zona euro se debe a la energía, frente a solo el 18% en EE UU.

Es cierto que las exportaciones de la zona euro se beneficiarían de la reac­tivación de la demanda china, pero solo son el 1,5% de su PIB, calcula Morgan Stanley. Una China más candente podría dejar Europa a la intemperie.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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