Cómo evolucionan los mercados tras un año con la COVID-19
Los mercados sufrieron caídas históricas al inicio del estallido de la pandemia que afectaron a todos los sectores. Las vacunas han mejorado las perspectivas para 2021 y se han ampliado las oportunidades de inversión en tecnología, salud y renovables
Hace un año que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaraba la pandemia de la COVID-19 (11 de marzo) y que el Gobierno español decretaba el estado de alarma (14 de marzo). En aquel momento el mundo se asomaba al abismo, con una incertidumbre inaudita tanto del lado sanitario como del económico y social. Las ciudades se silenciaron con la actividad reducida a los servicios esenciales y se producía un confinamiento a nivel nacional que duraría hasta junio, con una desescalada desigual y múltiples olas posteriores con sus respectivas restricciones autonómicas.
La COVID-19 y su impacto en las bolsas
Las bolsas fueron las primeras en reflejar lo que se avecinaba: una nueva recesión. El IBEX 35 registraba su peor sesión en la historia con un descenso del 14,06% el 12 de marzo. Ese mismo día, el índice alemán DAX 30 y el francés CAC 40 bajaban más del 12%, el italiano FTSE MIB 30, el 17%, y Wall Street, por encima del 10%.
Las ventas fueron indiscriminadas. Todos los sectores se vieron afectados por la corriente pesimista. “La crisis sanitaria llegó en un momento en el que los mercados se encontraban en una fase madura, aunque fue algo imprevisible; nadie estaba preparado para lo que ocurrió”, explica Pedro del Pozo, director de inversiones en Mutualidad de la Abogacía.
La interrupción de la movilidad llevó el precio del Brent, el de referencia en Europa, al valor más bajo desde 1999: hasta los 19,19 dólares el barril. Un año después, ha superado los 69 dólares.
Tras caídas históricas en marzo de 2020, las bolsas se estabilizaron y la mayoría emprendió el camino hacia la recuperación. Esta mejora permitió enderezar el balance anual; en el caso del IBEX 35, la caída al cierre del ejercicio quedó en el 15%.
“Todas las bolsas mundiales registraron caídas importantes a lo largo de 2020. Si bien es cierto que durante los primeros meses de la pandemia los inversores recogieron beneficios, acto seguido fueron canalizando sus ahorros hacia otros mercados como el de Estados Unidos (EE.UU.) y los emergentes, y hacia otros sectores como el tecnológico”, explica Rodrigo Yagüe, profesor de OBS Business School.
Estímulos, liquidez y tipos de interés bajos
Durante todo el año, los bancos centrales apoyaron a los mercados con una serie de programas de estímulos monetarios, algunos sin precedentes; hicieron inyecciones masivas de liquidez para evitar el colapso ante el pánico generalizado; y realizaron compras de activos públicos y privados. Actualmente, los tipos de interés permanecen en mínimos históricos, algo positivo para el coste financiero de los Gobiernos y de las empresas y para aquellas familias que buscan financiación. “Con tipos mucho más bajos estamos ante una situación ventajosa al pedir una hipoteca”, reflexiona Antonio Saiz, director de Oferta de Ahorro e Inversión de Banco Sabadell en el Podcast de Banco Sabadell. Es decir, los préstamos pueden ser más baratos.
Ahora, el Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado que va a intensificar el ritmo de compras mensuales de deuda a través de su programa de compras contra la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés) en el próximo trimestre, tras haber examinado las condiciones de financiación y las previsiones de inflación. Este programa, puesto en marcha en marzo de 2020 por el organismo que preside Christine Lagarde, tiene un volumen total de 1,85 billones de euros y su fecha límite de compras netas es marzo de 2022.
Además del Fondo de Recuperación Europeo, también conocido como Next Generation EU, por valor de 750.000 millones de euros y aprobado el año pasado, para hacer frente a los daños económicos y sociales provocados por la crisis derivada de la COVID-19.
Por su parte, el presidente de EE.UU., Joe Biden, acaba de conseguir la aprobación por parte del Senado americano de un paquete de medidas económicas para combatir la crisis. Entre ellas se recoge el pago directo de 1.400 dólares a los contribuyentes que tengan ingresos inferiores a los 75.000 dólares anuales y ayudas al desempleo. La Reserva Federal (Fed) está comprando 80.000 millones de dólares mensuales en bonos del Tesoro y otros 40.000 millones de dólares en activos hipotecarios.
