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Medidas para que pymes y autónomos reduzcan el impacto ambiental

Cómo incorporar alternativas saludables y sostenibles a las nuevas formas de trabajo.

La pandemia ha supuesto un cambio en la vida de todos y en la forma de relacionarnos. En el ámbito laboral, las empresas han tenido que adaptarse a las restricciones y nuevas formas de trabajar, incorporando nuevos protocolos para poder continuar con la actividad empresarial. Al mismo tiempo, se luchaba por continuar ofreciendo los productos o servicios al cliente final, y que las consecuencias fueran las menos posibles para los empleados. Estos cambios que trajo la “nueva normalidad” supusieron un gran esfuerzo por parte de las grandes empresas, pero más aún para los autónomos y pymes.

Mejora en el impacto medioambiental

Sin embargo, el impacto medioambiental de todos estos cambios ha sido muy positivo. Fundación Vida Sostenible ha realizado un estudio en el que se ha comparado el impacto medioambiental y las emisiones asociadas a las actividades empresariales antes de la pandemia y una vez finalizó el primer estado de alarma. Entre las principales conclusiones de este análisis se puede extraer que el teletrabajo, así como el aumento de las ventas online y la reducción de los viajes laborales, han reducido el impacto negativo en el medo ambiente y, por tanto, se ha notado una mejora muy reseñable en el desempeño medioambiental en las compañías.

A raíz de este análisis y sus conclusiones, la Fundación Vida Sostenible ha elaborado la “Guía de Buenas Prácticas para pymes y autónomos”, que ha publicado el Ministerio de Trabajo. En este documento se plantean una serie de medidas para poner en marcha y mejorar el impacto medioambiental en los nuevos espacios de trabajo. Muchas de las nuevas formas de trabajar van a quedarse, como el trabajo en remoto, por lo que también estas propuestas incluyen acciones concretas para aplicar en el teletrabajo.

Guía de buenas prácticas medioambientales para pymes y autónomos

La guía incluye hasta veinte propuestas en las que se especifican las acciones e ideas para poder ponerlas en práctica. Además, cada una de ellas viene acompañada de un gráfico explicativo en el que se cruzan, por un lado, los cinco componentes medioambientales que pueden implicarse: agua, energía y cambio climático, residuos y materiales, riesgos tóxicos y salud, sociedad y paisaje. Por el otro, las cinco actividades en las que se puede implicar a la empresa: limpieza, mantenimiento y mobiliario, iluminación y climatización, equipamientos y operación de equipos, gestión y RSC y movilidad, transporte y distribución. A continuación, vamos a exponer las veinte buenas prácticas que propone el documento.

  1. Mejorar la iluminación del espacio. Especialmente en el teletrabajo, que se han tenido que adaptar zonas del hogar. Para favorecer este punto hay que procurar la luz natural o, en su defecto utilizar lámparas led.
  2. Controlar el consumo de energía para la climatización. Establecer horarios, cambiar contratos, etc. para reducir el consumo.
  3. Apoyo de la empresa en el espacio del teletrabajo. La propia compañía debe ayudar al empleado a que tenga un buen clima en su trabajo en remoto.
  4. Mejorar el contrato del suministro eléctrico.
  5. Buen uso y compra (si se precisa) de equipos informáticos eficientes.
  6. Realizar un teletrabajo saludable. Se refiere sobre todo a la alimentación del empleado (al estar en casa es fácil abusar de la comida basura o el picoteo), el tabaquismo, el sedentarismo, etc. En general, la idea es que la empresa elabore una guía en la que se fomente estilo de vida saludable.
  7. Reducir la producción de residuos. El reto Zero Waste consiste en el cambio de hábitos a la hora de comprar determinados materiales y, sobre todo, en introducir el reciclaje en la rutina del hogar.
  8. Eliminación de los compuestos tóxicos del ambiente. Se pretende eliminar de manera paulatina el uso de limpiadores, lejías o quitagrasas y sustituirlo por productos más naturales como el jabón o el vinagre.
  9. Transporte mejorado para empleados. Para los desplazamientos que haya que realzar a la oficina o local de trabajo, fomentar el transporte público, la bicicleta, caminar o compartir vehículo entre compañeros.
  10. Buena gestión de los desplazamientos de los clientes y proveedores. De igual manera que el punto anterior, indicar siempre transportes sostenibles, ofreciendo las formas más ecológicas de llegar.
  11. Viajes por cuenta de la empresa. Siempre que sea posible., poner un servicio de lanzadera o rutas para facilitar el transporte de los empleados.
  12. Buscar la economía circular. La idea es implantar poco a poco sistemas de producción sin impacto medioambiental de manera que todo lo que se vaya instalando en la empresa se retroalimente y vaya en busca del uso de energías renovables.
  13. Economizar agua y energía.
  14. Mejora de los empaquetados y embalajes. Buscar siempre envases biodegradables, compostables o que procedan de materiales reciclados.
  15. Buscar alternativas digitales para los materiales informativos: reuniones presenciales, envío de correos electrónicos, etc.
  16. Organización de la distribución de la paquetería. Sobre todo procurar que las entregas se hagan a la vez y no fomentar “viajes de más”.
  17. Vehículos sostenibles. Abogar, cada vez más, por vehículos eléctricos, híbridos, etc.
  18. Priorizar proveedores cercanos y sostenibles.
  19. Buscar ser una empresa ODS (objetivos y metas de desarrollo sostenible) y ejemplo de sostenibilidad.
  20. Empleados y clientes aliados de la sostenibilidad. Transmitir una cultura empresarial saludable y sostenible.

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