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Una nueva filantropía para el desarrollo de África

La Fundación Ibo fortalece el tejido socioeconómico para el progreso de un pequeño territorio en Mozambique

Miembros de la Fundación Ibo posan junto a alumnos y profesores de la Escuela de Oficios de Ibo.
Miembros de la Fundación Ibo posan junto a alumnos y profesores de la Escuela de Oficios de Ibo.
Rafael Durán Fernández

La relación entre las empresas y las sociedades en las que se establecen ha ido evolucionando desde el ejercicio de la filantropía, de la mera caridad, hacia formas más comprometidas de involucrarse en el entorno en el que estas organizaciones operan mediante la responsabilidad social corporativa. Un paso más en esa evolución se está dando ahora con lo que se conoce como venture philanthropy, desarrollada sobre todo en los países anglosajones y nórdicos, por la cual un inversor apoya a una organización de propósito social ofreciéndole tanto financiación como apoyo en la gestión con el único objetivo de incrementar su impacto social.

Una trayectoria evolutiva que ha experimentado también la Fundación Ibo, que preside Luis Álvarez. Cuando Luis Álvarez, directivo prejubilado de banca, aterrizó en 2002 en Mozambique para canalizar sus inquietudes altruistas y las de un grupo de amigos, comprobó lo difícil que era establecer sin más el proyecto inicial, construir un hotel en la pequeña isla de Ibo, en el Parque Natural de las Quirimbas, de gran atractivo turístico, para sufragar acciones humanitarias. La desnutrición, la falta de formación, la precaria situación de la mujer e incluso la escasez de agua potable obligaron a replantear la estrategia y atender primero estas carencias.

La Fundación Ibo saneó y construyó nuevos pozos de agua potable procedentes de las capas freáticas de la isla, de unos 20 kilómetros cuadrados y llena de manglares, se puso en marcha una escuela de enseñanza y una escuela de carpintería, que luego fue escuela de oficios, y un centro nutricional con el que formar a las madres en buenas prácticas de higiene, salud y nutrición y cuidar la alimentación de los menores de cinco años y de los recién nacidos con la distribución de leche fortificada para bebés menores de seis meses. Finalmente se puso en marcha el hotel, sobre la base de una casa colonial rehabilitada.

Fundación Ibo ha construido un centro nutricional, una escuela de oficios y un hotel

“Llegamos allí sin tener ni idea. Y hemos aprendido mucho a base de prueba y error”, confiesa Luis Álvarez. “Estamos ahora más en el cómo que en el qué, es decir, en la manera de hacer las cosas. Nuestro objetivo ha sido, con las herramientas de la empresa privada, intentar un desarrollo económico, eso fue la idea principal, pero luego lo primero era la nutrición y la formación, y un mínimo de alfabetismo, y esto retrasó un poco la idea inicial”.

El objetivo de Fundación Ibo es impulsar al desarrollo del territorio y su población, pero actuando desde la integralidad de las propuestas y la sostenibilidad de la propia isla. Así, todas las acciones de la fundación están enfocadas a fortalecer el tejido socioeconómico de Ibo a través del desarrollo de su propia población y el aprovechamiento de los recursos de la isla.

Así, se ha potenciado la tradición de orfebrería en la isla para crear un mercado de joyas muy apreciado por los turistas; se han puesto en valor las artes de navegación y pesca tradicionales de la isla con la creación de un museo marítimo; se ha desarrollado un mercado agrícola y se va a comercializar miel, y se ha impulsado la oferta turística, que ahora se trata de restablecer. El hotel se encuentra cerrado desde el año pasado, como consecuencia de lo que el presidente de la Fundación Ibo califica de tormenta perfecta: a la pandemia de Covid-19 se unió el devastador paso de un ciclón y el surgimiento de brotes de yihadismo que ha atraído a la isla a mucha población continental. La población es ahora de entre 30.000 y 40.000 personas.

Liderazgo local

La Fundación Ibo no trabaja como una ONG asistencialista, sino que fomenta el mercado de bienes y servicios en la isla para que su población adquiera herramientas con las que salir de la pobreza y desarrollar sus propios recursos. “Frente a la caridad tradicional, frente a los proyectos asistenciales, estamos formando a la gente para que ellos vayan llevando sus propios proyectos”, apunta Álvarez. Los proyectos de la fundación están liderados ahora por gente local, “estamos más supervisando que liderando, que al final es nuestra idea”.

Los proyectos de la fundación están liderados ahora por gente local

La Fundación Ibo se ha lanzado ahora hacia esta nueva filantropía, venture philanthropy, a nuevas maneras de financiación. “Lo de las donaciones se ha terminado, eso de ir a pedir dinero. Queremos aprovechar todo este movimiento que hay en las empresas, que necesitan hacer una RSC de verdad. Presentarles a las empresas un proyecto: tenemos un centro nutricional, te vamos a medir el impacto, te vamos a hacer un informe cada dos meses y será, si lo financias, tu centro nutricional. Nosotros lo gestionaremos y tú lo puedes ofrecer a tus stakeholders”, ilustra Álvarez.

“Al principio, cuando llegamos, pensábamos que en 20 años estaríamos al final del camino y ahora sabemos que estamos en el principio. Yo creo que nuestro modelo, muy lento, es muy adecuado. Nos estamos reinventando todos los días. Como tenemos pasión, ilusión y parte de inconsciencia, ahí seguimos”, sentencia.

Empoderamiento de la mujer

Uno de los ejes fundamentales del proyecto de la Fundación Ibo, y que es transversal a todas las iniciativas que la organización despliega en la isla, es el empoderamiento de la mujer. Como ocurre en muchos países en vías de desarrollo, en Ibo existía una situación de subordinación de la mujer al hombre, lo que dificultaba su acceso a la formación y las relegaba al cuidado de los hijos y las tareas del hogar. “Hay un sometimiento de la mujer muy cultural y el mismo Gobierno se apoya un poco en nosotros para ir desarrollando un poco a la mujer”, recalca Luis Álvarez. “Estamos convencidísimos que sin la libertad de la mujer no hay desarrollo”, remarca.

Como parte de ese empoderamiento femenino, la Fundación Ibo busca generalizar la educación, que está dando resultados, ya que el 68% de las mujeres de la Escuela de Oficios de Ibo finalizaron sus cursos con éxito en 2021. Estos cursos se centran en materias tan variadas como agricultura, avicultura, emprendimiento o costura.

Como el emprendimiento se considera un eje central en el desarrollo de la isla y de la mujer, el pasado año se crearon nueve cajas de ahorros para financiar nuevos proyectos a través de créditos rotativos. Además, en 2020 se abrió el Centro de Negocios para el seguimiento y apoyo de los emprendedores.

Sobre la firma

Rafael Durán Fernández
Lleva más de una década a cargo de los temas de sostenibilidad en la sección de Buen Gobierno, tarea que compagina con la edición de CincoDías. Aterrizó en el periódico en el año 2000 y pasó una temporada en la sección de Opinión. Antes, en El Siglo de Europa y El Nuevo Lunes. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid.

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