Pekín eleva el temor a invertir en empresas chinas al presionar ahora al sector del videojuego
Tencent perdió 30.000 millones de capitalización este lunes. BlackRock cree que el furor regulatorio chino puede provocar volatilidad en el mercado
China sigue metiendo una enorme presión a las empresas tecnológicas de su país, que continúan sufriendo un duro revés en Bolsa. El último episodio se vivió ayer, cuando las acciones de las mayores empresas chinas de videojuego, entre ellas Tencent, cayeron con fuerza en la Bolsa de Hong Kong después de que un medio de comunicación oficial calificara a los videojuegos en línea de ser una “droga electrónica”.
Los títulos de Tencent llegaron a caer en la Bolsa de Hong Kong más de un 10%, para cerrar con un recorte del 6,75% (borrando unos 30.000 millones de euros de su capitalización). Otras como NetEase, CMGE y Yoozoo Interactive retrocedieron un 7,7%, un 13,59% y un 4%, respectivamente.
La publicación citó en concreto el juego Honor of Kings, de Tencent, y pidió más restricciones a la industria del videojuego tras señalar que muchos adolescentes se habían vuelto adictos a los juegos en línea y que ello estaba provocando un menor rendimiento académico y la proliferación de males como el insomnio, la miopía, la depresión o los conflictos intrafamiliares. “No se puede permitir que ninguna industria se desarrolle de una manera que destruya a una generación”, indicó el citado medio.
No es el primer golpe que asesta el Gobierno de Pekín a Tencent, que en 2020 obtuvo casi la mitad de su facturación (que ascendió a cerca de 74.000 millones de dólares) al segmento que denomina “servicios de valor añadido”, que engloba videojuegos y redes sociales. La compañía, que ayer dijo que introducirá medidas para reducir el acceso de los niños y el tiempo dedicado a su popular juego, también sufrió en Bolsa a finales de julio cuando Pekín le ordenó que pusiera fin a los acuerdos exclusivos de licencia de música que tenía con sellos discográficos de todo el mundo.
Y no es la única que sufre el furor regulatorio del Gobierno chino, que primero se aplicó a las grandes tecnológicas como Alibaba, que no solo fue sancionada con una multa récord de 2.800 millones de dólares por no cumplir las leyes antimonopolio sino que vio cómo el gobierno vetó la salida a Bolsa de su fintech, Ant Financial, y después, a las empresas privadas del sector educativo del país, a las que hace pocos días se les prohibió obtener beneficios.
El Nasdaq Golden Dragon China cae un 43% desde los máximos anuales de febrero
También Meituan (propietaria de una de las aplicaciones de entrega de comida), Didi (conocida como el Uber chino) y ByteDance (dueña de TikTok) han sido víctimas recientes de la presión del gobierno chino, que está provocando que los inversores internacionales teman invertir en compañías de este país, después de ver cómo algunas se desplomaban en Bolsa de un día para otro.
Por ejemplo, las acciones de Didi, el gigante chino del transporte compartido, se desplomaron un 30% en Nueva York a mediados de julio después de que se publicara que los reguladores chinos estaban considerando aplicar una sanción importante contra la compañía. A principios de julio, la Administración del Ciberespacio de China (CAC) ordenó a las tiendas on line que no ofrecieran la aplicación de Didi porque recopilaba ilegalmente datos personales de los usuarios. Las acciones de otras empresas chinas como la de transporte de camiones Full Truck Alliance y la plataforma de búsqueda de empleo, Kanzhum, también cayeron.
Turbulencias en Bolsa
Un claro reflejo de todo ello es el índice Nasdaq Golden Dragon China, que agrupa a las 98 empresas que obtienen la mayor parte de sus ingresos de China pero que cotizan en la Bolsa estadounidense, y que acumula un recorte en lo que va de año del 23,7%. Caída que se amplía al 43% desde los máximos anuales marcados en febrero. Entre los valores más castigados se encuentran firmas ligadas a la educación, como los ADR de Tal Education Group, que se desploma un 92% en Bolsa, o las firmas 17 Education & Technology y China Online Education, que caen un 91,4% y un 89,7%, respectivamente.
Desde BlackRock destacan que pese a las preocupaciones que han desatado entre los inversores las “severas medidas normativas [...] creemos que existe un riesgo limitado de que la intención de China de controlar ciertos sectores se replique en el resto del mundo, si bien puede dar lugar a volatilidad en el mercado”.
Algunos expertos consideran que China comete un error al perjudicar a su industria de software y redes sociales
Nordea, por su parte, apunta que el aumento de la regulación en China obedece a tres elementos: la mejora de la sensación de bienestar de los hogares y trabajadores, la sensación de que la economía cada vez está más dominada por grandes campeones nacionales casi monopolios y la seguridad nacional. “Unos elementos que, sin desaparecer, se están moderando a medida que el gobierno prosigue su revisión y estudia nuevos sectores”, dicen.
Enrique Dans, profesor del IE Business School, advierte, sin embargo, en su blog de que el Gobierno chino podría estar cometiendo un gran error en términos de generación de riqueza y empleo al perjudicar su industria del software y redes sociales, “hasta el punto de socavar la confianza que los fondos de inversión más importantes llegaron a tener en ellas”, a cambio de apostar por una industria del hardware y componentes “donde Pekín parece dispuesto a lo que sea con tal de obtener tecnología que le permita superar su déficit en el mundo de los chips”.
Según Dans, no hay evidencias, más allá de Huawei, de que los grandes conglomerados industriales chinos sean capaces de llegar a estar a la altura de los competidores occidentales, surcoreanos y taiwaneses más punteros. “Por el contrario, en el mundo del software y las redes sociales, todo parecía indicar, tras éxitos como el de ByteDance, que las compañías chinas podían plantearse ambiciosas salidas al exterior, pues pocos países cuentan con apps tan potentes como las llamadas superapps chinas, que sus usuarios utilizan prácticamente para todo, desde intercambiar mensajes hasta pagar”, indica.
Este experto pone como ejemplo los casos de Alibaba y Tencent, que entre los años 2016 y 2020 promediaron un retorno sobre su inversión del 18,9% y el 19,5%, respectivamente, mientras SMIC y Hua Hong estuvieron en cifras del 3,6% y el 7,4%.
En busca de visibilidad de inversores extranjeros
Supervisión. El supervisor del mercado estadounidense, la SEC, ha elevado las exigencias de publicación de riesgos de las salidas a Bolsa de empresas chinas en Wall Street. Circunstancia que es vista por los analistas como una oportunidad para la Bolsa de Hong Kong. Mientras que por parte del Gobierno chino se aplica desde principios de julio un estricto control para que todas las empresas que quieran cotizar en el extranjero se sometan a una amplia revisión de seguridad informática.
Mercado. Pero lo cierto es que la búsqueda de una base de inversores más amplia y un mercado de capitales más grande ha llevado a un buen número de empresas chinas a acelerar su salida a Bolsa en Wall Street. De hecho, según datos de Bloomberg en la actualidad hay 70 empresas que habrían iniciado ya el proceso.
Hong Kong. Desde Nordea, Sebastien Galy, su responsable de estrategia macroeconómica sobre China, cree sin embargo que los ADR chinos dejarán gradualmente de cotizar en Wall Street y volverán a hacerlo en Hong Kong si quieren obtener mayor visibilidad por parte de los inversores extranjeros. “China simplemente se está transformando de manera fundamental a medida que avanza hacia los servicios y el sector tecnológico se adelanta a este proceso”, explica.