¿Cuál es la previsión en 2021?
Con toda la artillería trabajando para la recuperación e iniciado el calendario de vacunación en el mundo, se han ido revisando al alza las previsiones económicas y cambiando las estrategias de inversión.
Para los beneficios empresariales se maneja un crecimiento superior al 30% en Europa, que en el caso de España probablemente sea aún mayor. Las cotizadas del IBEX 35 registraron en conjunto unas pérdidas históricas de más de 8.000 millones de euros en 2020.
En cuanto a la economía, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) acaba de elevar la estimación de crecimiento del producto interior bruto (PIB) para España al 5,7% en 2021, en línea con lo que espera la Comisión Europea (5,6%), tras sufrir el mayor derrumbe de entre los países desarrollados el pasado ejercicio (-11%).
En esta caída de la economía española fueron decisivos el sector turístico y el de servicios. Compañías como Meliá Hotels e International Airlines Group (Iberia, Aer Lingus, British Airways, Level y Vueling Airlines) perdieron un 65% y un 70% entre enero y marzo de 2020, respectivamente.
2021 ha comenzado con buenas expectativas para las bolsas, pero siguen muy condicionadas por la evolución de la pandemia, que aún genera confinamientos locales, y por la evolución de las campañas de vacunación.
Los valores tecnológicos han comenzado a corregir tras el rally alcista del ejercicio anterior, dando paso a los más castigados, los más expuestos al ciclo económico. “La recuperación de la Bolsa española dependerá de la combinación de dos fuerzas: por un lado, la evolución de sectores y empresas encuadradas en los grupos de mayor peso (banca, telecomunicaciones, construcción, turismo), y por otro, compañías que están reorientando sus negocios”, explica Domingo García Coto, director del servicio de estudios de Bolsas y Mercados Españoles (BME).
La Bolsa española permanece algo rezagada del resto. Ha recuperado un 40% desde los mínimos de marzo de 2020, frente a las subidas de más del 60% que experimentan el DAX 30 o el CAC 40 y del 70% de los índices estadounidenses, que tienen un gran componente tecnológico.
¿Cuáles son las tendencias de inversión?
Las apuestas de inversión del presente y del futuro más inmediato se centran en las megatendencias. Y en ese grupo, los sectores relacionados con la salud (farmacia y biotecnología), las renovables, la tecnología y las compañías con criterios ESG (siglas de environmental, social and governance en inglés) ocupan posiciones de preferencia en las carteras de los gestores.
La digitalización ha acelerado su proceso de crecimiento con la pandemia, y hay cambios que han llegado para quedarse, como el teletrabajo, la automatización y la robótica.
El ámbito de la salud no solo abarca la salud como tal, sino también los cambios demográficos como el envejecimiento de la población que requerirá de un mayor cuidado. La digitalización también está siendo fundamental en este sector; por ejemplo, para la telemedicina o la cirugía robótica.
En cuanto a los criterios ESG, el Acuerdo de París, al que se acaba de reincorporar EE.UU. tras la victoria de Joe Biden y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas tienen comprometidos al mundo en la lucha contra el cambio climático. China, Corea del Sur y Japón, que están entre los principales emisores de CO2, serán neutros en carbono entre 2050 y 2060. Por su parte, Europa se ha marcado 2050 como año objetivo para alcanzar su neutralidad en carbono, para lo cual, entre otros planes, contará con el impulso de los 750.000 millones de euros del Fondo de Recuperación Europeo, de los cuales un 37% irán destinados a la transición ecológica.
La pandemia deja, un año después de su inicio, un amplio abanico de oportunidades de inversión entre valores excesivamente castigados, los que se beneficiarán de la recuperación y las nuevas tendencias.
Al mismo tiempo, es importante tener en cuenta la evolución de la inflación, ya que toda inversión para ser rentable debe intentar batirla, para al menos no perder poder adquisitivo. En este sentido, el BCE prevé que la inflación suba al 2% en el cuatro trimestre de este año.
El último estudio sobre el ahorro de las familias elaborado por la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones (INVERCO) en colaboración con el Banco de España, muestra que los españoles atesoraban en septiembre de 2020 casi 2,43 billones de euros, de los cuales un 42% se encontraba en efectivo y en depósitos.
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