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Los pacientes con terapias celulares CAR-T viven más

Tras dos años, el 50% de los enfermos con el tratamiento frente al cáncer continúa con vida

Getty Images

Hace dos años y medio, cuando se implantaron en España las terapias celulares CAR-T, la expectativa de vida de la mayoría de los pacientes con leucemia aguda o linfomas de alto grado que no habían respondido a ningún tratamiento se medía en meses. Hoy, el panorama es más esperanzador: al cabo de dos años, en torno a un 50% de los pacientes que se someten al tratamiento continúa con vida.

“Sin las CAR-T sería menos de un 10%. Se están confirmando los resultados de los ensayos clínicos. Es un tratamiento revolucionario, y esto es solo el principio de una larga historia de éxitos terapéuticos que vendrán”, afirma Concha Herrera, jefa del Servicio de Hematología y directora de la Unidad de Terapia Celular del Hospital Universitario Reina Sofía.

Los médicos alertan sobre las barreras de acceso y retrasos en la derivación

“Ofrecen una alternativa a pacientes que se habían quedado sin opciones terapéuticas, con respuestas muy superiores a las de otros tratamientos de rescate”, señala Fermín Sánchez-Guijo, jefe de sección de terapia celular del Servicio de Hematología del Hospital Universitario de Salamanca. Esto gracias a que consiguen, mediante un receptor artificial, que los propios linfocitos T de los pacientes acaben identificando y destruyendo las células tumorales.

“Esto en sí es totalmente innovador”, explica Sánchez-Guijo. Begoña Barragán, presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac) y de la Asociación Española de Afectados por Linfomas, Mielomas y Leucemias (AEAL), lo resume así: “Si hace 20 años me hubieran contado esto, habría pensado que era ciencia ficción”.

Costes y proceso de administración

Las CAR-T se administran en España bajo el paraguas del Plan de Abordaje de las Terapias Avanzadas, aprobado a finales de 2018 por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. En la actualidad, incluye dos tratamientos comerciales: Yescarta, de Kite Pharma (grupo Gilead), y Kymriah, de Novartis. El precio por paciente ronda los 320.000 euros, coste que el Ministerio de Sanidad solo paga en su totalidad a la farmacéutica –se desembolsa cerca de la mitad al iniciar el tratamiento– si el enfermo supera el umbral de los 18 meses, indica Herrera. Según el propio ministerio, se han realizado hasta la fecha 497 solicitudes, procedentes de las 17 comunidades autónomas”. De estas, casi el 90% han sido aprobadas en un plazo de entre “24 y 72 horas”.

“El plan liderado por Sanidad, con la colaboración de Gobiernos regionales y hematólogos, ha sido un éxito”, aseguran desde Gilead. “Es un ejemplo de colaboración multidisciplinar entre todos los especialistas y profesionales implicados en la administración de esta nueva generación de inmunoterapias”. La directora médica de Novartis Oncología, Reyes Calzada, expresa que se trata de “un hito transformador, no solo en cuanto a su potencial curativo, sino también en cuanto al gran paso en la consolidación de la nueva era de la medicina de precisión y las terapias avanzadas”.

Retos y barreras

Sin embargo, los expertos sostienen que, aunque el balance del plan de abordaje sea positivo, aún tiene margen de mejora. “Sobre todo en las barreras de acceso y en la agilidad de la derivación para que los pacientes puedan ser tratados lo más rápido posible”, reclama Begoña Barragán. A día de hoy solo hay once centros –nueve para adultos y dos pediátricos– autorizados para administrar esta terapia, cuya complejidad y potenciales efectos adversos serios requieren que los hospitales reúnan unas condiciones especiales.

“Es el punto débil del plan de abordaje”, dice Concha Herrera. “No es normal que en algunas autonomías haya varios centros y en otras ninguno. Un paciente de A Coruña se tiene que ir a Salamanca, a Madrid o a Barcelona, y no podemos olvidar que están gravemente enfermos”, añade. “Para algunas familias es complicado desplazarse porque el tiempo que tienen que estar fuera puede rondar el mes. Entonces, claro, hay unos costes asociados a recibir ese tratamiento y no todo el mundo los puede asumir”, incide Barragán.

Células reprogramadas como defensas

Las CAR-T (Chimeric Antigen Receptor-Modified T-Cells, por sus siglas en inglés) son una novedosa terapia génica y celular que consiste en extraer glóbulos blancos del paciente, incluyendo los linfocitos T. Estos linfocitos son reprogramados en un laboratorio para que puedan detectar las células tumorales y destruirlas, y luego son reintroducidos en el paciente.

Por el momento, su uso solo está aprobado para ciertos tipos de linfomas y leucemias, pero hay numerosos ensayos clínicos en desarrollo que buscan aplicar esta tecnología también para combatir tumores sólidos e, incluso, en enfermedades inflamatorias infecciosas. Además de las terapias comerciales de Gillead y Novartis, en España también se administra una CAR-T desarrollada por el Hospital Clínic de Barcelona, aunque solo en este centro.

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