La familia Losantos compra por 115 millones tres almacenes logísticos de Amazon en EE UU
El gigante del comercio electrónico y Fedex son los principales inquilinos del holding Maori al otro lado del Atlántico. Prevé sumar 450 millones en logística en ese mercado al final de año
La familia Losantos, a través de su sociedad de cabecera Maori European Holding, se ha reforzado como casero de Amazon en Estados Unidos. La inmobiliaria ha adquirido tres nuevas plataformas logísticas operadas por el gigante del comercio electrónico en Chula Vista y Palmdale (ambas en California) y en Iowa, según confirma la propia compañía. De esta forma, engorda su presencia en el mercado estadounidense, del que prevé llegar hasta 450 millones de euros invertidos en naves a final de año.
Maori ha invertido 118 millones de dólares (116,5 millones de euros, al cambio actual) en esos tres almacenes operados por Amazon. Estas han sido las últimas compras del holding familiar en la actividad de logística, todas ellas operaciones cerradas en 2021, según se recoge en las últimas cuentas presentadas recientemente por la empresa al Registro Mercantil.
En dólares, por la plataforma logística de Palmdale (en el condado de Los Ángeles), Maori pagó 60 millones. Desembolsó otros 30 millones por la de Chula Vista (en las cercanías de San Diego) y otros 22 millones por la de Iowa, esta última una transacción ya anunciada el pasado año por la empresa.
De esta forma, gana relevancia para la familia Losantos el negocio de la logística en EE UU, en la que apuesta por invertir en naves con grandes empresas como inquilinos. La inmobiliaria ya dispone de cinco plataformas operadas por Amazon y otras cinco por el gigante del reparto Fedex, además de contar con otros inquilinos como la farmacéutica Merck Sharp & Dohme (MSD) o la cadena de farmacias CVS.
“Son activos en enclaves estratégicos, con inquilinos de primer nivel, contratos a largo plazo, suelos con posibilidades de ampliación futura, incrementos de renta… Y nuestra principal apuesta se sitúa en la logística de la última milla, clave para el éxito del e-commerce”, detallaba el pasado año Mario Losantos, presidente de Maori, al anunciar la inversión de Iowa. En ese momento, la inmobiliaria sumaba una superficie de un millón de m² en suelo logístico, agrupado en una quincena de activos, y una edificabilidad de hasta 500.000 m² adicionales.
La familia Losantos hizo una gran fortuna cuando vendió la mitad que controlaba de Riofisa, empresa de centros comerciales y valorada en 2.000 millones, a Inmocaral en 2007, justo antes de que explotara la burbuja del ladrillo. Un año después, comenzó una nueva aventura con adquisiciones de activos en España, EE UU, Reino Unido, Nueva Zelanda, Alemania, Portugal, Canadá y Australia. Una de las empresas con las que más opera es la inmobiliaria Allegra. Entre sus grandes proyectos destaca la construcción ya terminada al otro lado del Atlántico de una torre residencial en Brooklyn.
La compañía también explica en sus cuentas que ha vendido a un inversor local una de las naves operadas por Amazon en EE UU, en Greensboro (Carolina del Norte), comprada en 2019, y traspasada ahora por 27 millones. En este caso, Maori ha visto la oportunidad de obtener una plusvalía rápida de cinco millones de dólares, ya que la empresa está abierta a desinversiones si aparecen buenas ofertas.
Desinversiones en Reino Unido
El holding familiar también desinvirtió el pasado año en activos en Reino Unido, tal como se recoge en sus cuentas.
Se desprendió de un edificio de oficinas en Merrion Way, en el centro de Leeds, y de una plataforma logística en Merrington Lane, al norte de Inglaterra, por un valor conjunto de cerca 27 millones de euros, al cambio actual, con una plusvalía cercana a los seis millones.
Multiplica por 2,5 las ganancias
Las cuentas también reflejan que Maori obtuvo en 2021 unos ingresos de 71,6 millones, un 13,65% más de forma interanual. Y ganó 14,8 millones, lo que supone multiplicar por 2,5 veces el resultado obtenido un año antes. Entre las razones se encuentra la reversión de ocho millones de un deterioro apuntado un año antes en las propiedades británicas por la crisis de la pandemia de Covid-19.