Renta 2021: lo que tienes que saber sobre la fiscalidad de tus finanzas
Conocer cómo tributan los productos financieros es fundamental para rentabilizar nuestro dinero
Desde el pasado 6 de abril estamos en campaña de renta. Hasta el próximo 30 de junio todos los contribuyentes podemos presentar nuestra declaración del IRPF del año pasado. Es tiempo de poner en perspectiva las ganancias o pérdidas que hayamos obtenido durante el año pasado, de saber si la declaración va a salir a pagar o a devolver y de conocer, también, qué impuestos tenemos que pagar por nuestras inversiones.
¿Es la fiscalidad lo más importante a la hora de elegir un producto financiero? ¿Me tengo que fijar siempre en cómo tributan? La respuesta es que no: no es prioritario, pero sí es importante. Es decir, aunque la fiscalidad no debería ser el motivo principal para decantarse por un producto de inversión, saber cómo tributa cada producto financiero es vital para definir qué estrategia de inversión es la más adecuada para cada persona.
Los impuestos de cada producto financiero afectan directamente a la rentabilidad final que estos ofrecen. Por ello, para evitar que este rendimiento sea menor, deberíamos llevar a cabo un ejercicio de planificación financiera que parta de nuestra situación personal y de nuestros objetivos, y que tenga en cuenta nuestra situación, nuestra capacidad de ahorro, cuánto gastamos o qué previsiones de ingresos tenemos. Esto nos va a permitir tener una foto global de nuestra situación personal, financiera y patrimonial, en la que tendremos presente, también la parte fiscal.
Conocer para comprender: qué hay que saber de la fiscalidad de las inversiones
Los productos financieros tributan en el IRPF en la base del ahorro -a un tipo marginal que oscila entre el 19 y el 26%, como rendimientos de capital mobiliario o como ganancias o pérdidas patrimoniales. Los únicos que tributan en la base general, como si fueran rentas del trabajo, son aquellos productos que están relacionados con la jubilación, como los planes de pensiones, los planes de previsión asegurados (PPA), seguros de dependencia y algunos seguros colectivos.
Los rendimientos del capital mobiliario (RCM) son las rentas que proceden de elementos patrimoniales, bienes o derechos de naturaleza mobiliaria de los que el contribuyente es titular y que no están afectos a actividades económicas. Aquí entran, entre otros, la venta de bonos y obligaciones o letras del tesoro, los dividendos y cupones o los intereses de los depósitos y cuentas corrientes.
Las ganancias o pérdidas patrimoniales (GPP) son las variaciones en el valor del patrimonio del contribuyente cuando se cambia la composición de este, si la renta no está sujeta a impuesto por otro concepto. Aquí se incluyen la venta de acciones, ETF o de derivados, también la venta de fondos de inversión y sicav y de inmuebles.
¿Tienen retención los productos financieros?
La retención es un tema que suele generar confusión, por eso es importante que entendamos primero qué significa y qué implicaciones tiene cuando vayamos a presentar la declaración de la renta 2021.
Las retenciones son los anticipos que los contribuyentes le hacemos a Hacienda por las rentas que hemos obtenido en el ejercicio. Por tanto, cuando hacemos la declaración, tenemos derecho a deducirlas del total. Si la cuantía de la retención es mayor que lo que deberíamos pagar, Hacienda nos devolverá ese exceso y viceversa.
En este punto hay que saber que no todas las rentas tienen retención. Hay productos financieros como las letras del tesoro, ETF, derivados y divisas que no están sujetas a retención, mientras que hay otros que tienen dos fuentes de renta -rendimientos explícitos e implícitos- en los que solo la explícita está sujeta a retención -la renta explícita es aquella que hace referencia a los beneficios o intereses que genera un producto financiero cuando se mantiene en cartera-. Es el caso, por ejemplo, de las acciones: el dividendo tiene retención, pero la venta -que sería la renta implícita- no tiene. Y lo mismo sucede con los intereses de las cuentas y depósitos o los cupones de los bonos.
Por otro lado, los productos que solo tienen una fuente de renta, como los fondos de inversión, los seguros de vida, los pagarés de empresa, los bonos cupón cero y los planes de pensiones, siempre tienen retención.
En las retenciones se aplica siempre un tipo impositivo del 19%. La excepción está en los planes de pensiones, en los que la retención se calcula en función de nuestra escala marginal y del importe que hayamos rescatado.
Reglas de integración y compensación de las rentas de la base del ahorro
En el IRPF se recogen todas las rentas que hemos obtenido durante el año anterior. La base imponible es la valoración monetaria del hecho imponible y comprende la base general, en la que tributan, por ejemplo, los rendimientos del trabajo, y la base del ahorro, donde se encuentran la mayoría de los productos financieros y es conocida como la parte barata del impuesto.
Saber en dónde y cómo tributa cada producto es fundamental para poder compensar las rentas cuando hayamos tenido saldos negativos y positivos. Es decir, es una forma de pagar menos impuestos cuando hemos obtenido pérdidas financieras, algo que hay que tener en cuenta si nos hemos salido en el mercado en momentos de fuertes caídas. Si ese es nuestro caso, debemos comprobar si podemos aprovechar la caída de alguna de nuestras inversiones y pagar menos impuestos por la ganancia que hayamos obtenido por otro activo. ¿Cómo se compensan los rendimientos?
Primero, se compensan entre sí los saldos positivos y negativos de los rendimientos del capital mobiliario del año fiscal 2021. Si tras esa operación continúa habiendo saldo negativo en el capital mobiliario, se puede compensar con el saldo positivo de las ganancias y pérdidas patrimoniales, con un límite del 25%. Finalmente, si todavía queda saldo negativo, este se puede compensar durante los cuatro ejercicios próximos, siguiendo el mismo orden descrito anteriormente.
Por su parte, las pérdidas patrimoniales se pueden compensar con las ganancias patrimoniales de dicho año. Si el resultado es negativo, se podría compensar con el saldo positivo de las rentas del cuadro uno, con un límite de dicho saldo positivo del 25%. Como en el caso de los rendimientos del capital mobiliario, si el saldo continúa siendo negativo, podemos compensarlo en los cuatro ejercicios siguientes, siguiendo el mismo orden.