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Renta variable

El mercado se prepara para una corrección en mayo tras el rally bursátil

Un cambio en el tono de los bancos centrales podría desencadenar las caídas

Bolsas en el año
Belén Trincado / Cinco Días

El Ibex sube más de un 9% en los cuatro primeros meses del año, un muy buen resultado tras el desplome del 15% de 2020. Europa replica un comportamiento similar, con un alza del Euro Stoxx del 12,5% –tras caer un 5% el año pasado–, mientras al otro lado del Atlántico se siguen superando máximos y el S&P 500 acumula una revalorización del 11%. Un rally de inicio de año que hace temer a los inversores que se cumpla el dicho sell in May and go away.

Los datos de la penúltima jornada del mes podrían incrementar estos temores. El Ibex conquistó ayer nuevos máximos, superando los 8.800 puntos por primera vez desde febrero de 2020 al sumar un 0,27%, mientras que el resto de parqués europeos y Wall Street se anotaron ligeras pérdidas pese a los buenos datos macroeconómicos y los resultados de tecnológicas como Apple o Facebook, que superaron las previsiones.

Los datos históricos justificarían el miedo a este desplome. En 2019, el Ibex cedió un 6% en mayo tras subir un 8% hasta abril. También cayó un 5% en el quinto mes de 2018, aunque arrastraba ya unas pérdidas anuales del 2%. "El viejo refrán no es una ley, aunque es de esperar que haya turbulencias", apunta Hans-Jörg Naumer, director global de capital markets & thematic research de Allianz Global Investors. El fuerte estado de ánimo entre los inversores, el entorno de sobrecompra bursátil o la disminución de la volatilidad son algunas señales, explica.

Asimismo, los analistas señalan como potenciales desencadenantes las optimistas previsiones macroeconómicas y los posibles cambios de discurso de los bancos centrales. "Va a ser un año de fuerte recuperación económica y de unos beneficios empresariales buenos, pero tenemos la sensación de que los precios actuales ya recogen estas expectativas", explica Ángel Olea, socio y director de inversiones de Abante.

Esta recuperación podría ir de la mano de un cambio de estrategia del Banco Central Europeo o de la Reserva Federal de EE UU. Según Olea, tras unos meses de mayo y junio que ya serán buenos también en Europa por el avance de la vacunación, y después de un primer y un segundo trimestre de crecimiento positivo en

EE UU, en las reuniones de junio "los bancos centrales irán preparando al mercado para las reducciones del programa de compra de activos que ya se producirán de cara a diciembre". "El peligro puede venir porque el mercado esté un poco más complaciente con que los estímulos monetarios van a estar fuertes durante más tiempo y, a la vista de un buen segundo trimestre, empiecen a cambiar esos mensajes", explica.

De hecho, Patricia García, analista de Macroyield, no descarta que "este año sea el de sell in June, con la campaña de resultados ya amortizada y con la posibilidad de que los bancos centrales comiencen a enseñar unas cartas más restrictivas".

En cualquier caso, Naumer recuerda que el refrán continúa: "recuerda volver en septiembre" (but remember to come back in September). Y es que lo habitual es que el mejor periodo del año para la renta variable transcurra entre octubre y abril, por lo que, aunque los mercados pierdan fuerza en los próximos meses, la podrían recuperar a la vuelta del verano, entre otras razones, porque las perspectivas del año son positivas, subraya Olea. Además, apunta que, con los tipos tan bajos, "no hay una alternativa a la renta variable".

El bono alemán vuelve a niveles de la pandemia

Deuda. El compromiso mostrado por los bancos centrales de mantener sin cambios sus políticas monetarias no termina de convencer al mercado. La recuperación de la economía estadounidense unido a unos datos de inflación publicados reactivaron ayer los alertas. Animados por una mejora en las expectativas de inflación, los inversores aprovecharon la ocasión para deshacer posiciones en la renta fija, un movimiento que empujó al alza los rendimientos de la deuda. La rentabilidad del bono español cerró en el 0,475%, máximos del pasado febrero, si bien en niveles intradía llegó a tocar cotas no vistas desde junio. Más acusado fue el ascenso de los rendimientos de la deuda alemana a 10 años que, aunque sigue registrando tipos negativos, perfora la barrera del -0,2% y se sitúa en el -0,19%, niveles que no se veían desde marzo de 2020 cuando el estallido de la crisis y la inacción inicial del BCE provocó la desbandada de los inversores.

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