El efecto del caso ISIS para Ericsson puede ir mucho más allá de la multa
Se había beneficiado de la presión diplomática de Washington contra Huawei
Aparecer en la misma frase que el Estado Islámico es un mal día en la oficina para cualquier empresa. Es especialmente preocupante para Ericsson. La revelación del CEO Börje Ekholm el martes de que los pagos realizados en Irak pueden haber acabado en manos del ISIS, empeora mucho las cosas.
La excusa de Ekholm para no confesar antes es que las transacciones que descubrió en 2011-19 no cumplían el umbral de “relevancia”. Es poco probable que eso le siente bien al Departamento de Justicia de EE UU, que ve con malos ojos cualquier cosa que no sea una revelación completa en las investigaciones anticorrupción. Dado el daño que el ISIS infligió a los intereses occidentales, también será mal visto por el público en general. No es de extrañar que Ericsson se desplomara en Bolsa.
Es posible que la caída, de 4.000 millones de dólares, se aproxime a la cuantía de la sanción. El acuerdo de la empresa en 2019 sobre los sobornos en China, Vietnam, Indonesia, Kuwait y Yibuti dejó claro que el elevado tamaño de la multa se debió en parte a la dilación. Mantener en secreto cualquier trapicheo iraquí mientras se negocia con los federales tiene muy mala pinta.
Sin embargo, la reacción del mercado también puede reflejar el impacto potencial en la estrategia. Ekholm se había beneficiado de la presión diplomática de Washington contra Huawei, que expulsó al grupo de EE UU y de la mayor parte de Europa. En el último trimestre de 2021, las ventas de Ericsson en Norteamérica, que suponen casi un tercio, se dispararon un 17% interanual. Eso compensó con creces el descenso de 800 millones de dólares en China, ya que Pekín se vengó de los proveedores occidentales.
Con Nokia como único gran fabricante occidental de equipos 5G, la posición de Ericsson en América parecía asegurada. Pero Samsung está entrando deprisa, tras lograr un acuerdo de suministro de 6.600 millones con Verizon en 2020. Amazon Web Services también está moviendo ficha. Si el lío iraquí de Ekholm provoca una desconfianza permanente en EE UU y en China, las multas serán el menor de sus problemas.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías