La venta de deuda corporativa de riesgo tiene mucho más recorrido
La de grado de inversión ha caído más, pero eso se invertirá cuando se pongan en precio los impagos y la recesión
La deuda corporativa ha tenido un mal año, pero podría empeorar. Hasta ahora, los bonos relativamente seguros han caído más que los valores vendidos por prestatarios con calificación de basura. Esto se invertirá cuando la deuda de alto rendimiento empiece a poner en precio los impagos y la recesión.
A medida que los bancos centrales han ido subiendo los tipos, los rendimientos de los bonos emitidos por las empresas se han disparado. Curiosamente, los bonos respaldados por los denominados prestatarios con grado de inversión, donde se supone que el riesgo crediticio es menor, se han visto especialmente afectados.
En Europa, los inversores exigen ahora alrededor de 2,2 puntos porcentuales de rendimiento adicional por encima de los tipos de interés de los Gobiernos sin riesgo para mantener los bonos de grado de inversión. Esta cifra, conocida como diferencial, no está muy lejos del máximo alcanzado en el pánico pandémico de 2020, según un índice ICE Bank of America.
El panorama es más variado en el caso de los bonos más arriesgados, conocidos como deuda con calificación basura. El temor a una recesión y a los impagos ha hecho subir los rendimientos. Pero el diferencial de la deuda estadounidense de alto rendimiento se sitúa en torno al 5%, según un índice ICE BofA, en línea con su nivel medio de los últimos 20 años. Solo el 13% de los emisores tienen deuda que cotiza con un diferencial superior al 10%, umbral que indica que hay problemas, señala CreditSights, lo que está más o menos en línea con su media desde 2008. En Europa, este llamado distress ratio está en el 17%, menos de la mitad del nivel alcanzado durante la crisis de la deuda soberana de 2012.
Es cierto que la pandemia hizo que algunos prestatarios muy endeudados se reestructuraran, mientras que incluso los más fuertes acumulaban efectivo. Las compañías se han endeudado a tipos baratos y a plazos más largos. Sin embargo, la volatilidad de los mercados ha hecho que se abstengan de hacerlo últimamente, lo que aumenta la presión para pedir préstamos en los próximos años, cuando los tipos sean más altos y los beneficios más bajos. La emisión de deuda de alto retorno se redujo un 80% interanual en los primeros nueve meses de este año, según Refinitiv, tras haber alcanzado los 650.000 millones de dólares en 2021.
Una economía más débil y unos costes de financiación más elevados harán que las quiebras empresariales aumenten desde los niveles actuales. Moody’s espera que la proporción de empresas con calificación de riesgo se duplique hasta el 3,8% en agosto del año que viene. Pero esta previsión supone que los bancos centrales consigan controlar la inflación sin provocar una recesión.
Los impagos se situaron en torno al 10% en la recesión de los noventa y en la caída de las puntocom, y fueron mayores tras el colapso financiero de 2008. En esas dos últimas crisis, los diferenciales de alta rentabilidad en Estados Unidos y Europa superaron el 10%, no el 6% o el 5% actual.
La deuda de riesgo parece estar preparada para un descenso claramente suave. Eso puede ser un poco optimista.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías