La creación de empleo de mayo tras la alarma precisa continuidad
Las cifras de mayo reflejan vigorosamente el efecto rebote de la actividad tras el final de las restricciones
La progresiva vuelta a la normalidad de la actividad económica en España tras el final del estado de alarma ha tenido un reflejo inmediato en la evolución del empleo. El mes de mayo se ha cerrado con cifras históricas tanto en el número de desempleados registrados en los registros públicos de empleo (SEPE), que disminuyó en 129.378 personas y supone el mayor recorte de la serie histórica, como en la cifra de nuevos afiliados a la Seguridad Social, más de 210.000, que implica el mejor registro en tres años y la vuelta en términos absolutos a la situación previa a la pandemia. Pese a que el quinto mes del año es una buena época para el empleo, las cifras reflejan vigorosa y principalmente el efecto rebote de la actividad tras el final de las restricciones, hasta el punto de que la creación de puestos de trabajo en la tercera y segunda semana –inmediatamente posteriores al levantamiento del estado de alarma– duplica a la registrada en la última.
Aunque la irrupción de la pandemia de Covid-19 truncó bruscamente siete años de descensos del paro y seis ejercicios seguidos de creación de empleo, el buen registro de mayo refleja el comportamiento de determinados sectores frente al fin de las severas limitaciones de actividad, pero no puede extrapolarse todavía al conjunto de la economía, como tampoco borrar de un plumazo las grietas provocadas por la pandemia. Por un lado, porque hay que tener en cuenta el efecto de la estacionalidad sobre las cifras –marzo, abril y mayo son los mejores meses para el empleo–, hasta el punto de que si esa circunstancia se descuenta quedan todavía 141.000 empleos para volver a los niveles previos a la crisis sanitaria. Por otro, porque hay todavía más de medio millón de trabajadores en ERTE, 370.000 de los cuales están en suspensión total de actividad.
Esas cicatrices, no irreparables pero sí profundas, son claramente más visibles en unos sectores que en otros, como en el caso de la hostelería, o en unas regiones respecto a otras, como ocurre con Canarias por su fuerte dependencia del turismo extranjero. Todas esas diferencias constituyen señales de que el camino de recuperación del conjunto de la economía y del empleo no ha hecho más que empezar, y de que, además de los miles de negocios que han desaparecido engullidos por la crisis, hay muchas empresas que deben reiniciar poco a poco su actividad y que no están todavía en condiciones de contratar con un horizonte definido. La clave para que la creación de empleo se consolide es una política económica eficaz, coherente y orientada a las necesidades de los sectores productivos, una buena gestión de los fondos europeos y un ritmo de vacunación que permita a España recuperar la normalidad.
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