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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El inversor necesita una regulación integral de las criptomonedas

CINCO DÍAS

La CNMV comenzará este jueves a tratar de poner orden en el opaco mundo de la publicidad sobre criptoactivos mediante una circular que convierte al supervisor español en pionero en el control de las promociones en este sector. El organismo pondrá bajo el punto de mira las campañas masivas de publicidad –entendidas como aquellas dirigidas a más de 100.000 personas–, las cuales necesitarán autorización previa. También supervisará las recomendaciones realizadas de forma remunerada por cualquier personaje relevante o influencer, tanto si la pulicidad se realiza en España como desde otro territorio, siempre que en este último caso el mensaje se dirija a inversores españoles. La circular establece una presunción de que ello será así cuando el idioma utilizado sea el español, salvo que quede claro que el destinatario de la promoción es otro mercado. Pese a que el texto no establece un régimen sancionador específico, será de aplicación la normativa general de la Ley de Mercado de Valores, que fija severas y contundentes multas. El hecho de que exista una web o un teléfono de contacto será clave a la hora de intervenir.

Ni las insistentes advertencias de los supervisores ni las primeras causas judiciales llegadas a los tribunales –hay varias abiertas ya por presuntos fraudes piramidales– han podido frenar el crecimiento exponencial del mercado de las criptomonedas. Tanto el Banco de España como la propia CNMV han insistido en la necesidad de actuar con extrema prudencia frente a este tipo de activos, por su opacidad, su complejidad y su alta volatilidad, así como por la agresiva publicidad que se utiliza como gancho para atraer a los inversores. Aunque la intención de la circular de la CNMV es precisamente proteger al pequeño ahorrador, todo apunta a que la aplicación sobre el terreno de la norma no será sencilla, y no solo por la complejidad que entraña supervisar entidades y a personas que operan desde fuera de España, sino por la dificultad de acreditar, en algunos casos, que las recomendaciones sobre estos activos constituyen publicidad remunerada en lugar de meras opiniones, las cuales la CNMV no penaliza porque entran en el ámbito de la libertad de expresión.

Resulta sorprendente que España apueste por regular la publicidad sobre las criptomonedas antes de legislar sobre los propios activos, al contrario de lo que sucede en países como Alemania o Francia, que han diseñado sus propias regulaciones de acuerdo a las líneas generales del reglamento MICA que prepara la UE. La protección del inversor exige sin duda vigilar las falsas promesas y los seductores ganchos de los anuncios, pero todavía más regular el mercado. Porque la batalla es integral y se debe dar en todos los frentes.

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