La dolorosa salida de BP de Rusia casi merece la pena
Con el tiempo, los accionistas podrían incluso recompensar sus ganancias restantes con un múltiplo más alto
Bernard Looney se va a quitar un apéndice cada vez más molesto. En un movimiento sísmico, el consejero delegado de BP anunció el domingo que el gigante petrolero británico se desharía de su participación del 19,75% en Rosneft, la empresa energética controlada por el Estado ruso. Desde el ángulo financiero, el momento no podía ser menos oportuno. Pero Looney aún puede obtener algo de consuelo.
La relación de BP con Rosneft ha tenido sus luces y sombras. Ser propietaria de una quinta parte de una de las mayores compañías petroleras del mundo permitió a BP añadir el año pasado 1,1 millones de barriles de crudo al día a su producción de 2,2 millones, así como 2.700 millones de dólares de beneficios antes de intereses e impuestos. Sin embargo, la proximidad de Rosneft al Gobierno ponía cada vez más nerviosos a algunos inversores. La decisión de invadir Ucrania por parte del presidente Vladimir Putin hizo insostenible la posición de BP.
Pero salirse ahora es muy doloroso desde el punto de vista financiero. BP valoró sus acciones de Rosneft en 14.000 millones de dólares a finales del año pasado. Su valor de mercado el viernes era de casi la mitad de esa cantidad. Dada la evidente falta de compradores, Looney podría tener que amortizar toda esa suma. Si añadimos otros 11.000 millones de dólares de pérdidas por cambio de divisas que BP únicamente reflejaba en su balance, Looney podría enfrentarse este año a un cargo de 25.000 millones de dólares en la cuenta de resultados.
BP podría haberse evitado todo este lío saliéndose antes. Pero no es, ni mucho menos, la única en esta situación. Su rival francesa TotalEnergies se enfrenta a un dilema similar, mientras que Shell y Exxon Mobil también tienen grandes intereses en Rusia. BP se deshace de un activo que le producía quebraderos de cabeza cada vez mayores. Con el tiempo, los accionistas podrían incluso recompensar sus ganancias restantes con un múltiplo más alto. De no ser por la crisis de Ucrania, es una decisión que BP quizá no hubiera tomado.