El nuevo plan del G7 para pagar los costes del cambio climático divide a los países en la COP27
El dilema entre mitigación y adaptación divide a los países El Banco Mundial promete una evolución de su financiamiento
Pagar los platos rotos o evitar dañar la vajilla que aún queda. Este parece ser el debate más tenso en la recta final de la cumbre del Clima en Egipto, que finalizará el próximo viernes.
Alemania, quien preside temporalmente el grupo de los 7 países más ricos, dio a conocer ayer la nueva iniciativa “Escudo Global”. Este esquema proveerá financiación a los países vulnerables solo para advertir, minimizar y hacer frente a los daños causados por el cambio climático en economías frágiles. La iniciativa, a la que Berlin destinará 170 millones de euros, no incluye financiamiento para adaptación ni preparación verde.
Este nuevo instrumento está lejos de los reclamos de los académicos y los gobiernos de los países más vulnerables. “Los seguros no son una alternativa viable. Si tengo un accidente de coche todos los días, la compañía no me asegurará más”, asegura Harjeet Singh del Climate Action Network, una organización de múltiples ONG.
La propuesta queda lejos además del pedido de los países de bajos y medios ingresos, congregados alrededor de Mía Mottley, la primera ministra de Barbados. La lider caribeña pide por un “Plan Marshall” que permita no solo hacer frente a las consecuencias, sino también fomentar el desarrollo. “Nosotros fuimos quienes financiamos la revolución industrial con nuestra sangre, sudor y lágrimas. ¿Y ahora tenemos que afrontar la doble penalización de pagar también el coste del aumento de las emisiones? Eso es fundamentalmente injusto”, precisó Mottley en su paso por la cumbre de Egipto.
El reclamo por un fondo de compensación aparece en el centro de ambas posiciones. Un estudio comisionado por 55 países vulnerables estimó pérdidas por 525.000 millones de euros debido a los fenómenos extremos. Sin embargo, la respuesta a quién debe pagar por eso aún divide a las partes interesadas.
La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, deslizó una postura conciliadora. “Habrá que duplicar o incluso triplicar la financiación para adaptarnos a estos efectos y dotarnos de herramientas que nos permitan reaccionar”, precisó en declaraciones radiofónicas.
Evolución
La llave para desbloquear el acuerdo está en los países más ricos, especialmente de Estados Unidos y China. Pekín ya afirmó la semana anterior que, a pesar de ser un gran emisor de carbono, no considera que deba aportar dinero al fondo de reparaciones propuesto. Del otro lado, el presidente estadounidense, Joe Biden, anunció que cuadruplicará la ayuda de Washington con 11.000 millones de dólares anuales, aunque solo destinará un tercio a adaptación.
El único punto ya consensuado es la reforma del Banco Mundial, la principal fuente de financiamiento para acción climática. Aunque lejos del pedido por un nuevo Bretton Woods, el presidente de la entidad, David Malpass, reconoció la preparación de una nueva hoja de ruta para que el organismo pueda dar respuesta al "principal desafío del desarrollo".
La crisis energética dificulta la posición europea
Los esfuerzos de los 27 por disminuir su dependencia energética de Moscú deja al bloque en una situación incomoda en las negociaciones finales. “Nuestra trayectoria hacia las cero emisiones es clara, pero debemos reconocer que parte de este gas ruso debe ser reemplazado y nuestras importaciones deben reorientarse”, reconoció la comisaria comunitaria de Energía, Kadri Simson
La Comisión Europea confía en que el historial previo y sus contribuciones económicas ayuden a mitigar la crítica de los ambientalistas. El bloque destaca que es uno de los pocos contribuyentes a al plan aprobado en 2009 que buscaba destinar 100.000 millones anuales para acción climática. En 2021, el fondo solo sumó 83 millones.