Los gestores enfrían su optimismo sobre el crecimiento y elevan la liquidez a máximos de un año
Un 40% de encuestados sí cree que el rally del parqué europeo podría acabar este año
El temor al impacto económico por la nueva variante Delta, que ya se deja notar en China, ha calado en el ánimo de los gestores globales de fondos, según la encuesta del mes de agosto que realiza Bank of America. Su expectativa para el crecimiento global se ha enfriado y en el caso de la economía europea, apenas el 44% de los encuestados cree que el crecimiento en la región va a ir más allá en los próximos doce meses, el porcentaje más bajo desde junio, que muestra además un drástico recorte frente al 80% que sí esperaba más crecimiento en Europa en julio o el 94% que lo preveía en marzo.
Entre los gestores europeos, es ya mayoritaria (56%) la idea de que el ciclo de crecimiento económico alcanzará el pico este año, frente al 40% que tenía ese pronóstico el pasado. Ese freno al crecimiento no será motivo sin embargo para reducir posiciones en Bolsa, ni siquiera ante la perspectiva de la reducción de compras de la Fed ni ante el hecho de que las Bolsas de EE UU y el Stoxx 600 de Europa cotizan en máximos, a un ritmo continuado de récord sin precedentes en las últimas décadas.
El 51% de los encuestados cree que el rally de la Bolsa europea continuará el año próximo, el mismo porcentaje que el mes pasado, mientras que el 40% cree que finalizará en el cuarto trimestre de este año, un porcentaje que sí crece desde el 20% del pasado mes. Y menos del 5% de los gestores encuestados ve riesgo de caída para la Bolsa europea de aquí a final de 2021 aunque sí están tomando precauciones. Así, las posiciones en liquidez son las más elevadas en un año.
A nivel global, el 84% aguarda que la Fed anuncie la rebaja de sus compras de deuda antes de fin de año, sin que ello vaya a suponer un repliegue de la renta variable. Según destaca Bank of America, los gestores asumen que no hay otra alternativa a la Bolsa en términos de rentabilidad. De hecho, la aversión al riesgo y los rendimientos de la renta fija son demasiado bajos para elevar la asignación a bonos de las carteras.