El auge de una quinta ola de Covid amenaza con lastrar la recuperación económica
Cataluña y Cantabria anuncian el cierre del ocio nocturno, mientras Castilla y León presiona para imponer un nuevo toque de queda
El avance de la quinta ola de Covid estrecha distancias con la velocidad de crucero de la campaña de vacunación contra el coronavirus en España. Y a su paso, amenaza con lastrar los signos de una recuperación económica con la que empezaban a oxigenarse este verano los sectores de la hostelería, el turismo y el ocio nocturno, los más golpeados en el año de la pandemia.
Ante esta coyuntura, Cataluña ha anunciado este martes el cierre del ocio nocturno durante 15 días a partir del próximo viernes en espacios cerrados, sumándose así a la medida adoptada por el Gobierno regional de Cantabria, en 16 de sus municipios, por la cantidad de brotes activos de coronavirus vinculados a estos establecimientos.
En apenas dos semanas, la incidencia acumulada en España ha pasado de 92 casos por cada 100.000 habitantes a 225, un aumento que devuelve al país a las cifras de abril y que ha estado protagonizado por los más jóvenes. Como ejemplo, en solo un día, la incidencia de Covid en la franja de 20 a 29 años se disparó 77 puntos, hasta 717 casos por cada 100.000 habitantes.
“El virus se está propagando a una velocidad que no se había visto y hay que frenar la interacción social”, ha asegurado este martes la portavoz de la Generalitat, Patricia Plaja, cuyo Ejecutivo también impondrá restricciones en eventos que se celebren al aire libre ante la alta tasa de contagio de las nuevas variantes. La región registra la mayor incidencia acumulada a 14 días en el país, con 492 casos.
Pero el sector del ocio nocturno en Cataluña, que apenas cumple la segunda semana desde su reapertura, no ha recibido de buena gana las medidas anunciadas por el Govern. Joaquim Boadas, secretario general de la patronal Fecasarm, tachó de “ilegal” el cierre previsto por la región y anunció que recurrirán ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) por ser una medida “desproporcionada y contraproducente”.
Por su parte, el primer teniente de alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, insistió en que es preferible reforzar la seguridad ciudadana, en vez de “volver a cerrar un sector que ha sufrido mucho”. “Si con una vacuna o un test podemos coger un avión, también deberíamos poder acceder a un local de ocio nocturno”, afirmó.
Pero otras regiones, como Castilla y León, quieren subir el tono de las medidas para contener la propagación de los contagios. La Junta de Castilla y León pedirá este miércoles en el Consejo Interterritorial de Salud reimponer el toque de queda desde las 01.00 horas hasta las 06.00 horas y prevé acordar el adelanto del cierre nocturno a las 02.00 horas.
“Al virus le gustáis mucho. No se lo pongáis fácil”, ha reiterado este martes la consejera de Sanidad de la región, Verónica Casado, dirigiéndose a la población más joven que, según Casado, es un colectivo que resulta una “diana” para el virus porque no está vacunado, y se caracteriza por su elevada movilidad y contacto social.
Ante la previsión de que otras comunidades se sumen a la medida de limitar la movilidad nocturna, propuesta por Castilla y León, el ministro de Política Territorial y Función Pública, Miquel Iceta, ha negado que el Gobierno se esté planteando imponer un nuevo toque de queda generalizado en todo el país.
110.000 firmas en riesgo
El fin de las restricciones tras el estado de alarma impulsó el incremento de la demanda interna. Solo en la primera semana de junio, el consumo presencial con tarjetas de crédito españolas avanzó un 11% respecto a los niveles previos a la crisis, según los registros de CaixaBank. Y en estas mismas fechas, en las actividades de restauración y ocio, la facturación creció un 17%. Sin embargo, el regreso de las restricciones en los horarios y la movilidad acechan a las pymes que veían en el verano su salvación.
Según el barómetro de Gestores Administrativos del mes de junio, unos 175.000 negocios ya han desaparecido desde que empezó la crisis sanitaria y otras 110.000 empresas pueden desaparecer si se eliminan las medidas de contención como los ERTE y las moratorias.