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Cumbre del Clima

La inacción política no da tregua a un planeta en crisis energética

Lejos de bajar, las emisiones globales de CO2 subirán un 1% este año Al ritmo actual, el calentamiento rebasará el umbral de 1,5 °C en 2030

Emisiones mundiales de CO2 de origen fósil
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La cumbre del clima que finaliza este viernes en Egipto ha sido llamada la COP de la implementación, pero lo cierto es que todas las que han sucedido a la de París de 2015, donde se cerró el famoso acuerdo, lo han sido. Pese a ello, poco se ha avanzado desde entonces.

Las emisiones mundiales de CO2 no solo no han disminuido, sino que han subido. Este 2022 crecerán un 1% respecto a las del año pasado, hasta las 37,5 gigatoneladas, según las proyecciones del Global Carbon Project. El informe advierte de que, si se mantiene este ritmo, hay un 50% de probabilidades de que en los siguientes nueve años se supere el límite de 1,5 °C de calentamiento recomendado por los científicos.

“El gran desafío es estabilizarlo en torno a los 2 °C”, decía en la presentación del estudio Pep Canadell, director ejecutivo del grupo científico que coordina desde Canberra (Australia). Según sus cálculos, para alcanzar la neutralidad climática en 2050 –el segundo objetivo lanzado por la ONU en 2015– hará falta que a partir de 2023 se dejen de emitir 1,4 gigatoneladas anuales de CO2, como ocurrió en 2020, el año de la pandemia.

La escasez de gas y petróleo puede llevar a los países a recurrir al carbón, avisa una experta

Pero la respuesta de los políticos no invita al optimismo. Solo 24 países de los 194 suscriptores del Acuerdo de París han presentado planes climáticos nuevos o actualizados desde la COP anterior, lo que la ONU ha calificado de decepcionante, ya que estos documentos, conocidos por sus siglas en inglés como NDC (Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional), contienen los objetivos de reducción de emisiones formulados por cada Gobierno de aquí a 2030.

“Los de esos 24 son los más ambiciosos, pero con ellos solos no se alcanzaría el 1,5”, explica Mario Rodríguez, director para las alianzas y la transición justa de la ONG Ecodes.

Falta ambición

La ONU estima que, si se suman todos los NDC actuales –incluyendo los 24 nuevos–, las emisiones globales subirían en 2030 un 10,6% respecto a 2010, cuando lo que el planeta necesita es una rebaja del 45%. “Por eso, en las últimas COP se ha reiterado a los países que revisen sus NDC para que propongan recortes más drásticos, pero hasta el momento estos llamados no han tenido el éxito esperado”, dice Olga Alcaraz, directora del Grupo para la Gobernanza del Cambio Climático de la Universidad Politécnica de Cataluña.

Entre los 24 que llegaron con los deberes hechos a la cumbre no figuran EE UU ni la UE, que presenta una única NDC en nombre de sus 27 socios. La última que Bruselas aportó en 2021, “según nuestros análisis basados en el principio de equidad, tiene mucho margen de mejora”, afirma Alcaraz.

La UE elabora sus compromisos climáticos a partir de los planes nacionales integrados de energía y clima (PNIEC) de sus 27 miembros. “España va a revisar su PNIEC el año que viene, como estaba previsto, y ahí veremos cuán ambiciosa será su contribución al Fit for 55 europeo”, sentencia Rodríguez.

En la revisión de su PNIEC, España debería elevar la magnitud de su recorte a un 60%

En ese paquete de medidas, la UE se propone bajar sus emisiones un 55% en los próximos ocho años. El experto de Ecodes sostiene que el plan español actual “no está a la altura” de ese reto porque apenas propone una rebaja del 23%, pero para poder cumplir con el objetivo de la UE se tendría que aspirar, como mínimo, a un 60%, precisa.

A los ambientalistas les preocupa que la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania influya negativamente en los NDC de las naciones, al margen de si están actualizados o no. “Nos pone a todos en una encrucijada. Ante la escasez de gas y petróleo, podemos optar por aumentar la producción de electricidad utilizando carbón, o bien impulsar decididamente la generación con fuentes renovables a la par que intentamos moderar al máximo el consumo energético”, describe Alcaraz. “Esta crisis puede ser una oportunidad para la transición energética o bien una trampa que nos haga retroceder a la era del carbón”, resume.

Principales responsables

China. El principal país emisor mantiene su objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2060, una década después del plazo fijado por la ONU. A la cumbre egipcia no asistió su máximo líder, Xi Jinping, quien sin embargo sí se reunió a inicios de semana con su homólogo estadounidense, Joe Biden, en la isla indonesia de Bali, escenario de la cumbre del G20. Allí acordaron reanudar la cooperación climática, lo que ha sido recibido con cierta esperanza.

EE UU. Biden consiguió que el Senado estadounidense aprobase el verano pasado un paquete de 370.000 millones de dólares para energías renovables, vehículos eléctricos y eficiencia energética, pero queda por ver si la nueva correlación de fuerzas en las Cámaras legislativas facilitará u obstruirá el desarrollo normativo del plan.

India. El segundo mayor consumidor de carbón del mundo presentó en el marco de la COP27 un plan en el que por primera vez esboza las medidas que tomará para cumplir su promesa de cero emisiones netas en 2070. Entre ellas, propone aumentar el uso de etanol y un impulso al coche eléctrico y a las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono.

Brasil. Tras el mandato negacionista de Bolsonaro, el regreso de Lula al poder es un soplo de aire fresco para la lucha climática. Los ambientalistas esperan que ayude a detener la deforestación de la selva amazónica.

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