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Los fondos que le sacan más rendimiento al cambio climático

Lanzado hace tres años, el DWS Invest ESG Climate Tech logra el mejor retorno del periodo, con un avance de casi un 85%

Getty Images

La inversión con criterios ASG (ambientales, sociales y de buen gobierno) sigue creciendo en España, incluso supera ya a la tradicional con una cuota de mercado del 54%, según datos del Estudio anual Spainsif 2021.

Dentro de este tipo de inversión, los fondos que buscan oportunidades en la lucha contra el cambio climático son los más afianzados y con mayor historial. Repasamos los vehículos que están consiguiendo los mejores retornos.

Las energías renovables, las gestión de la escasez de agua o el transporte sostenible centran las principales estrategias

Encabeza la clasificación un fondo que celebra este mes su tercer aniversario, el DWS Invest ESG Climate Tech, con una rentabilidad de casi el 85% en ese periodo, un comportamiento que ha estado principalmente impulsado por la fuerte contribución positiva del sector industrial y tecnológico, seguido por el sanitario y el de servicios públicos. Por subtemas, “nuestra inversión en productores de biocombustibles, empresas que ofrecen soluciones para edificios energéticamente eficientes, toda la cadena de valor de la energía solar, desde operadores de parques solares hasta proveedores de componentes, los productores de nutrición animal y los operadores de centros de datos eficientes fueron los mayores impulsores de la buena rentabilidad del fondo”, señala su gestor, Tim Bachmann.

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También destaca que la cartera está bastante equilibrada, con un 60% de valores cíclicos y un 30-35% de defensivos. Esta característica ayudó a proporcionar cierto colchón de seguridad durante los últimos periodos de alta volatilidad, por ejemplo, durante “el conflicto comercial entre China y Estados Unidos en noviembre-diciembre de 2018, el coronavirus en febrero-marzo de 2020 y el aumento de los temores de inflación en abril-mayo de 2021”, dice Bachmann.

En segundo lugar encontramos al Pictet-Clean Energy, que gana un 78% en el periodo de tres años y se centra en empresas relacionadas con energía de fuentes renovables, así como eficiencia energética industrial, edificios verdes y movilidad eléctrica. Diversifica en países desarrollados y emergentes y combina valores defensivos con otros de mayor crecimiento; considera compañías de pequeña capitalización, pero evita las más volátiles y ya no invierte en infraestructuras de gas natural, “que fue combustible de transición”, opinan en la gestora. La estrategia está funcionando en estos meses de crisis sanitaria, ya que el aumento neto de flujos de inversión ha sido de 3.130 millones de marzo de 2020 a septiembre de 2021.

Interesantes

Coches. Los responsables del BGF Future of Transport, fondo centrado en compañías relacionadas con la transición a vehículos de bajas emisiones, esperan que las ventas de los coches eléctricos, “uno de los grandes símbolos de la transición hacia un modelo económico más sostenible”, crezcan a un ritmo del 15% de aquí a 2040.

Agua. BNP Paribas Aqua invierte en compañías que dan soluciones a la escasez de agua, seleccionando las relacionadas con la reducción de fugas, reciclado, test de calidad o reemplazo de infraestructuras. Según la entidad, en los próximos años se destinarán muchas inversiones en áreas como la calidad y la higiene del agua, por lo que el fondo tiene una sobreponderación en industrias que se irán beneficiando de ese proceso.

Nacional. Bankinter Eficiencia Energética y Medioambiente es el único fondo español entre los diez más rentables a tres años. La composición de la cartera se centra en cotizadas que ayuden a reducir la intensidad energética, a mejorar la productividad industrial y de procesos y a reducir el impacto ambiental del uso de combustibles fósiles.

Temático. Pictet Water nació hace 21 años, siendo pionero en inversión temática global basada en megatendencias. En la determinación del peso en cartera tiene en cuenta la exposición a asuntos controvertidos, excluyendo el agua embotellada. Invierte en empresas que proporcionan agua residencial, industrial y para la agricultura en el momento, la cantidad y la calidad precisas.

