Consolidación, diversificación, 5G... ¿hacia dónde se dirigen las telecos europeas?
Se avecinan más reestructuraciones en el sector impulsadas por la digitalización de procesos y el creciente número de servicios automatizados
Las fusiones entre operadores de telecomunicaciones europeos son poco probables por varias razones. La principal es que los acuerdos transfronterizos no tienen interés, ya que no hay sinergias de esta índole en el negocio. En pocas palabras, un minuto de tráfico móvil producido en Lituania no ofrece ninguna ventaja para un operador de redes móviles en Italia. Por otro lado, la Comisión Europea está en contra de la consolidación nacional de la telefonía móvil porque el número de operadores de telefonía móvil en cada país es ya muy bajo (entre tres y cuatro) para mantener una competencia suficiente, incluido el mercado español.
Los reguladores nacionales de telecomunicaciones han mostrado poco apoyo a una mayor consolidación en sus mercados nacionales de telefonía móvil. La única consolidación nacional que parece posible es la fusión de un operador de telefonía fija con un operador de telefonía móvil en el mismo país, como ilustra el reciente anuncio de Orange Bélgica de comprar el operador de cable Voo. Sin embargo, tras muchas operaciones en la última década, apenas quedan operadores independientes de telefonía fija (cable) en Europa.
Para Bruselas, al igual que en Estados Unidos, sigue siendo prioritario que exista competencia suficiente en este sector. Recordemos que el Departamento de Justicia de EE UU permitió la fusión T-Mobile US-Sprint, reduciendo el número de operadores de telefonía móvil de cuatro a tres, pero solo a condición de que se lanzara después un nuevo cuarto operador de telefonía móvil (Dish). Es un remedio similar al que exigió la CE en Italia: permitió que CK Hutchison fusionara 3 Italia con Wind en 2018 a condición de que Iliad entrara en el mercado móvil italiano para crear un cuarto operador.
Entre tanto, los inversores financieros se han vuelto más activos en algunas áreas de la industria de las telecomunicaciones, especialmente en el segmento de las infraestructuras, como las torres de comunicaciones y las redes de fibra, ya que proporcionan estabilidad y visibilidad en los flujos de caja. Sin embargo, son mucho menos activos en lo que respecta a la adquisición de operadores completos. De hecho, los propietarios han tendido más a privatizar empresas que cotizaban en Bolsa tras registrar varios años de resultados bursátiles decepcionantes –Altice Europe, Iliad–.
Las bajas valoraciones de las acciones y, más recientemente, el aumento de los tipos de interés probablemente disuade a los inversores financieros de hacer grandes apuestas en el sector. Además, los mayores operadores de telecomunicaciones de Europa siguen considerándose activos nacionales estratégicos, por lo que no son objetivos naturales para los fondos de inversión extranjeros.
Los operadores de telecomunicaciones europeos han visto a menudo la diversificación como fuente de crecimiento, pero han tenido poco éxito. En la actualidad, las perspectivas no son diferentes. Entrar en la producción de medios de comunicación/compra de contenidos, por ejemplo, no ha sido un verdadero éxito. Ejemplos de ello son la adquisición de derechos de fútbol por parte de BT o la creación de Orange Cinema Series (OCS) en Francia. En Estados Unidos, la reciente decisión de AT&T de escindir WarnerMedia es también un buen ejemplo. Las inversiones en servicios informáticos también han sido poco convincentes: por ejemplo, KPN (Getronics) o Deutsche Telekom (T-Systems). Por último, la inversión en el negocio bancario de Orange, desarrollada por el consejero delegado saliente, Stéphane Richard, no ha dado los resultados esperados, y ha habido rumores de una posible venta.
La inversión en 5G no es un problema para el sector y, desde luego, no es motivo para que los operadores europeos se embarquen en una nueva ola de fusiones y adquisiciones. Las inversiones en 5G se limitarán a sustituir las inversiones en redes 2G y 3G que han desaparecido y el capex en 4G, que ahora está disminuyendo a pesar del continuo crecimiento del tráfico de datos móviles en todas las redes móviles.
En España, el crecimiento del uso anual de datos móviles aumentó un 48% en junio de 2021. En Francia, por ejemplo, el gasto de capital en telefonía móvil se ha mantenido estable en torno a los 2.600 millones de euros anuales durante los últimos 15 años, mientras que el tráfico de datos móviles se multiplicó por unas 60.000 veces. Y, al mismo tiempo, el número de operadores móviles propietarios de una red pasó de tres a cuatro, con la entrada de Iliad en el mercado en 2012. Por último, los precios de las subastas del espectro 5G han sido muy razonables, ya que en la mayoría de los países (Portugal es una excepción) casi no hubo nuevos participantes. Y, como los reguladores han retrasado las subastas en muchos países a causa de la crisis provocada por el Covid-19, los flujos se han repartido finalmente en varios años.
La industria ha demostrado durante la crisis del Covid-19 que era casi inmune al ciclo económico, capaz de mostrar márgenes bastante estables, por lo que las perspectivas siguen siendo estables. De hecho, no creemos que una inflación moderada vaya a cambiar sustancialmente el sector en términos de ingresos y márgenes. Esperamos que la inflación en los costes se compense con parte de la continua reducción de costes entre los operadores.
Además, se avecinan más reestructuraciones en el sector impulsadas por la creciente digitalización de muchos procesos y por un número cada vez mayor de sistemas de pedidos y servicios de atención al cliente automatizados y en línea.
Jacques de Greling es Director de calificaciones corporativas de Scope Ratings