Santander reconoce un parón en la demanda de hipotecas por la subida de tipos
Apunta al aumento de los costes en la construcción de vivienda nueva Ampliará las ayudas más allá del código de buenas prácticas
Santander ha sido el primer banco en reconocer una caída en la producción de hipotecas en España por la subida de tipos de interés. Aunque el banco aumentó un 7% el volumen de crédito en los primeros nueve meses del año, destaca en sus cuentas que ha constatado una “desaceleración” como consecuencia de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE).
”El volumen de las hipotecas está cayendo, aunque no ha habido subidas de precios tan fuertes como en EE UU o en los países del centro de Europa. Los costes en la construcción están subiendo mucho y afectan a la producción de nueva vivienda. Además, hay que tener en cuenta que estamos en un proceso de muy alta inflación y que para controlarla la herramienta con la que cuenta el BCE es ralentizar la demanda”, explicó el consejero delegado del banco, José Antonio Álvarez, durante la presentación de resultados del tercer trimestre.
Este lunes el propio BCE ya alertó de una contracción de la oferta y una caída de la demanda de crédito generaliza en toda la Unión Europea en su Encuesta de Préstamos Bancarios. Además, el supervisor destacaba el endurecimiento en las condiciones de las hipotecas (el 50% de los bancos reconoce haber aumentado las exigencias) ha provocado la caída más pronunciada en la demanda desde 2008.
Entre las previsiones de cara a la recta final de 2022, el BCE señalaba que los bancos cuentan con una nueva contracción generalizada de la oferta y de la demanda de las hipotecas, que podría ser incluso más pronunciada que la registrada entre julio y septiembre.
Se da la circunstancia de que banca y Gobierno se encuentran negociando medidas de ayuda para familias vulnerables que tengan dificultades para afrontar la subida de las cuotas hipotecarias debido al alza de tipos de interés.
Negociación de ayudas
Las patronales bancarias han trasladado una propuesta que prevé extender el plazo para pagar las hipotecas a las familias cuyos ingresos anuales no superen tres veces el IPREM (lo que supone 24.300 euros en este momento y 25.200 a partir de enero del próximo año) y a las que el pago de la cuota les aumente un 30% debido a la subida de tipos. Otro de los requisitos que plantea el sector es que la cuota de la hipoteca, una vez revisada por el repunte del euríbor, represente al menos el 40% de los ingresos de la familia, lo que se considera un nivel de alto endeudamiento, superior al rango recomendado de entre el 30% y el 33%.
En ese sentido, Álvarez ha ido paso más allá y ha asegurado que Santander analizará caso a caso y buscará medidas para familias de rentas medias. “Mi mayor interés es que todos los clientes puedan pagar. Aunque la inflación no suele ser tan mala para pagar los préstamos, estamos todos en el mismo barco, buscando soluciones para futuros incrementos, ya que el primer impacto significativo se puede producir a partir de noviembre. Para cualquier cliente que tenga dificultades se buscan soluciones. Habrá clientes de rentas medias y altas que tengan dificultades y en nuestro acuerdo está buscar acuerdos específicos, estén o no en el Código de Buenas Prácticas”, apuntó el ejecutivo.
La preocupación por el pago de las hipotecas se ha elevado a Europa. La EBA está en alerta ante el aumento que afrontan las familias europeas en el pago de sus cuotas hipotecarias por las subidas de tipos de interés y la semana pasada, en una reunión al más alto nivel con los representantes de los bancos nacionales europeos, se abrió a buscar soluciones que eviten las insolvencias.
Además, el organismo europeo está especialmente preocupado ante un posible exceso de deuda de los consumidores, explican fuentes que asistieron a la reunión. La autoridad teme que los clientes bancarios, sacudidos por la crisis de precios, acudan a opciones de financiación no supervisada y de crédito rápido, que habitualmente imponen el pago de elevadas tasas de interés, y se produzca una avalancha de impagos.
Según explican fuentes conocedoras de las discusiones, la banca vería con buenos ojos aplicar las moratorias legislativas que estuvieron vigentes durante la pandemia del Covid-19 a cambio de relajar las exigencias de capital, ya que a nivel contable penalizaría al balance de las entidades.
La EBA, por el momento, es reacia. La autoridad bancaria ha expresado que la situación no es equiparable a la crisis sanitaria, puesto que en ese momento, con unos los tipos de interés en negativo, había exceso de liquidez para financiar la economía y ahora preocupa el riesgo de impagos.
Por el momento, no se espera que la EBA emita una guía a modo de código de buenas prácticas que apliquen a todos los países por igual. Según explicó el organismo, las características hipotecarias de cada Estado son diferentes y, por lo tanto, las necesidades son igualmente distintas.