Deuda. El fondo de deuda privada IB Impact Debt Fund es la forma que tiene la gestora española Impact Bridge de mejorar el planeta, invirtiendo, por ejemplo, en One Acre Fund, que proporciona financiación en especie a pequeños agricultores en el África subsahariana.

Le sigue, con prácticamente el mismo retorno, el Schroder ISF Global Climate Change Equity, que se lanzó hace 14 años. Durante este tiempo “nuestra filosofía y método no han flaqueado”, afirma el equipo gestor. El mismo que asegura que no se trata del típico fondo sobre cambio climático: “No confiamos únicamente en medidas tradicionales como la huella de carbono. Vamos más allá.

Utilizamos herramientas y análisis propios para construir una imagen más detallada y precisa de cómo evolucionarán y se adaptarán las empresas y los sectores. Investigamos cómo afectará el cambio climático a los ingresos, los márgenes, los costes de explotación, las valoraciones y el impacto en toda la cadena de valor”, explican. Las tres principales posiciones son compañías tecnológicas: Alphabet, Microsoft y Amazon.

En cuanto al cuarto clasificado, el Nordea 1-Global Climate and Environment Fund, está cerrado a nuevos inversores. No obstante, para aquellos que quieran “desempeñar un papel activo en la transición hacia una economía sostenible inclusiva”, la gestora ha lanzado la estrategia Global Climate and Social Impact.

BNP Paribas Climate, por su parte, invierte en compañías que promueven un crecimiento sostenible y que ofrecen soluciones medioambientales a nivel global, y que al menos un 50% de sus ingresos provengan de transición energética, agua, alimentación sostenible y gestión de residuos. “El fondo tienen una sobreponderación en tecnologías de la información, industriales y materiales”, indican desde BNP Paribas Asset Management.

El universo del Mirova Europe Environmental Equity, de una afiliada de Natixis IM, se compone de cotizadas europeas (al menos un 80% de la cartera) y se mide frente al MSCI Europe Net Dividends Reinvested Index. Y entre los campos que explora en busca de oportunidades están las energías renovables, la energía de transición, la eficiencia energética y los recursos naturales, como los ciclos de producción agrícola-alimentaria y de agua.

Los criterios ASG interesan cada vez más a los españoles

Ya hay en España 345.314 millones de euros gestionados con criterios ASG (ambientales, sociales y de buen gobierno), un 21% más que en 2019. Detrás de ese crecimiento, según se analiza en el estudio La inversión sostenible y responsable en España 2021, presentado recientemente por Spainsif, están el impulso legislativo del Plan de Acción de Finanzas Sostenibles de la Unión Europea, la concienciación y madurez de los inversores y el desarrollo de la dimensión social de la inversión ASG para superar el impacto del Covid-19.

A tenor de los datos analizados, referidos al ejercicio 2020, del total del volumen en inversión sostenible en nuestro país, 228.551 millones de euros corresponden a entidades nacionales y 116.763 millones a activos de organizaciones internacionales comercializados en España.

Por otra parte, la integración ASG alcanza la cifra de 154.433 millones de euros, siendo la estrategia más usada a la hora de la inversión, con un 45% de los activos, seguida de las exclusiones, con 64.039 millones (19%) y del cribado basado en normas, con 44.991 millones (13%).

Otro dato interesante es el incremento de la inversión minorista frente a la institucional, que ha pasado del 19% al 21% en 2020.

Lo cierto es que la pandemia ha impactado en nuestros intereses de inversión. Según el estudio de Schroders, a los españoles nos atraen cada vez más las cuestiones medioambientales y sociales. En concreto, a la hora de invertir en fondos sostenibles, lo que más atrae a los españoles de esta tipología de producto es su amplio impacto medioambiental (52%), seguido de la alineación con sus principios sociales (38%). Curiosamente, el interés por la obtención de mayores rentabilidades ha disminuido en comparación con hace un año (36% en 2021 frente a 34% en 2020).

Además, el 58% de los españoles se muestra favorable a adoptar una cartera totalmente sostenible, siempre que puedan mantener el mismo nivel de riesgo y diversificación. De hecho, los mileniales (60%) están especialmente abiertos a este cambio.

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