La guerra de Ucrania golpea más aún a la industria de los chips
La invasión rusa podría provocar una mayor escasez de semiconductores, elevando la presión en los fabricantes de coches y de dispositivos tecnológicos. Rusia y Ucrania son proveedores de componentes clave utilizados en la fabricación de los chips
Si algo le faltaba a la industria de los semiconductores es la guerra de Ucrania. La invasión rusa de ese país ha desatado todas las alarmas pues los analistas ven más que probable que la escasez de chips, que ha causado durante más de un año fuertes estragos a los fabricantes de automóviles y de dispositivos tecnológicos y que se esperaba disminuyera este 2022, empeore.
¿La razón? Ucrania es uno de los mayores productores de gas neón, crítico para los láseres utilizados en la fabricación de chips, y suministra más del 90% del neón de grado semiconductor de Estados Unidos. Y Rusia es, junto con Sudáfrica, un proveedor clave de paladio, pues provee en torno al 33% de la demanda mundial de este metal raro, según estimaciones de la empresa de análisis Techcet.
“Al igual que Taiwán, tanto Ucrania como Rusia desempeñan un papel fundamental en la cadena de suministro mundial de semiconductores (...). Esta guerra podría afectar potencialmente en la capacidad de fabricación de semiconductores y, en consecuencia, aumentar los precios de los chips”, aseguró a Business Today Prabhu Ram, jefe del grupo de inteligencia de la empresa de análisis CyberMedia Research. Un dato puesto sobre la mesa estos días es que el precio del neón se disparó un 600% cuando Rusia invadió Crimea en 2014. Y el paladio subió más del 7% el pasado jueves.
La CEO y presidenta de Techcet, Lita Shon-Roy, no tiene ninguna duda de que si el conflicto se intensifica y si EE UU impone más sanciones a Rusia, Vladimir Putin podría tomar represalias reteniendo los materiales críticos necesarios para la producción de chips de EE UU. “El conflicto puede impedir las exportaciones de Ucrania y el suministro de neón se vería afectado de inmediato. Además, las exportaciones de C4F6 y paladio que provienen directamente de Rusia también podrían verse afectadas y utilizadas como palanca contra las sanciones comerciales”, remarca Shon-Roy, que confía en que no se llegue a ese extremo. Pero, si la situación empeora, “los fabricantes de chips pueden sufrir interrupciones importantes en el suministro”.
Un conflicto a gran escala que interrumpa las exportaciones de los citados elementos podría afectar a fabricantes como Intel, que obtiene alrededor del 50% de su neón de Europa del Este, según JP Morgan. Pero, como apunta Reuters, el dolor no será uniforme. ASML, la empresa holandesa dedicada a la fabricación de máquinas para la producción de circuitos integrados, obtiene menos del 20% de los gases que utiliza de los países afectados por la crisis.
Las empresas pueden recurrir a China, EE UU o Canadá para aumentar los suministros, según JP Morgan. De hecho, a principios de este mes, la Casa Blanca advirtió a los fabricantes de chips de que diversificaran sus cadenas de suministro, pero el tiempo apremia en una industria ya muy tensionada, que ha dificultado la obtención de chips para coches, dispositivos médicos y otros equipos tecnológicos durante la pandemia.
Además, la guerra de Ucrania se produce mientras la demanda de chips no para de crecer en distintos ámbitos, ya que las empresas están comprando más productos de tecnología para su transformación digital. Y aunque algunas empresas como Samsung o Intel han anunciado la construcción de nuevas fábricas de chips estas tardarán bastante tiempo en estar operativas.
La secretaria de Comercio de EE UU, Gina M. Raimondo, aseguró el mes pasado que el inventario promedio de chips cayó de 40 días en 2019 a menos de cinco días en 2022. También indicó que la mayoría de las fábricas de chips están funcionando a más del 90%. Sin duda, las noticias no son buenas ni para la castigada industria de la automoción, que se vio obligada a parar algunas fábricas durante el 2021, ni para otras muy demandantes de chips.
Los fabricantes de chips han señalado que esperan una interrupción limitada de la cadena de suministro como consecuencia del conflicto Rusia-Ucrania, gracias al almacenamiento de materias primas y la adquisición diversificada, según informó Reuters. Los analistas creen que habrá que esperar entre seis meses y un año para ver el efecto, sobre todo en cuanto a la potencial subida de precios, debido a los acuerdos a largo plazo que tienen estas compañías para la adquisición de la materia prima.