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Los tenedores de bonos bancarios tienen que sufrir más

El reembolso a la primera ocasión por parte de Credit Suisse de un bono, pese al coste, muestra los fallos del mercado

Los tenedores de bonos bancarios necesitan sentir más dolor. La prisa de Credit Suisse este mes por reembolsar un bono híbrido a la primera oportunidad parece extraña dado el elevado coste de su sustitución. Pero hay una explicación racional. El problema es que pone de manifiesto fallos más extensos en el mercado de 212.000 millones de dólares de títulos de capital bancario.

El pasado 16 de junio fue un buen día para los tenedores del híbrido de 1.500 millones de dólares del banco suizo. El llamado bono adicional de nivel 1 había cotizado al 95% de su valor nominal, lo que reflejaba el riesgo de que el banco lo dejara en circulación en vez de ejercer su derecho a reembolsarlo anticipadamente. Cuando el banco optó por amortizarlo, el precio del bono se recuperó. A Credit Suisse no le fue tan bien. Para mantener sus niveles de capital, el banco en apuros tuvo que emitir un nuevo bono con un cupón del 9,75%, unos 115 puntos básicos por encima del tipo de interés probable del anterior, lo cual implica un coste adicional de unos 17 millones de dólares al año.

Tras la crisis de 2008, los reguladores trataron de hacer que los híbridos, que cuentan para los coeficientes de capital de nivel 1 de los bancos, fueran realmente similares a las acciones. Eso significaba darles activadores que se convirtieran en acciones y cupones que pudieran ser cancelados. También se prohibieron las estructuras para incentivar el reembolso anticipado, como los cupones que se disparan cuando los bonos no se amortizan antes. Sin embargo, los híbridos siguen conteniendo opciones de compra sobre el reembolso anticipado, y los reguladores dan cierto margen de maniobra para su uso. Aunque un puñado de entidades de crédito, como el Banco Santander, han adoptado un enfoque duro, la mayoría de los bancos europeos siguen pagando los bonos de nivel 1 en la fecha de amortización, incluso si cuesta más sustituirlos.

La ventaja evidente es el abaratamiento de la financiación. Sin embargo, la presunción de rescate también crea riesgos: los bancos en apuros pueden acabar pagando tipos de interés más altos para sustituir la deuda que se retira, o los mercados pueden asustarse cuando los bancos deciden no rescatar. Credit Suisse también tenía algunos motivos particulares, como el deseo de deshacerse de los pasivos con cupones basados en el Libor, ahora redundantes.

Los próximos meses pueden endurecer la decisión de los bancos. Los temores a la recesión hacen que el coste de la emisión de híbridos aumente, lo que plantea a otros bancos, como UniCredit, el dilema de si ampliar la deuda o sustituirla con un coste mayor, según CreditSights.

Los reguladores podrían despejar la incertidumbre insistiendo, por ejemplo, en que los bancos solamente amorticen la deuda si pueden refinanciarla a tipos más baratos. También deben examinar las demás características de los híbridos, para garantizar, por ejemplo, que los bonos puedan diferir los cupones o convertirse en capital antes de que quiebre el banco. Hace falta un replanteamiento que complique un poco más la vida a los tenedores de bonos.

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