Berkeley rompe con su principal inversor, el fondo soberano de Omán, que le reclama 56 millones
El fondo reclama la devolución de un pagaré por el fallido proyecto minero en Salamanca; la firma está suspendida de negociación por la CNMV
La cotización de Berkeley Energía, que aspira a construir una mina de uranio en Salamanca pero aún no dispone de los permisos disponibles, ha sido suspendida de cotización al hilo de la reclamación del fondo soberano de Omán, que pide la amortización de una deuda de 65 millones de dólares, 56 millones de euros. La noticia supone al ruptura de la empresa, sin actividad más allá de la preparación de este proyecto minero, con su principal inversor, que tenía opciones para llegar hasta el 37% del capital.
Berkeley ha remitido a la CNMV, minutos antes de la apertura del mercado, una comunicación explicando la suspensión de negociación en Australia, donde también cotiza. Así, la sociedad Singapore Mining Acquisition, filial del fondo soberano de Omán, ha exigido el pago inmedato de un pagaré convertible que financió como parte de un acuerdo de inversión al que llegaron en 2017 para el desarrollo de la mina de Retortillo, en Salamanca. La negociación en España ha sido suspendida durante toda la sesión, "mientras es difundida información", según ha indicado la CNMV.
El fondo de Omán considera que el proyecto de inversión y por lo tanto el acuerdo han resultado fallidos, por lo que reclama la amortización inmediata del pagaré. "La empresa rechaza estas alegaciones y está buscando asesoramiento legal", indica por su parte Berkeley. La semana pasada Berkeley informó a la Bolsa de Londres (no así a la CNMV) de la dimisión de un consejero que representaba a Omán, Deepankar Panigrahi, que fue nombrado en 2017 como parte del acuerdo de inversiones.
El acuerdo se comunicó en agosto de 2017, y estaba valorado en 120 millones de dólares, algo más de 100 millones de euros. Comprendía un crédito convertible de 65 millones de dólares convertible en acciones a 0,27 libras (la acción cotizaba a 0,10 antes de la supsensión), que permitiría a Oman tomar el 28% de Berkeley y, por otro lado, tres tramos de opciones convertibles a precios entre 0,6 y una libra que aportarían otros 55 millones de dólares para apoyar el desarrollo de una segunda fase de la mina. Esto podría dar a Omán otro 9% del proyecto.
Según la memoria anual de Berkeley, el crédito convertible se debía convertir en acciones de la empresa de forma automática el próximo 30 de noviembre. Sin cifra de negocio, los fondos del país árabe han financiado las operaciones de Berkeley llevadas a cabo hasta el momento: "La emisión del pagaré convertible de 65 millones de dólares y de las opciones de OIA [Oman Investment Authority] ha proporcionado los fondos para completar las inversiones iniciales", indica la memoria. Además, la empresa contaba con el fondo soberano para completar su proyecto, en caso de haberse llevado a cabo. "La compañía ha estado financiando sus necesidades de circulante, lo que ha reducido la cantidad disponible para financiar la construcción completa. Esta situación continuará mientras la NSC II [aprobación del proyecto] siga pendiente, a menos que las opciones se ejerzan anticipadamente".
Ahora bien, la memoria recoge también los términos de conversión, que se ejecutaría automáticamente el 30 de noviembre en caso de que la mina no estuviera operando. "La empresa no tiene la obligación de amortizar el pagaré con sus reservas, y [el pagaré] solo es reembolsable en caso de incumplimiento de los términos del acuerdo de inversión", donde se recoge la ruptura de las condiciones de financiación, insolvencia de la Sociedad, cese de actividad o cese de su cotización en una Bolsa de valores reconocida".
Atender la reclamación dejaría las arcas de la empresa en situación crítica: el único activo significativo en balance son 79 millones de dólares en caja a cierre de junio. La cuenta de resultados se saldó con una pérdida atribuida de 55 millones de dólares, en parte ligadas a las opciones en manos de OIA y en parte por los trabajos de preparación del proyecto. Los directivos, además de ser titulares de unos 16 millones de acciones (algo más del 5% del capital) de la empresa entre tenencias directas y opciones, han recibido en los dos últimos años remuneraciones por 870.000 euros (2020) y 992.000 (2020).
El proyecto de Retortillo no se ha llegado a desarrollar ante la falta de autorización del Gobierno y del Consejo de Seguridad Nuclear. Por más que la empresa sí ha logrado otros permisos administrativos, el desarrollo de minería con material radiactivo precisa de una autorización de la que Berkeley no dispone por el momento. El CSN publicó en julio, tras varios retrasos, el dictamen sobre el proyecto, rechazado por la escasa "fiabilidad" y en las "elevadas incertidumbres" de los análisis de seguridad de la instalación radiactiva en los aspectos geotécnicos e hidrogeológicos, de los que depende la verificación del comportamiento adecuado de diversos parámetros del proyecto.
La votación salió adelante por cuatro votos contra uno, si bien Berkeley anunció un recurso. El CSN "deficiencias técnicas" detectadas en la evaluación se refieren principalmente al almacenamiento definitivo de residuos radiactivos de muy baja actividad, que forma parte de la instalación radiactiva de primera categoría.
El dictamen del CSN hundió la cotización de Berkeley un 61%, si bien la acción ha recuperado desde entonces un 27%. Es uno de los valores habituales en las mayores subidas y bajadas del mercado español, a pesar de la ausencia de actividad: en 2020 se disparó un 187%. En la Bolsa de Londres, donde cotiza desde 2006, ha alternado estas subidas en vertical con desplomes como el 84% de 2018.