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A fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Covid-19: cómo fomentar de verdad la recuperación de los países más pobres

La propuesta de Biden de liberalizar las patentes en la OMC es un gesto a la galería. Para impulsar la vacunación, es necesario que Rusia y China aporten fondos al programa Covax

En muchos países desarrollados se empieza a vislumbrar el final del largo túnel que atravesamos desde la irrupción de Covid-19 en marzo de 2020. El coronavirus se ha cobrado la vida de 3,39 millones e infectado a 159 millones en todo el mundo. Aunque habrá un repunte con la apertura estival, la campaña de vacunación avanza rápidamente. En todos los países avanzados y muchos emergentes la disminución de fallecidos es notable. Algunas excepciones son India, Nigeria, Indonesia, Egipto, Argelia y Tailandia. Según las cifras de Our World in Data de la prestigiosa universidad de Oxford, a nivel global 335 millones de personas han recibido una dosis y 314 millones están plenamente vacunadas. Los 649 millones con protección parcial o total suponen el 10% de la población mundial.

El contraste entre los países ricos y pobres es grande. En EEUU, un 34% de la población está plenamente inoculada. El promedio en la UE es del 10%, con variaciones entre el retraso de algunos países escandinavos y bálticos (Finlandia 3,8%, Letonia 4,4%) y el 26% de Hungría. La mayoría de las grandes economías de la UE registra tasas de vacunación plena de entre el 9% y 13%: Alemania 9,3%, Polonia 9,7%, Francia 11,7%, Italia 12,5%, España 13,3%. El Reino Unido ha inmunizado al 26% e Israel al 58% de su población. Australia está muy rezagada, pero se ha aislado del mundo con un confinamiento extremo. Con algunas excepciones, muchos países desarrollados y algunos emergentes (Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Chile, Uruguay) habrán logrado vacunar a la mayoría de su población adulta a finales de otoño.

El Panorama Económico Mundial de primavera del FMI pronosticó que este año la expansión del PIB de los países emergentes (6,7%) superaría por poco a la de los países avanzados (5,1%). El FMI tituló su informe Gestionando divergencias en la recuperación. En efecto, la proyección de crecimiento del PIB para América Latina y el Caribe es de 4,6%, y la de Brasil 3,7%. En América del Sur únicamente 27 millones sobre una población total de 435 millones han sido vacunados. Los países en vías de desarrollo necesitan aumentos de vacunación y PIB mayores. El Banco Mundial calcula que 124 millones de personas han caído en la pobreza extrema en 2020 debido a la pandemia, el primer ascenso desde 1997.

La gran apuesta europea y de cara a los países pobres era AstraZeneca, con su reducido precio (4 dólares por dosis) y compromiso de proveerla a precio de coste. Covax esperaba recibir 1.500 millones de dosis de AstraZeneca en 2021. La Comisión Europea ha demandado a la comapñía ante los tribunales por su incumplimiento contractual de suministro. Incluso con la presión legal, se prevé que la farmacéutica anglo-sueca entregue en el primer semestre sólo 100 de las 300 millones de dosis a las que estaba obligada.

Con la excepción de AstraZeneca, la FDA de EEUU y la Agencia Europea del Medicamento de la UE han autorizado las mismas vacunas: Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson/Janssen. Pero la producción de dichas multinacionales no es suficiente para abastecer a los países ricos, emergentes y pobres. Por ello muchos países no desarrollados han recurrido a las vacunas de China y Rusia. Hasta su autorización reciente de Sinopharm, la OMS únicamente había aprobado las inoculaciones de Pfizer, Moderna, Johnson & Johnson (Janssen) y AstraZeneca.

Ante este escenario, la Administración Biden ha reclamado que se liberen las patentes de las farmacéuticas occidentales. La propuesta fue rechazada por diversos países europeos, para los cuales el reto es elevar la producción y distribución de vacunas, no desproteger la propiedad intelectual. La sugerencia de la Casa Blanca está destinada a la opinión pública y no tiene ninguna posibilidad de prosperar. Requeriría unanimidad entre los 164 países miembros del acuerdo sobre aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio (ADPIC) de la Organización Mundial del Comercio.

La OMC no ha logrado unanimidad en ningún tema desde el lanzamiento de su ronda de Doha en 2001. Las farmacéuticas occidentales no invertirán ni se esforzarán como lo han hecho frente a Covid-19 si su tecnología se entrega a los enemigos de Occidente. El programa Covax gestionado por la OMS pretendía distribuir 2.000 millones de dosis para finales de año, con 1.300 millones destinadas a 92 países pobres. La UE con 2.600 millones de dólares y EEUU con 2.000 millones son las principales fuentes de financiación de Covax, cuyos fondos totales son de 6300 millones.

Desde su liderazgo tecnológico, EEUU y la UE deben presionar a China, Rusia y otras potencias emergentes para que proporcionen fondos a Covax. Rusia se niega a hacerlo si la Agencia Europea del Medicamento y la OMS no autorizan su vacuna Sputnik V. Desgraciadamente, las vacunas más baratas (AstraZeneca y Johnson & Johnson) son las que han provocado más efectos secundarios. Un fondo bien dotado de Covax le permitiría adquirir más de 800 millones de vacunas y negociar precios razonables con las farmacéuticas.

Es necesario evitar que los países negocien acuerdos bilaterales con precios superiores a los que ofrece Covax. Pfizer, cuyos beneficios ascenderán a 26.500 millones este año, no debe aprovecharse de la situación. Se debería restringir la entrega de vacunas a administraciones públicas cuyo liderazgo (Brasil) desafía las reglas básicas para frenar el contagio o fabrica y exporta vacunas no autorizadas por la OMS. El Banco Mundial y los bancos regionales de desarrollo deben coordinar sus proyectos con la OMS y las agencias de promoción de desarrollo de los países avanzados. El FMI puede incorporar buenas prácticas respecto a Covid-19 en la negociación de sus préstamos. Las crisis económicas internacionales, independientemente de su origen, solamente se superan con unas instituciones transparentes. Si China y Rusia lo impiden, las democracias deben coordinar su actuación para paliar el perjuicio a los más pobres.

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