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Alimentación

La subida de precios de los alimentos llega al lineal y vuelve a tensionar la cadena

Grandes fabricantes ya trasladan al precio el alza de costes

Efe
Javier García Ropero

Las tensiones inflacionarias generalizadas, provocadas por el encarecimiento de materias primas, energía o transportes, ya han llegado a la alimentación. Grandes fabricantes, tanto españoles como multinacionales, han reconocido en las últimas fechas que la coyuntura les está obligando a incrementar los precios como medida de urgencia para salvaguardar los márgenes y paliar, en la medida de lo posible, esos mayores costes, que en España se han traducido en una inflación del 5,5% en octubre, el mayor nivel desde 1992.

La semana pasada, el principal fabricante español de arroces y pastas, Ebro Foods, explicaba que había empezado a implementar una “política de subida de tarifas”. Entre los factores, un encarecimiento del trigo duro de casi el 60% la tonelada. Deoleo, en el caso de los aceites de oliva, también reconocía atravesar “una etapa de ajustes” para “repercutir los incrementos de la materia prima”, que en su caso se ha encarecido un 70% en el último año.

A nivel global, Nestlé reconoció en su última presentación de resultados que durante el tercer trimestre, entre julio y agosto, incrementó los precios un 2,1%, el mayor porcentaje en seis años; Danone ha cifrado en un 8% el incremento de costes estimado para este año y para el que viene, y avisó de mayores subidas de precios en 2022. “Estamos empezando a preparar conversaciones con la distribución para llegar al nivel de precios que necesitamos”, dijo su director financiero hace unos días. Y Unilever también ha reconocido incrementos “significativos” en sus precios.

Movimientos que tienen consecuencias en los extremos de la cadena alimentaria: la distribución, es decir, el lineal; y los agricultores y ganaderos, es decir, los productores.

En el primer punto, el sector ha pasado de hablar a principios de año de una guerra por bajar los precios a una por no subirlos. Este, que suele actuar con márgenes estrechos, intenta todavía evitar un incremento generalizado de los precios. “Vemos que el alza de la inflación aún no han repercutido de manera completa. Ahí está la batalla. Aún se trata de subidas en casos puntuales, pero dependerá de cómo evolucione la situación”, explica Bernardo Rodilla, director del área de retail en Kantar Worldwide.

En el otro extremo de la cadena está el campo. Agricultores y ganaderos también denuncian una situación extrema de aumentos de costes, que fuentes del sector cifran en una media del 50%. Luis Calabozo, director general de Fenil, la patronal láctea, explica que el sector “está atravesando una crisis de costes que arrastra principalmente por la materia prima, la energía y la reestructuración del propio sector”. Este estima incrementos de costes del 22% en la alimentación del vacuno, del 44% en la energía, del 11% en la mano de obra o del 48% en las emisiones de carbono, entre otros.

Venta a pérdida

La organización agraria COAG habla de una subida del 100% en los fertilizantes, del 300% en la energía, del 50% en los plásticos o del 25% en los piensos para ganado. Una “brutal subida” que, según la organización, no se está pudiendo trasladar. “Cuatro o cinco grandes centrales de compras adquieren el 80% de las frutas y hortalizas. Además, en esta época del año España es la huerta de Europa, por lo que el margen del agricultor para repercutir los precios es casi nulo”, se explica desde el sindicato agrario.

En este punto aparecen tres palabras habituales en el sector: venta a pérdida. Luis Calabozo, de Fenil, apunta a que la crisis de costes “se ha agudizado por la insostenibilidad de la cadena láctea”. Este recuerda que el Ministerio de Agricultura reveló en julio pasado que el sector de la leche líquida actúa con márgenes muy reducidos, incluso negativos. “Es un sector sin rentabilidad para todos los agentes que operan, ganaderos, fabricantes y distribuidores”, dice Calabozo. Este cita un estudio del panel de consumo alimentario del mismo ministerio que indica que “la leche se vende con un margen negativo por parte de la distribución de casi 7 céntimos el litro. La distribución es quien pone el precio final de venta y, con estos datos, se puede ver claramente que lo hace mayormente a pérdida, condicionando el precio que llega al ganadero y a la industria”.

Pese a que en febrero del año pasado el Gobierno introdujo la obligación de que los contratos alimentarios siempre cubran los costes de producción, la coyuntura inflacionista vuelve a introducir tensión en la cadena. “Con estos aumentos de costes hay agricultores que están vendiendo a pérdida. En casos de perecederos, muchos acaban firmando costes que no son reales”, se apunta desde COAG.

“Si esta situación continúa, las pérdidas y destrucción de tejido productivo y transformador serán irrecuperables”, dice Calabozo, que pide “que se ilegalice la venta a pérdida por categoría hasta el consumidor, se regularicen las relaciones comerciales y haya simetría de condiciones entre la industria y distribución, así como lo está entre industria y ganaderos”, dentro de la reforma de la Ley de la Cadena Alimentaria, cuyo trámite se encuentra en el Senado.

“La gente tendrá que acostumbrarse a unos alimentos más caros”

Declaraciones. Los ejecutivos de los principales fabricantes de alimentos del mundo vienen avisando en las últimas semanas de que la presión sobre los precios no será algo que se solucione en unas pocas semanas, sino que esta situación perdurará, por lo menos, durante el próximo año. Quizá uno de los más claros al respecto fue el consejero delegado de Kraft Heinz, Miguel Patricio, que en declaraciones a la BBC aseguró que “los consumidores tendrán que acostumbrarse a uns precios más altos de los alimentos”, no solo por la coyuntura actual, sino por el incremento poblacional en todo el mundo y la cada vez menor superficie agrícola disponible. Eso sí, Patricio también aseguró que “no todos los incrementos de costes deben ser trasladados a los clientes. Tenemos que minimizar estas subidas”.

Inflación. El índice de precios al consumo (IPC) de octubre en España arrojó un incremnto anual del 5,5%, el mayor nivel en 29 años. Los alimentos y bebidas no alcohólicas también se incrementaron, aunque en menor porcentaje: un 1,6% anual, aunque la variación con el mes anterior fue del 1,3%, el mayor porcentaje del último año. Los alimentos frescos se incrementaron un 0,8% anual pero un 2,5% intermensual, de nuevo, el mayor repunte en el último año. Y los alimentos elaborados crecieron un 1,8% anual, el mayor en más de un año, y un 0,5% mensual.

Sobre la firma

Javier García Ropero
Redactor de la sección de empresas, especializado en distribución, gran consumo y economía del deporte. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Especialista en información económica de la UIMP. Desarrolla su carrera en CincoDías desde 2011 tras haber pasado por El Mundo y Vocento.

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