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Flossbach von Storch

Pablo Duarte: “El PIB de la zona euro se puede contraer hasta el 2% en el segundo semestre”

El analista sénior del instituto de investigación de la gestora Flossbach von Storch cree que el problema en la eurozona no va a ser la subida de tipos sino “si el gas vuelve a fluir por Nord Stream 1”

Muy crítico con la política del BCE que “una vez más, ha demostrado no ser un banco central fuerte con un plan claro”, Pablo Duarte, analista sénior del instituto de investigación independiente aunque fundado por la gestora alemana Flossbach von Storch, ve la recesión en Europa cada vez más cerca. En Estados Unidos, en cambio, percibe a la Reserva Federal más decidida en su búsqueda de un aterrizaje suave.

R. ¿Cómo valora la subida de tipos aplicada por el BCE?
R. En vez de calmar a los mercados, ha generado más incertidumbre y traerá más volatilidad. Al aumentar las tasas más de lo anunciado y no dar ninguna guía sobre las decisiones futuras, los mercados han quedado a la deriva sobre lo que puede venir en materia de política monetaria. Lo que dejó claro es que no tiene la situación inflacionaria bajo control y que, a diferencia de la Reserva Federal, no parece tener la determinación necesaria para actuar. Demostró, una vez más, no ser un banco central fuerte con un plan claro. La incertidumbre que esto trae no es positiva para la zona euro, especialmente cuando tenemos una inflación en el 8,6% y una guerra en el continente.
R. ¿Considera más correcta la actuación de la Reserva Federal?
R. Ha mostrado que su prioridad sigue siendo la inflación y que los mercados pueden atenerse a que sus decisiones seguirán siendo fuertes, a menos que los datos de precios y del mercado laboral cambien drásticamente. Este aumento de tipos se ha dado en medio de señales de enfriamiento de la economía real, que la reducción del PIB en el segundo trimestre ha confirmado. Sin embargo, el fuerte mercado laboral indica que no se ha llegado a una recesión completa.
R. ¿Qué efecto puede tener sobre el crecimiento y la inflación?
R. La Fed sigue intentando maniobrar un aterrizaje suave, es decir frenar la inflación sin afectar mucho al crecimiento. Pero si bien el aumento de 75 puntos básicos de esta semana ha sido mayor al visto en mucho tiempo, dudo que sea suficiente para frenar la inflación. En los años 70 y 80 fue necesaria una tasa de interés más alta que los precios para frenar las presiones inflacionistas, pero hoy eso significaría una recesión y un colapso de los mercados financieros. No obstante, sin una recuperación milagrosa de la oferta o una recesión que haga frenar la demanda, es probable que EE UU continúe en estanflación por un buen tiempo.
R. ¿Ve señales ya de recesión?
R. En Estados Unidos hay señales mixtas [el país ha entrado en recesión técnica tras registrar dos trimestres consecutivos en negativo], pero en la eurozona es distinto porque estamos muy cerca de Rusia, dependemos de su gas y tenemos una situación mucho más frágil en comercio internacional y política interna. Además, el nivel de deuda de los estados limita mucho lo que el BCE puede hacer. Pero en cualquier caso el problema en la zona euro no va a ser la subida de tipos, sino si el gas ruso vuelve a fluir por el gasoducto Nord Stream 1 o no porque si no, sencillamente, no va a haber cómo producir muchos bienes industriales.
R. ¿Cómo nos afectan las incertidumbres sobre el suministro energético?
R. La palabra clave ahí es incertidumbre. Que un día digan que sí, que otro día digan que no, aumenta las primas de riesgo para cualquier inversión y los costes con los que tienes que contar. Además, estamos viendo que crea una incertidumbre política importante y también se empiezan a crear políticas internas con respecto a los precios. Eso no ayuda a la inflación y nos trae la recesión más cerca.
R. ¿Qué es más importante, controlar la inflación o intentar que el crecimiento no baje?
R. Esa es la pregunta del millón en términos políticos, pero la historia económica nos dice que, si no hay algo de recesión, la inflación no se va a poder controlar. Turquía, que está aquí al lado, tiene actualmente una inflación del 78%, pero el nivel de tolerancia en EE. UU y en Europa es mucho más bajo. En los 70 el nivel máximo que alcanzó la inflación fue del 15%. Lo que el BCE puede tratar de hacer es mantener las tasas de inflación en un nivel de tolerancia alto, podría ser un 5% o un 6% anual. Tal vez a la gente le parecería algo incómodo, pero no iría necesariamente a protestar a las calles. Y al mismo tiempo, tratar de mantener los tipos, de tal forma, que la inflación se vaya comiendo la deuda poco a poco.
R. ¿Cómo pueden acabar las economías de la zona euro y de Estados Unidos en 2022?
R. Cuando se habla de recesión en la zona euro en general se piensa en 2023, pero creo que podría ser antes, así que en la segunda mitad del año podríamos tener un crecimiento negativo de entre el 1 y el 2%. En Estados Unidos la cosa es más ambigua y ahí el crecimiento puede seguir siendo positivo, entre el 1 y el 2% en el año.
R. ¿Cómo afecta este escenario a la economía del sur de Europa?
R. España, igual que los países del sur, tienen la fragilidad de su endeudamiento, por encima del 100%, que es bastante, por lo que su financiación depende bastante de que el BCE esté ahí detrás comprando. Ese es un punto clave. Y en junio ha tenido una inflación del 10,2% que inevitablemente afecta, sobre todo, a la parte más pobre de la población. En Italia ya vemos que hay bastante alboroto. En cualquier caso, el efecto de una reducción de la producción industrial será más duro en países como Alemania, que en otros como España, más enfocados al sector servicios.
R. En este escenario de posible recesión e inflación disparada, ¿hay alguna buena noticia?
R. Hay dos cuestiones positivas. La primera es que los mercados han bajado tanto que es buen momento para buscar oportunidades de inversión porque puede haber empresas muy buenas y extremadamente baratas. Y en renta fija estamos nuevamente teniendo rendimientos positivos. Y la otra es que tenemos la oportunidad de repensar el rol de la política monetaria en los países. En EE UU veníamos de una época en la que la política era sumamente acomodaticia: tasas de interés cero y compras de bonos que creaban muchísima liquidez, euforia y burbujas en los mercados financieros. Ahora tenemos la oportunidad de estabilizar eso, volver a un mundo donde haya tasas de interés positivas, donde la política monetaria deje de ser el único indicador de hacia dónde va la economía, quién recibe un crédito, etc. Se abre una oportunidad para regresar nuevamente a una economía de mercado que esté menos dirigida por las decisiones de los bancos centrales.

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