Javier Marín, el banquero que se divierte y ahora va por libre
El ex-CEO de Santander compra la unidad de banca privada de UBS en España para crear el mayor operador independiente del sector
Es banquero de nacimiento, casi de familia. Javier Marín Romano (Madrid, 1967) dejó atrás su prejubilación dorada –tras más de dos décadas en Santander y una breve etapa como consejero delegado– con la compra de Self Bank, que bajo la denominación Singular Bank acaba de adquirir a UBS su unidad de banca privada en España, para convertirse en el mayor operador independiente del sector en el país. Él es el consejero delegado.
Es la operación estratégica de banca privada nacional más importante de los últimos años. La compra se ha cerrado en unos 200 millones de euros, tras varios meses de negociación. Singular Bank pretende seguir creciendo de forma inorgánica, y ponerse a la altura de las divisiones de CaixaBank o incluso Santander, aunque para ello tendría que aumentar en un orden de magnitud (multiplicar por diez) su negocio, algo nada fácil. Otro objetivo es, una vez alcanzada la rentabilidad, algo que prevé para el tercer trimestre de 2022, estudiar una OPV.
Marín es simpático y educado, y tiene un punto de llaneza que puede llamar la atención en alguien dedicado a un sector tan especializado. No presta mucha atención al Whatsapp, pero a cambio puede ser relativamente accesible a una llamada telefónica. Él se considera “una persona de equipo, detallista y con un marcado perfil comercial y gran experiencia en la gestión”. Le apasionan los retos. “Por las horas que dedico, en el trabajo uno tiene que divertirse”. Su rutina diaria, dice, es “trabajar y trabajar, y desde luego la familia”: está casado y tiene tres hijos adolescentes. También saca tiempo para el golf, el campo y la lectura; es aficionado del Valencia de fútbol.
Se licenció en Derecho por la Universidad Pontificia Comillas – Icade, y en 1991 se incorporó a la asesoría jurídica internacional de Santander. Al poco tiempo (1995), Emilio Botín lo elige como jefe de gabinete, posición que, cuenta, le dio la oportunidad de conocer en profundidad los distintos negocios y mercados en los que operaba la entidad. La relación entre los Botín y los Marín venía de antes: el padre de Javier Marín ya ejerció como secretario del de Emilio Botín, y su hermana también trabajó un tiempo en el gabinete de Ana Botín.
La fusión entre Banco Central Hispano y Santander en 1999 supone el nacimiento de la unidad de banca privada BSN Banif y Marín es nombrado su consejero delegado. Banif supondría, destaca él, un hito en el sector en España: “Alcanzó de manera independiente una clara posición de liderazgo en el mercado”. Desde ahí, el directivo crea Allfunds Bank, plataforma de intermediación de fondos internacionales que luego se escindiría del grupo.
Enmarcada en el proceso de globalización de Santander, nace en 2009 la división global de banca privada, y Marín es nombrado director general de grupo. El negocio de banca privada combinaba las franquicias locales de cada banca retail con unidades transversales situadas en Suiza y Miami (EE UU) para dar servicio desde esos centros a clientes de todas las geografías de la entidad.
Dos años después, el banquero añade a sus responsabilidades las divisiones de seguros y gestión de activos y lidera el proceso de creación de modelos globales de servicio, además de acometer varias operaciones corporativas que supusieron la incorporación de socios estratégicos tanto en el negocio de seguros como en el de gestión de activos. Eso contribuyó al desarrollo de la actividad y a la materialización de más de 3.000 millones de euros de plusvalías para el grupo, señala. Había trabajado ya, por tanto, en todas las áreas de la banca, salvo la minorista.
En 2013 es nombrado consejero delegado del grupo, no sin cierta sorpresa entre los inversores, que esperaban un ejecutivo más veterano. Marín puso en marcha un proyecto para la transformación de la banca comercial, la optimización de la base de costes y la evolución del modelo tecnológico hacia una arquitectura más flexible, ágil y eficiente.
Pero un año después fallece Emilio Botín, y su hija y sucesora, Ana Botín, decide prejubilar a Marín con menos de 50 años, con unos 11 millones de compensación, que optó por recibir de una vez. El banquero comienza a desarrollar por su cuenta “un nuevo concepto” de banca privada que culmina con la adquisición en 2018 de Self Bank a Société Genérale (que a su vez lo había adquirido de Boursorama) por 40 millones, con el apoyo fundamental de la firma de capital riesgo estadounidense Warburg Pincus, a la que conoce bien, porque ya había trabajado con ella en su periodo en Santander. Marín tiene el 5% del capital.
Al volver al sector tuvo que devolver más de 7 millones a su antiguo patrón. “No podía estarme quieto, y hago lo que sé, hacer banca”, explicaba Marín al presentar el proyecto, que cambiaría de nombre a Singular Bank en enero de 2020. La marca Self Bank se mantiene como bróker, entre otras actividades. El directivo cree que puede hacerlo muy bien y revolucionar la banca privada, que piensa que debería tener más oficinas, aunque sin llegar a la amplitud de la era predigital. En Singular Bank está recuperando a su equipo de Banif, desperdigado por diversas empresas.
El acuerdo con UBS, que se ha retrasado algo más de lo previsto por el detallismo de los suizos, no incluye la división de banca de inversión ni tampoco la de gestión de activos. Singular Bank contará con un patrimonio gestionado de 20.000 millones de euros, de los que 14.000 millones provienen de UBS. La transacción no se cerrará hasta el tercer trimestre de 2022, tras conseguir las autorizaciones pertinentes. El negocio de banca privada de UBS seguía siendo rentable, aunque se había frenado en los últimos años.
Singular sigue, por tanto, de compras. En 2020 se hizo con Belgravia Capital, el negocio de MG Valores y la cartera de la filial española de la luxemburguesa Quintet Private Bank. Contará con una red de 11 oficinas, ubicadas en Barcelona, La Coruña, Las Palmas, Madrid, Málaga, Murcia, Sevilla, Valencia y Zaragoza, con la próxima apertura de una oficina en León. Marín empieza a tener un pequeño emporio de lo que más le gusta, la banca privada. Y él es el jefe.
Otros datos
Javier Marín es consejero del Instituto para las Obras Religiosas (IOR), conocido como Banco Vaticano, y del Dubai Islamic Bank.
Entiende bastante de empresas eléctricas, que le pillan cerca, además, por motivos familiares.